«Somos iglesia», Paprocki y los 20 años de la «Ordinatio Sacerdotalis»
Se acerca una pareja de Testigos de Jehová a un ateo en el metro intentando «convertirle», a lo que responde el paisano: «no creo en la Iglesia Católica que es la verdadera, voy a creer en la tuya». He oído esta anécdota con distintos protagonistas y lugares, así que se non è vero, è ben trovato.
Ayer la Iglesia dio respuesta de un modo muy visible a la vieja afirmación de un viejo grupo, «Somos Iglesia», pues no, «no sois Iglesia». Que como en la anécdota no se refieren a ‘cualquier’ Iglesia, sólo a la Iglesia Católica, a los que ellos de modo implícito consideran la verdadera. En otras autodenominadas iglesias habrían tenido un estupendo encaje personal e intelectual.
También ayer, el obispo de Springfield, Paprocki (entrañable conocido de este blog) ha hecho pública la excomunión a Mary F. Keldermans, por «hacerse hacer sacerdotisa». Si alguno tiene curiosidad por saber cómo es una excomunión puede verlo haciendo clic en este enlace.
En ambos casos no es más que una medida de misericordia y maternal de la Iglesia, que se toma a sus hijos mucho más en serio que ellos mismos y que está encaminada a la salvación de las almas.
A mí, por otro lado, me ha llamado la atención la coincidencia de estos dos actos con el 20º aniversario de la publicación de la «Ordinatio Sacerdotalis», que precisamente fija la doctrina sobre este asunto. Carta Apostólica escrita con motivo de las sacerdotisas anglicanas y que sirvió
- para recoger y actualizar la tradición próxima de la Declaración «Inter insigniores», que a su vez sintetiza la Escritura, el Magisterio, la Tradición de la Iglesia
- para cerrar el asunto: «Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia»
Es una breve carta que en su aniversario recomiendo vivamente volver a leer y meditar, es un dechado de cariño por el papel de la mujer en la Iglesia y por el sacerdocio.
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Oremos por ellas.
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