Card. Napier: Me encantaría que la Adoración Perpetua fuese uno de los principales resultados del Sínodo
¡Me encantaría que la Adoración Perpetua fuese un resultado importante, si no el más importante, del Sínodo 2014-5 sobre la vocación y misión de la familia!
Es sólo un tuit en respuesta a un comentarista, lo sé pero me ha emocionado tanto que no me importa convertir una anécdota en categoría. El Cardenal Napier quizá sea el mejor obispo tuitero del colegio episcopal. Es una respuesta fresca, natural, a botepronto, «ex abundantia cordis…».
Desconozco si lo ha propuesto formalmente —me encantaría que sí— y no os digo nada de la enorme alegría que me produciría «ese resultado»
Primero, porque de verdad responde al objeto del Sínodo: «La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo», pegados al Señor». Es construir la casa sobre la roca, confiar todo a Él, fuente de todas las gracias, también las del perdón y la misericordia. Ojalá el documento sinodal sea pastoral y no sociología barata.
Segundo, porque no sólo «familia que reza unida permanece unida», también porque el acto de adoración tiene muchas implicaciones personales a nivel ascético, contraculturales.
Tercero, y quizá más importante, por lo que implica en todo el debate en torno a la «Misericordia». El cardenal Marx gimoteaba el otro día de que lo peor del Sínodo es que el Cardenal Pell le había llamado kasperita en una entrevista al Il Foglio contraponiendo su sector al de los ratzingerianos. Curioso que ninguno de los «ratzingerianos» lo haya tomado como un insulto.
Y es que la base de la teoría de la misericordia de los kasperitas parte del error fundamental de confundir a Dios con uno de sus atributos, la misericordia. Es una mezcla de causa y efecto para poder encajar todas sus conclusiones. De ese modo en el libro de Kasper «La Misericordia, clave del Evangelio y de la vida cristiana» se termina despersonalizando a Dios y disolviéndolo en un atributo relativo. Con ese artificio consigue poner, por ejemplo, la misericordia por encima de la justicia.
En cambio para Ratzinger, Dios es una Persona. Como lo detalla ‘cielinamente’ en DCE:
Hemos creído en el amor de Dios: así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.
La Adoración al Santísimo, por todo lo que supone, despeja todas las dudas. En especial las que tienen que ver con el significado real de los sacramentos de la confesión y la Eucaristía. En algunas declaraciones de padres sinodales, a veces, es difícil reconocer la doctrina católica sobre el tema.
Lo dicho, ojalá el Cardenal Napier lo haya propuesto y no sólo sea un tuit.
6 comentarios
¡Que alguien les diga que allá pueden trabajar sin tanta oposición como la encuentran aquí entre nosotros!
Y el relator en castellano, otro prelado preclaro. Menudo manipulador.
Pobre cardenal Napier, que solo se debe sentir en algún momento.
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