Santa Teresita y Santa Juana de Arco
Hoy, 1º de octubre, es la fiesta de Santa Teresa de Lisieux, Santa Teresa del Niño Jesús, Santa Teresita: infancia espiritual, doctora de la iglesia, misiones, conversión, abandono …
Pero existe el riesgo, como con San Francisco de Asís, que su espiritualidad quede secuestrada por los «power flower». Santa Teresita también era una patriota, no en el mejor sentido de la palabra, en el que tiene. Admiradora de Santa Juana de Arco le encantaba representarla en obras de teatro. En 1894 compuso un poema pidiendo su canonización.
1 Dios vencedor, tu Iglesia, toda entera,
rendir pronto quisiera honor en los altares
a una virgen y mártir, a una niña guerrera,
cuyo nombre resuena ya en el cielo.Estrib. 1 Por tu poder,
¡oh Rey del cielo!,
dale a Juana de Francia }
aureola y altar. } bis2 Para salvar a Francia, a la Francia culpable,
no desea tu Iglesia ningún conquistador.
A Francia solamente Juana puede salvarla:
¡todos los héroes juntos pesan menos que un mártir!3 Juana es obra maestra de tus manos, Señor.
Un corazón de fuego y un alma de guerrero
diste a la virgen tímida,
coronando su frente de lirio y de laurel.4 En su humilde pradera oyó voces del cielo
que a los campos de lucha la llamaban.
Partió rápidamente para salvar la patria,
y, tierna jovencita, a soldados mandó.5 De los fieros guerreros Juana ganó las almas:
el resplandor divino de este ángel de los cielos
y su mirada pura y su palabra en llamas
hicieron que las frentes atrevidas
al suelo se inclinaran.6 Por un prodigio, entonces, que es único en la historia,
un monarca cobarde y tembloroso
reconquistó su gloria y su corona
valiéndose del brazo de una débil doncella.7 Mas no son éstas las victorias grandes
que de Juana hoy queremos celebrar;
la verdaderas glorias que en ella celebramos
son y serán por siempre, ¡oh Dios!,
sus virtudes, su amor.8 Salvó a Francia en los campos de batalla,
mas su grandes virtudes
necesitaban el divino sello
del sufrimiento amargo,
que fue el sello bendito de su Esposo, Jesús.9 Sobre la pira en llamas sacrificó su vida,
y en aquel mismo instante
ella escuchó las voces de los santos,
abandonó el destierro por la Patria,
el ángel salvador se remontó a los cielos…10 Tú eres, pura doncella, nuestra dulce esperanza,
escucha nuestras voces, ven de nuevo a nosotros.
Baja y convierte a Francia,
y por segunda vez ven a salvarla.Estrib. 2 Por el poder
del Dios de las victorias,
¡salva, salva a tu Francia, }
ángel libertador! } bis11 Hija de Dios, bellos fueron tus pasos,
arrojando al inglés de tu nación.
Mas no eches en olvido
que en los días primeros de tu infancia
te dedicabas a cuidar corderos.Estrib. 3 Sé tú la defensora
de los que nada pueden,
conserva la inocencia }
en las cándidas almas }
de los niños. } bis12 Tuyos, ¡oh dulce mártir!, son nuestros monasterios,
tú sabes que las vírgenes hermanas tuyas son;
y sabes que el objeto de sus ruegos
es, como fue el objeto de los tuyos,
ver que en todas las almas reina Dios.Estrib. 4 Salvar las almas
es su deseo,
de apóstol mártir }
dales tu llama. } bis13 Muy lejos de nosotros huirán temor y miedo
cuando la Iglesia ensalce la figura
de Juana, nuestra Santa,
coronando su frente, limpia y pura.
Entonces cantaremos:Estrib. 5 En ti tenemos puesta
toda nuestra esperanza.
¡Oh, ruega por nosotros, }
santa Juana de Francia! } bis
La traducción española no es buena, pero me gusta. Santa Teresita murió en 1897, se ‘perdió’ la beatificación de la Doncella de Orleans (1909).
A veces pienso hay mucho católico que pide al Señor que envíe santos que «solucionen el asunto». La petición es buena, y sostengo que es la única eficaz, pero no sé si pueden –podemos– como Santa Teresita pedir en primera persona:
«Quería Jesús concederme el martirio del corazón o el martirio de la carne; preferiría que me concediera ambos».
Eso de pedir para los demás el martirio es un poco caradura, ¿no? ¿Estamos dispuestos?
Nota
En la foto que ilustra esta entrada se puede ver a Santa Teresita representando a Juana de Arco durante su cautiverio, de ahí las cadenas.
32 comentarios
Es la primera vez que le "posteo", y yo también le felicito por acercanos una pequeña semblanza de Santa Teresita, y sobre todo la foto.
También le felicito por poner en sus datos "Fumador".
¡ Qué escándalo ! ¡ Un fumador ! ¡ Y además lo dice ! Ja, ja, ja....
Saludos
"El argumento cristiano usual es que el sufrimiento del mundo es una purificación del pecado, y, por lo tanto, una cosa buena. Este argumento es, claro está, sólo una racionalización del sadismo. ... Ningún hombre que cree que los sufrimientos de este mundo son por nuestro bien, puede mantener intactos sus valores éticos, ya que siempre está 'tratando de hallar excusas para el dolor y la miseria." [Bertrand Russell "Porqué no soy cristiano" pg. 21]
Probablemente vd. esté más ducho en cuestiones filosóficas que un servidor, laico, para más señas.
Pero lo que dijo Russell no es correcto. El sufrimiento humano, de la humanidad, es consecuencia del pecado, y no sólo del original, sino también del pecado actual. Y ante la inevitabilidad del sufrimiento en esta vida, siendo parte de la naturaleza humana, Cristo nos enseña que el sufrimiento es camino de felicidad si es ofrecido a él, y todo esto es así porque Dios que es infinitamente misericordioso quiso que la humanidad gozase del Cielo aún después de haberle sido infiel en el Paraíso.
Esto lo enseñan en catequesis, adaptado, claro está, a los niños de primera comunión. Lo que es extraño que Russell, o quien dijera aquello, no supiera esto, siempre que le supongamos buena voluntad.
¿ Conoce vd. a alguien feliz 100% AUN NO SIENDO CRISTIANO ? No haga vd. apartijos en algo que es común a todos los seres humanos.
Como ve, nada tiene que ver con lo dicho por Russell.
Saludos
Cuando un cristiano mira a la cruz está viendo el amor de Dios a la humanidad. No hay amor sin sufrimiento. Todo aquel que dice que es posible amar sin sufrir es un embustero y un soberbio. Dios para mostrarnos su amor nos entregó a su Hijo amado. Y su Hijo para salvarnos de la muerte eterna se entregó a la misma muerte, actuando así como el verdadero antídoto contra la muerte. Los israelitas cuando eran mordidos por las serpientes venenosas miraban el estandarte hecho por Moisés y así quedaban curados. De la misma manera que para ser salvados de la mordedura de una víbora a la víctima se le debe inocular el antídoto que está fabricado con el mismo veneno mortal, así para ser salvados del sufrimiento y de la muerte debemos ser inoculados con el antídoto que es el sufrimiento y la muerte de Cristo. Es decir, es necesario sufrir y morir en esta vida para no sufrir y no morir eternamente. Así lo han entendido los místicos y santos de la Iglesia.
El lema de Theresita era TODO ES GRACIA.
Teniendo un deseo inmenso del martirio, acudí a las cartas de san Pablo, para tratar de hallar una respuesta. Mis ojos dieron casualmente con los capítulos doce y trece de la primera carta a los Corintios, y en el primero de ellos leí que no todos pueden ser al mismo tiempo apóstoles, profetas y doctores, que la Iglesia consta de diversos miembros y que el ojo no puede ser al mismo tiempo mano. Una respuesta bien clara, ciertamente, pero no suficiente para satisfacer mis deseos y darme la paz.
Continué leyendo sin desanimarme, y encontré esta consoladora exhortación: Ambicionad los carismas mejores. Y aún os voy a mostrar un camino excepcional. El Apóstol, en efecto, hace notar cómo los mayores dones sin la caridad no son nada y cómo esta misma caridad es el mejor camino para llegar a Dios de un modo seguro. Por fin había hallado la tranquilidad.
Al contemplar el cuerpo místico de la Iglesia, no me había reconocido a mí misma en ninguno de los miembros que san Pablo enumera, sino que lo que yo deseaba era más bien verme en todos ellos. Entendí que la Iglesia tiene un cuerpo resultante de la unión de varios miembros, pero que en este cuerpo no falta el más necesario y noble de ellos: entendí que la Iglesia tiene un corazón y que este corazón está ardiendo en amor. Entendí que sólo el amor es el que impulsa a obrar a los miembros de la Iglesia y que, si faltase este amor, ni los apóstoles anunciarían ya el Evangelio, ni los mártires derramarían su sangre. Reconocí claramente y me convencí de que el amor encierra en sí todas las vocaciones, que el amor lo es todo, que abarca todos los tiempos y lugares, en una palabra, que el amor es eterno.
Entonces, llena de una alegría desbordante, exclamé: «Oh Jesús, amor mío, por fin he encontrado mi vocación: mi vocación es el amor. Sí, he hallado mi propio lugar en la Iglesia, y este lugar es el que tú me has señalado, Dios mío. En el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor; de este modo lo seré todo, y mi deseo se verá colmado».
Oj-Alá hubiera líderes actuales que nos aglutinaran en estas actitudes que se tradujeran en acciones victoriosas para la Cristiandad. Pareciera que IC en sus colaboradores, está encaminada a esto.
Siga el Señor fortaleciéndolos.
CAPÍTULO IV PRIMERA COMUNION - EN EL COLEGIO (1883-1886)
Al hablar de las visitas a las carmelitas, me viene a la memoria la primera, que tuvo lugar poco después de la entrada de Paulina. Me olvidé de hablar de ella más arriba, pero hay un detalle que no quiero omitir.
…
Sabía que había ya en él una sor Teresa de Jesús; sin embargo, no podían quitarme mi bonito nombre de Teresa. De pronto, pensé [31vº] en el Niño Jesús, a quien tanto quería, y me dije: «¡Cómo me gustaría llamarme Teresa del Niño Jesús!»
En el locutorio no dije nada del sueño que había tenido completamente despierta. Pero al preguntar la madre María de Gonzaga a las hermanas qué nombre me pondrían, se le ocurrió darme el nombre que yo había soñado... Me alegré enormemente, y aquella feliz coincidencia de pensamientos me pareció una delicadeza de mi Amado, el Niño Jesús.
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Estampas y lecturas
Me he olvidado también de algunos pequeños detalles de ni niñez de antes de tu entrada en el Carmelo. No te he hablado de mi amor a las estampas y a la lectura... Y, sin embargo, a las preciosas estampas que tú me dabas como premio debo una de las más dulces alegrías y de las más fuertes impresiones que me han incitado a la práctica de la virtud... Me pasaba las horas muertas mirándolas. Por ejemplo, la «florecita del divino Prisionero» era tan sugestiva, que me quedaba ensimismada mirándola. Al ver que el nombre de Paulina estaba escrito al pie de la florecita, me hubiera gustado que el de Teresa estuviera también allí, y me ofrecía a Jesús para ser su florecita...
…
Así, al leer los relatos de las hazañas patrióticas de las heroínas francesas, y en especial las de la venerable Juana De Arco, me venían grandes deseos de imitarlas. Me parecía sentir en mi interior el mismo ardor que las había animado a ellas y la misma inspiración celestial.
Por entonces recibí una gracia que siempre he considerado como una de las más grandes de mi vida, ya que en esa edad no recibía las luces de que ahora me veo inundada. Pensé que había nacido para la gloria, y, buscando la forma de alcanzarla, Dios me inspiró los sentimientos que acabo de escribir. Me hizo también comprender que mi gloria no brillaría ante los ojos de los mortales, sino que consistiría en ¡¡¡llegar a ser una gran santa...!!!
Este deseo podría parecer temerario, si se tiene en cuenta lo débil e imperfecta que yo era, y que aún soy después de siete años vividos en religión. No obstante, sigo teniendo la misma confianza audaz de llegar a ser una gran santa, pues no me apoyo en mis méritos -que no tengo ninguno-, sino en Aquel que es la Virtud y la Santidad mismas. Sólo él, contentándose con mis débiles esfuerzos, me elevará hasta él y, cubriéndome con sus méritos infinitos, me hará santa.
Yo no pensaba entonces que para llegar a la santidad había que sufrir mucho. Dios no tardó en mostrármelo, enviándome las pruebas que he contado antes...
Todas las vocaciones
Ser tu esposa, Jesús, ser carmelita, ser por mi unión contigo madre de almas, debería bastarme... Pero no es así... Ciertamente, estos tres privilegios son la esencia de mi vocación: carmelita, esposa y madre.
Sin embargo, siento en mi interior otras vocaciones: siento la vocación de guerrero, de sacerdote, de apóstol, de doctor, de mártir. En una palabra, siento la necesidad, el deseo de realizar por ti, Jesús, las más heroicas hazañas... Siento en mi alma el valor de un cruzado, de un zuavo pontificio. Quisiera morir por la defensa de la Iglesia en un campo de batalla...
…
Pero, sobre todo y por encima de todo, amado Salvador mío, quisiera derramar por ti hasta la última gota de mi sangre...
¡El martirio! ¡El sueño de mi juventud! Un sueño que ha ido creciendo conmigo en los claustros del Carmelo... Pero siento que también este sueño mío es una locura, pues no puedo limitarme a desear una sola clase de martirio... Para quedar satisfecha, tendría que sufrirlos todos...
Como tú, adorado Esposo mío, quisiera ser flagelada y crucificada...Quisiera morir desollada, como san Bartolomé... Quisiera ser sumergida, como san Juan, en aceite hirviendo... Quisiera sufrir todos los suplicios infligidos a los mártires... Con santa Inés y santa Cecilia, quisiera presentar mi cuello a la espada, y como Juana de Arco, mi hermana querida, quisiera susurrar tu nombre en la hoguera, Jesús... Al pensar en los tormentos que serán el lote de los cristianos en tiempos del anticristo, siento que mi corazón se estremece de alegría y quisiera que esos tormentos estuviesen reservados para mí... Jesús, Jesús, si quisiera poner por escrito todos mis deseos, necesitaría que me prestaras tu libro de la vida, donde están consignadas las hazañas de todos los santos, y todas esas hazañas quisiera realizarlas yo por ti...
Vean las tres entradas del P. Iraburu, iniciadas el 20.03.2010, si es que no les he convencido.
Misael, ja, ja… es que la gente sólo pone cosas buenas de sí mismo en las bios
Cayetano, típico de B. Russell, inventarse un argumento de paja para poder criticarlo. ¿De verdad tú te has tomado eso en serio?
Pacote, yo también recomiendo «Historia de un alma», el camino de la Infancia Espiritual ha sido muy provechoso para muchas almas.
MR, totalmente de acuerdo. Basta pensar en la entrega total del Hijo de Dios en la Cruz.
Norberto, sinceramente, no entiendo la contraposición. Eso es precisamente lo que quería resaltar, que hay santos que parece que les quitan las "cosas" incómodas. Que Santa Teresita es como cuentas no tiene vuelta de hoja, que es compatible con lo que yo digo tampoco.
Fíjate que los textos que presentas son del 86 y del 96. Y el poema a Santa Juana (que todavía no lo era) del 95. La estrofa 2 es un buen resumen.
Si hay riesgo de que a Theresita se la identifique con un arquetipo (noño, cursi, monjil, etc.) poco atractivo, ¿se atenúa esto mediante la exhibición de un arquetipo sensu contrario o presentando a la santa tal cual es, sin conservantes ni colorantes, sin azúcares añadidos?.
En cuanto a usted, Juanjo Romero, sería muy interesante para mi, y educativo para todos, que expusiera donde está el "hombre de paja" que usted denuncia y así podríamos analizar si esta imputación es correcta.
Con la Fe pasa lo mismo. Nuestra vida terrenal, es eso, demasiado terrena para creer que otros mundos, otras vidas, Dios mismo existen.
Vd. fíjese, a mi me pasó cuando me "adherí" a la Fe cristiana, digo fíjese, como la antropología humana concuerda exactamente con lo que la Iglesia nos dice: amor, sufrimiento, necesidades materiales, muerte. En definitiva, la Iglesia mira al hombre en su TOTALIDAD, en cuanto a necesidades materiales o necesidades espirituales.
Dice Nuestro Señor, "si no creeis en mi, creed en mis obras" ¿ Cree vd. en que lo que dijo e hizo Jesucristo es bueno y acertado ? Pues ahí tiene vd. una punta de la que tirar. Hay mucha literatura cristiana para no iniciados, pero... si vd. se empeña en razonar la Fe leyendo a agnósticos o descreídos... ¿ cómo será posible ? Cambie las fuentes donde abreva su sed de infinito.
1) MR: El ejemplo de PI en la biblia lo expuse porque mi interlocutor afirmaba que esta no se equivocaba e intenté seleccionar un ejemplo evidente y poco ofensivo.
2) MR: Quizá sea la fe lo que le impide a usted enloquecer, no tengo motivo para dudarlo, pero desde luego yo no tengo fe y no estoy loco.
3) Misael: También generaliza usted excesivamente ya que el hecho de que los conceptos de materia y energía, o que es el tiempo según la relatividad, no "entren" bien en su razonamiento no significa en absoluto que no "entren" bien en el razonamiento de otras muchas personas entre las que me encuentro.
4) Misael: Le agradezco su preocupación por mi "sed de infinito" pero, dado que no tengo motivos para suponer que existe algún tipo de trascendencia, me encuentro perfectamente asentado en la finitud con la tranquilidad de quien no reconoce ese tipo de paradojas.
Hay otra foto, que a mí me gusta aún más, sobre aquella ocasión en la que santa Teresita de Lisieux representó a Santa Juana de Arco. Dejo aquí el enlace
Dice ud. “ No quiero creer... no he leído ninguna argumentación racional que justifique este modo de pensar.” Es que, hombre ud. pone el burro por delante del carro, quiere entender para creer, pero es al revés, hay que creer para entender.
Russell era un “genio” para las Matematicas y la filosofía inherente a ellas, pero, como ud. dice “No creía”. Recuerdo su insistente “No necesito de tal hipótesis” referida a Dios, en su célebre discusión/debate con el padre jesuita, que no recuerdo su apellido en este momento, que demuestra su falta de fe que es, además, una gracia que se debe pedir y que se debe cultivar. Pero quiero resaltar de Russell su descreimiento y su profunda insatisfacción cuando buscando cimentar las Matematicas en la pura lógica se topó con su célebre “Paradoja de Russell”. Pobre Russell, creía haber encontrado la explicación última racional de “todo” y se topó con un cierto grado de incertidumbre igual o peor, porque no tenía fe, que Dios dejó en las cosas para hacernos ver, para que nos demos cuenta, como lo dijo poética, mística y mejormente, permítaseme el término, San Juan de la Cruz cuando “buscando por los montes y fronteras” el alma buscando a su amado preguntó a las cosas creadas: “Oh montes y espesuras// plantadas por las manos de mi amado// oh prado de verduras// de flores esmaltado// decid si por vosotros ha pasado.” Las criaturas respondieron al alma: “Mil gracias derramando// pasó por estos sotos con presura // y yéndolos mirando con sólo su figura// vestidos los dejó de hermosura.” Como si le dijeran, explica San Juan de la Cruz, “nosotras somos hermosas, pero no somos Dios. Tú buscas al amado y no te vas a conformar con nada menos que el amado y tu te distraes y te pierdes en lo que las cosas “te dicen de él” y eso aumenta tu deseo de él, pero tú confundes los adjetivos que describen cosas del amado, pero no son el amado”. Más o menos así. Pero para terminar le quería recordar el célebre pasaje de San Pablo: “Nosotros predicamos a Cristo y Cristo crucificado. Escándalo para los judíos y locura para los griegos, pero para nosotros, sabiduría de Dios”.
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