Quieren que se viole el «sigilo sacramental» de la confesión en Australia
No es nuevo. En Estados Unidos, Irlanda o Suiza ya se intentó, por todos los poderes «ejecutivo, legislativo o judicial», a raíz de los casos de abuso sexual a menores. Ahora toca Australia.
Reconozco que para un no católico el tema puede ser incomprensible. La película «Yo confieso» de Alfred Hitchcock y protagonizada por Montgomery Clift no tuvo el éxito esperado precisamente por eso, no se terminaba de entender. En el secreto profesional hay límites que ni siquiera el sigilo sacramental puede saltarse, por ejemplo, aún en caso de que peligre la vida del sacerdote (como en la película) puede revelarse nada, que sin embargo sí es un eximente del secreto profesional.
Esta semana comienza en Australia una «Comisión Real» que investigará los abusos a menores cometidos en todos los ámbitos, civiles, educativos, religiosos. La mayoría de los abusos se producen en el entorno familiar y en el educativo. Pero no me cabe ninguna duda que los titulares se los llevará la Iglesia (y algunos con razón, todo hay que decirlo).
En este contexto la Primer Ministro, Julia Gillard, y muchos otros parlamentarios han exigido que los sacerdotes que tengan conocimiento en confesión de pecados de pederastia los denuncien a la policía.
El Cardenal Pell ha recordado que
Si el conocimiento se tiene fuera del confesionario, debe ser comunicado. Pero el secreto de confesión es inviolable. Si el sacerdote sabe de antemano la situación, en todo caso, puede negarse a escuchar la confesión.
Que la señora Gillard, o el ministro de Justicia no lo entiendan entra dentro de lo aceptable, habrá que aclarlo las veces que sean: nada justifica que se rompa el «sigilo», porque por muy horrible que sea el pecado, Dios no desprecia un corazón contrito y humillado.
Que quien no lo haga sea otro obispo, aunque sea emérito, es una insensatez. Supongo que será estado senil o de facultades mermadas. El obispo Geoffrey Robinson, declaró que el Cardenal Pell «no estaba en sintonía con todos los obispos de Australia» y que él «estaría dispuesto a romper el sigilo sacramental para denunciar un abuso», ¿de qué pensará que habla?. Declaraciones dolorosas cuando ha habido mártires por no revelar nada de lo oído en confesión.
Los sacerdotes, en los casos en los que el penitente confiesa un crimen pueden animarle a enfrentarse a su propio pecado y que haga lo correcto. Nada más. Ni siquiera pueden contarlo a petición del interesado (CIC, 1.550)
El sigilo –sello– obliga:
- por derecho divino: en el juicio de la confesión, establecido por Cristo, el penitente es el reo, acusador y único testigo; lo cual supone implícitamente la obligación estricta de guardar secreto,
- por derecho natural: en virtud del cuasi contrato establecido entre el penitente y el confesor,; y
- por derecho eclesiástico (CIC, 983).
Además está protegido y reconocido en muchas legislaciones civiles.
Es un buen momento para explicar qué es la confesión, y animar a ella. También, como dice el Cardenal Pell, una ocasión para «limpiar el aire» y «separar la realidad de la ficción» con respecto a la actuación de la Iglesia, en especial en los últimos tiempos. No está de más recordar que el cardenal fue acusado falsamente de cometer abusos, el día del juicio la mentirosa víctima, viendo lo que le estaba cayendo al obispo se arrepintió y confesó su falsa acusación.
De aquella época de sufrimiento, no sólo salió absuelto, también engrandecido a los ojos de sus conciudadanos, y con una sensibilidad especial en este tema.
28 comentarios
Además que la Royal Commission sea Royal y no Ordinary refleja, en el subconsciente, el fondo del asunto:una cuestión de poder, o sea a mí no se me resiste nadie y la Iglesia menos.
Así evitan revisarse ellos:sus medidas de gobierno, su legislación, sus valores, poniendo la carga de la prueba en otros, y, ¿quien puede ser, a ver quien anda por ahí?...la Iglesia católica, claro, quien mejor sería la percha donde colgar nuestra mediocridad como gobernantes.
Afortunadamente Mn Robinson es dimisionario ...con lo bien que haría repasando ciertos documentos antes de dar carnaza a la prensa, ¡ay!.
La gente confiesa precisamente porque sabe que se mantendrá el secreto, en caso contrario no se atrevería.
Ese tipo de confidencialidad se debe respetar, como el de un médico con el paciente o el abogado con su cliente.
En cualquier caso tal vez el confesor podría animar al penitente a entregarse a las autoridades, porque para otras cosas sí que recuerdan los cristianos que no es lo mismo el perdón de Dios que el de los hombres.
En Derecho se sabe que una ley incumplible es nula. Imaginen una ley que obligue a la gente a pensar bien. Pues igual.
La técnica no es nueva, ya ha habido otros totalitarismos que la han utilizado.
gringo, algo he debido hacer mal para estar absoutamente de acuerdo contigo ;-)
En muchos casos hay criminales que se han entregado por eso. Piensa por ejemplo que en los pecados contra la propiedad u honra (por simplificar), 7º y 8º mandamientos, es necesaria la restitución. Pero nada de eso implica que el sacerdote tenga que hablar de lo conocido en confesión.
Biodramina, Alejandro, creo que no van por ahí los tiros. Si el sacerdote tiene la obligación de denunciar y no lo hace, si se pilla al delincuente y el sacerdote no le denunción se convierte en cómplice (al menos de encubrimiento)
Actuar de otra forma, tratar de esconder el problema, escurrir el bulto, enfrentarse a los propios consumidores en los tribunales, a la larga solo trae el desprestigio de la marca.
Salvando las distancias eso vale también para los partidos políticos y cualquier otra institución, como la Iglesia.
¿Se pilla a un concejal corrupto? se le cesa de militancia, se le pide que entregue su acta de concejal y se piden disculpan y admiten las correspondientes responsabilidades penales.
¿Se pilla a un sacerdote pedófilo? no hagan como hasta ahora, no traten de llegar a un acuerdo con las familias pagando indemnizaciones bajo cuerda, no se limiten a mandar seis meses al cura a un retiro espiritual o a unas terapias psicológicas, y luego lo cambian de parroquia y ya está.
Suspéndanle a divinis y si están obligados por el secreto de confesión, impónganle como penitencia entregarse a las autoridades civiles. Y pidan perdón público a las familias.
Y todos, la Iglesia y la sociedad y hasta el propio cura, saldrán ganando.
Si es un falso penitente y NO ha cometido el delito, si el sacerdote le denuncia, no existirían pruebas del delito ya que este no ha existido y el supuesto delincuente no podría ser condenado y como mucho el sacerdote podría ser acusado de falsa denuncia, aunque no llegaría muy lejos.
Si por otra parte, el falso penitente SI ha cometido el delito, su pena será siempre mayor que la del sacerdote y al ser éste el único conocedor del delito, el delincuente saldría perjudicado, luego no le conviene ser un falso penitente.
En cualquier caso, lo mejor para los dos es que se mantenga el secreto de confesión.
Un saludo.
la CONFESIÓN hecha con sinceridad y buen propósito, ¡es uno de los más grandes hallazgos del catolicismo!
Sin ir demasiado lejos, el psicoanálisis es un plagio de la confesión. La diferencia entre ambas estriba en que el sacerdote no cobra, mientras que el psicoanalista puede llevarte a la ruina con sus honorarios (después de cerrar el agujero y dejarte dentro el ratón), y no estar sujeto a secreto de confesión alguno... ni a excomunión.
(¿otro golpe a la línea de flotación de la cultura católica y cristiana?... -¿para nada inocente o desinteresado?-)
: )
podrías hacer una nueva noticia con estas escandalosas declaraciones del Obispo australiano Robinson que dice que él rompería el sigilo sacramental (y que, de paso, trata de desautorizar a Pell):
http://m.ucanews.com/news/2012/11/14/pell-does-not-speak-for-the-whole-church-says-retired-bishop
El Vaticano TIENE que actuar AHORA!!
Y creo que muchos en la Iglesia no comprendieron bien el alcance equivocado de esa opción que señalas.
Pero lo que se está haciendo ahora, sobre todo con Benedicto XVI es lo adecuado. Y es bien fuerte.
No veo la misma motivación para combatir esto en otros frentes, por parte de los gobiernos. Y sí veo clarísima, en cambio, la intención de usar esto como trapo rojo para desviar la atención de multitud de trapicheos.
¡Ay, si se violase el secreto de "confesión" de las intenciones políticas de estas gentes! Si dijesen exactamente lo que piensan...
Por ejemplo el policía A asesina a un traficante. Su superior lo encubre, no porque también sea un asesino sino porque A sabe que su superior regentea un negocio de prostitución. Y los policías C y D tampoco denuncian porque uno cobra sobornos y otro dejó escapar a un ratero.
No todos los crímenes son equivalentes pero a nadie le conviene denunciar nada.
Me consta que por ejemplo a un sacerdote no lo denuncian por pedofilia porque su superior tuvo en un momento relaciones con una mujer. Y otro tubo relaciones con un hombre joven.
Entonces el gran crimen que es tener sexo con un niño es encubierto por los que se sienten culpables de otras faltas, no ya crímenes.
Otros encubren por un equivocado "espíritu de cuerpo" o por estar engañados, no necesariamente todo encubridor ha cometido un crimen o una falta.
Me parece bien que el actual Papa haya decidido enfrentar esta situación.
K
Si hoy pueden imputar a un sacerdote complicidad por no revelar un delito de pederastia, el día de mañana se la imputarán por no revelar cualquier tipo de delito, con lo cual habrán anulado la práctica de la confesión.
Juanjo ha citado muy bien el canon 983 que indica que el sigilo sacramental es inviolable.
La sanción canónica a su violación (canon 1388) es la más severa que tiene la Iglesia: la excomunión latae sententiae, es decir ipso facto:
“Canon 1388 § 1. El confesor que viola directamente el sigilo sacramental, incurre en excomunión latae sententiae reservada a la Sede Apostólica; quien lo viola sólo indirectamente, ha de ser castigado en proporción con la gravedad del delito.”
ni mezclar lo de internis con lo de externis....
Quizás pongan micrófonos en los confesionarios los goberantes de Australia... El catolicismo se mueve por otros parámetros menos corruptos que los del poder político, ahora éstos van a dar lecciones...
Pero sólo con afán de diversión, sería interesante que los sacerdotes dijeran: "bueno, si nos obligan a decir, lo primero que diremos es todo lo que ya sabemos de los políticos".
Me da la impresión que en ese momento ponen el sigilo como artículo pétreo de la Constitución. XD
Todos, perdonad que no haya estado muy diligente respondiendo, una carga de trabajo bestial.
Pues ese es justamente el meollo del asunto. Nada garantiza que una persona que ha confesado un pecado se abstenga de volverlo a cometer en el futuro. Un sacerdote podría escuchar 50 confesiones de un pedófilo reincidente, y siempre terminará tranquilizándole su conciencia con el perdón de sus faltas y guardándole el secreto de sus crímenes, contribuyendo con ello a la reincidencia del pecado. Si un juez actuara de esa manera (perdonando siempre al infractor y guardándole el secreto de su crimen), sería considerado cómplice del delincuente a quien perdona.
Un sacerdote católico decía: “Cuando las jóvenes, con un asomo de gozoso arrepentimiento, me contaban con total ingenuidad que se acostaban con sus amigos, me dejaba completamente estupefacto que se lamentaran tanto y que no quisieran hacerlo nunca más, cuando el fin de semana siguiente lo volverían a hacer con toda seguridad”. Si un sacerdote sabe que la reincidencia en el pecado es sumamente común, ¿vale la pena evadir la denuncia a las autoridades civiles por motivo del secreto de confesión, en el caso de delitos graves, y seguir exponiendo a víctimas inocentes?
Para qué esforzarse por tener un comportamiento ejemplar, si cada vez que la persona confiese el pecado quedará como si nunca hubiese cometido falta alguna. Adán y Eva ya habrían querido que Dios se comportara así con ellos, pero no, la primer falta y…¡a la calle! Eso demuestra que es completamente falsa la afirmación del blogger: “… NADA justifica que se rompa el sigilo, porque por muy horrible que sea el pecado para Dios no lo es”.
Además, si no lo hace, creo que correría el riesgo de que algunos (o muchos) no se confesaran, lo que contribuuiría a alejar a muchos de Dios.
En cuanto a lo que dice Jorge P.O., no le falta algo de razón. Efectivamente, mucha gente cree que la confesión o reconciliación es un aliviador de conciencias que invita a pecar más impunemente. Por desgracia, muchos cristianos obran así, pero muchos otros creemos que es una herramienta utilísima y que la Gracia nunca se recibe en vano... Incluso desde un punto de vista puramente humano, sabemos muy bien que la mejor forma de atajar un problema, es empezar por reconocerlo.
Las leyes civiles nunca deben quedar por debajo de las creencias religiosas de la gente. Si un asesino confiesa su crimen a un sacerdote es deber del sacerdote, como ciudadano, comunicarlo a la policía.
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