¿Los obispos USA van a restaurar la obligación de la abstinencia todos los viernes?
Hacía tiempo que la blogosfera useña no se sorprendía tanto con el discurso inaugural de la asamblea plenaria de la Conferencia Espiscopal de Estados Unidos (USCCB). No tiene nada que ver con la victoria de Obama.
Un buen discurso, esperanzador, radical. El cardenal Dolan (Nueva York) transmite ideas sobre el Sínodo, el «Año de la Fe» y la «nueva evangelización». Y puso el acento en lo fundamental en que no es una misión ‘ad extra‘ lo primero es la conversión de cada uno, obispos incluidos. Y lógicamente la conversión pasa por la confesión. Me gustó que la llamase «sacramento que evangeliza a los evangelizadores». Confesión auricular y secreta, apostilló:
¡Qué ironía que la llamada del Concilio Vaticano II a una renovación del Sacramento de la Penitencia se haya resuelto en su práctica desaparición!
Al que se anime a leerlo le recomiendo empezar por el final:
Sé que con este discurso presidencial corro el riesgo de la crítica. Me parece estar oyendo: «con todos los asuntos controvertidos y urgentes de la Iglesia, a Dolan no se le ocurre hablar de otra cosa que de la conversión del corazón a través del Sacramento de la Penitencia, ¿te lo puedes creer?».
A lo que yo respondo: sí señor, créetelo.
Lo primero es lo primero.
Y en este contexto, ha llamado especialmente la atención el «programa» de la USCCB para el año que viene:
La labor de nuestra Conferencia para el próximo año contendrá propuestas [reflexiones] sobre volver a adoptar el viernes como un día especial de penitencia, lo que incluye la posible ‘restauración’ de la abstinencia de comer carne todos los viernes del año, no sólo en durante la Cuaresma.
Sigue la estela de los obispos ingleses, que ya lo hicieron el año pasado. Y que como en aquel caso no se trata de una piadosa práctica individual, de una devoción personal, que por supuesto siempre ha sido posible. Es un acto de obediencia, no un ejercicio gastronómico.
Muchos católicos creen que es una obligación «abolida», todo lo contrario:
Can. 1251. Todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
Can. 1253. La Conferencia Episcopal puede determinar con más detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia, así como sustituirlos en todo o en parte por otras formas de penitencia, sobre todo por obras de caridad y prácticas de piedad.
En España la CCE fijó el modo de cumplirlo (21 de noviembre de 1986):
3. En los restantes viernes del año, la abstinencia puede ser sustituida, según la libre voluntad de los fieles, por cualquiera de las siguientes prácticas recomendadas por la Iglesia: lectura de la Sagrada Escritura, limosna (en la cuantía que cada uno estime en conciencia), otras obras de caridad (visita de enfermos o atribulados), obras de piedad (participación en la santa misa, rezo de rosario, etc.) y mortificaciones corporales.
¿Cuántos lo sabían?, ¿cuántos lo practican? Creo que sería bueno volver «al modelo anterior», como humanos necesitamos el «signo», y si es universal y nos ayuda a unirnos a todos los cristianos el día en el que tradicionalmente se conmemora la Pasión, pues mejor.
Además como «signo», no es sólo bueno para nosotros, también para los demás, ocasión de explicar, de dar testimonio, de evangelizar. Por lo que parece no hay que inventar muchas cosas en la «nueva evangelización», ¿no?
Soy consciente la urticaria que provoca a los «cristianos maduros» la palabra mortificación. En este caso la gama de críticas es amplia, desde el infantiloide que pregunta si se puede sustituir la carne por marisco, hasta el que te acusa de ritualismo, incapaz de ver que es una manifestación de amor y auténtico seguimiento del.Maestro «completando en su carne los dolores de Cristo, sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia» (cfr. Cons. Apost. Poenitemini, Pablo VI)
Ojalá el camino iniciado por los obispos ingleses sea pronto seguido por todos los demás. Como dice Mons. Dolan: «lo primero es lo primero».
34 comentarios
Un abrazo.
"Amor quiero, y no sacrificios" (Mt 9, 13)
o
"Porque el sábado se hizo para el hombre,y no el hombre para el sábado" (Mc 2, 27-28)
Por tanto, el "Magisterio" de la Iglesia, en este caso, es equivocado, y no sólo no debería obligarse a nadie a secundar esta práctica tan carente de sentido, sino que debería ser eliminado directamente del Catecismo.
Por otro lado, esa nota de la CEE que alude a las "mortificaciones corporales" me parece de un tenebrismo espiritual que roza la patología. Si a alguien le parece que invitar a otra persona a darse latigazos, ponerse cilicios o herirse con objetos punzantes es propio del Mensaje de Cristo, que me lo explique. Porque yo lo que veo ahí es una invitación a la autolisis (en vulgo, aunque no sea igual, se puede entender más gráficamente como similar a las prácticas sadomasoquistas), y propio de individuos con las facultades mentales perturbadas.
Como éste sea el camino que proponen algunos jerarcas de la Iglesia para "volver al buen camino", el viento va a escucharse dentro de los templos con más frecuencia aún de lo que ya lo hace.
Extensible, por cierto, a la legislación civil, que podría actuar de oficio ante una invitación a la autolesión, como garante de la Salud Pública.
¿De verdad alguien entiende esto? Si es así, que me lo explique, por favor. Porque a servidor esto le suena a fustas y esposas...
http://abandono.com/Rincones/Textos/Ayuno01.htm
No tengo ni qué decir que me parece extraordinario que los obispos USA vayan a restaurar la obligación de la abstinencia los viernes
Germán, habrá que esperar a ver qué medidas concretas proponen. Recuerdo que el Obispo de Lancaster proponía que al menos una vez a la semana hubiese sacerdotes en el confesionario en todas las iglesias de su diócesis.
susi, también me he alegrado. También el obispo de Lancaster pidió a sus feligreses actuaciones en este sentido.
César, a mi no me culpes. De hecho, no pude entrar a comentar por motivos varios desde que publiqué el post;-) Alguno de los comentarios son interesantes. Por otro lado muestran la falta de argumentos de los homosexualistas. Algunas de las afirmaciones producen alipori.
Sería bueno que leyeses todo el Evangelio, pero entero. Y la verdad lo que a ti te suene es bastante irrelevante. Deberías empezar a preguntarte si el problema puede ser tuyo.
El "argumento" de que correlacionarlo con la carestía de la carne (en todo caso sería al revés) es tan inane que califica todo el comentario.
Si de verdad tienes algún interés, léete la breve Const. Apostólica de Pablo VI que enlazo. Sé que te pido un gran esfuerzo, pero verás como merece la pena.
Javier, un buen argumento. Es curioso que quien se opone se crea que tenga que ver con el tema alimentario, y no con la obediencia. Buena prueba de que no sabe ni de lo que habla.
Lo que sí que ya no veo de ninguna manera es lo de las mortificaciones corporales. Es que por ningún sitio veo yo en el Evangelio que Cristo llame a nadie a darse latigazos con un cilicio para agradar más a Dios. Si la Pasión de Jesús fue para redimirnos de nuestros pecados, veo innecesarios más latigazos. Y a mí me conmueve pensar que a Jesús le pueda agradar que Sus hijos se machaquen con algo que a Él le hizo tanto daño (la Pasión fue algo escalofriante).
Es el punto de vista que tengo. Leeré la Constitución Apostólica de Pablo VI y ya te comentaré qué conclusiones saco. Un saludo.
¡En fin!, que yo tampoco soy muy amiga de la mortificación física en general (cilicios y demás), pero quizás a algunas personas las vaya bien y lo necesiten...cada uno sabrá (aunque creo que si tendría que existir un límite; es decir, que no se dañe de verdad la salud, que no olvidemos, también es un regalo de Dios).
Por lo que se refiere a lo que dijo Cristo, que sí que lo dijo -no se olvide-, supongo que viene referido a los fariseos, que se pasaban la vida con sacrificios y luego trataban a los demás de cualquier manera.
Respecto a lo de la carne...(lo siento Juanjo, aunque lo consideres infantil me da igual), pues bueno, creo que iría en la línea del ejemplo que he puesto con el tabaco. Antes solo comían carne la gente con dinero, los poderosos; los pobres y gente del pueblo comían pan, legumbres...y la carne, pocas veces la veían (a veces, un poco de cerdo), así que me imagino que el concepto "carne" se refiere a algo más que a un solomillo de buey.
De todas formas, Cristiano Indignado, creo que son cosas que poco a poco se van aclarando al reflexionar sobre ellas. Yo al principio, cuando me convertí, veía de la misma manera que tu todo este tema, pero a medida que le voy dando vueltas y pensando, pues le veo su aspecto positivos y que ciertamente es importante, tanto a nivel espiritual como personal (en ese sentido de educarse en la autodisciplina y fuerza de voluntad. Yo al menos, lo veo así). Es importante dar tiempo al tiempo, para pensar, reflexionar sobre todo aquello que nos dice nuestra Santa Madre Iglesia y que, desde luego, lleva como he dicho, tiempo y paciencia. El camino es largo, y no se hace en un minuto.
Un cordial saludo.
http://newtheologicalmovement.blogspot.com.es/2012/03/why-do-catholics-abstain-from-meat.html
Y si se me permite el atrevimiento de hacer publicidad aquí, recomiendo encarecidamente ese blog por la claridad, precisión y ortodoxia de todos sus artículos.
Un cordial saludo.
Los occidentales de nuestros días, incluso cristianos, apenas si aprecian el ayuno que consiste en privarse de todo alimento y de toda bebida durante uno o varios días, desde una puesta del sol hasta otra. Si aprecian la moderación en beber y en comer, el ayuno les parece peligroso para la salud y prácticamente no ven su utilidad para la vida espiritual. Esta actitud es la opuesta de la que los historiadores de las religiones descubren casi en todas partes: por motivos de ascesis, de purificación, de luto, de súplica, ocupa el ayuno un puesto importante en los ritos religiosos. En el Islam, por ejemplo, es el medio por excelencia de experimentar la trascendencia divina. La Biblia, en la que se funda en este punto la actitud de la Iglesia, coincide en este particular con todas las demás corrientes religiosas. Pero la Biblia precisa el sentido del ayuno y regula su práctica; con la oración y la limosna es para ella el ayuno uno de los actos esenciales que traducen delante de Dios la humildad, la esperanza y el amor del hombre.
1. Sentido del ayuno.
Siendo el hombre alma y cuerpo, de nada serviría imaginar una religión puramente espiritual: para obrar tiene el alma necesidad de los actos y de las actitudes del cuerpo. El ayuno, siempre acompañado de oración suplicante, sirve para traducir la humildad delante de Dios: ayunar Lev 16,31 equivale a «humillar su alma» 16,29. El ayuno no es, pues, una hazaña ascética; no tiende a procurar algún estado de exaltación psicológica o religiosa. Tales utilizaciones se acusan en la historia de las religiones. Pero en clima bíblico, cuando uno se abstiene de comer un día entero Jue 20,23 2Sa 12,16s Jon 3,7, siendo así que considera el alimento como don de Dios Dt 8,3, esta privación es un gesto religioso, cuyos motivos hay que comprender. El que ayuna se vuelve hacia el Señor Dan 9,3 Esd 8,21 en una actitud de dependencia y de abandono totales: antes de emprender un quehacer difícil Jue 20,26 Est 4,16, como también para implorar el perdón de una culpa 1Re 21,27, en señal de luto por una desgracia doméstica 2Sa 12,16.22 o nacional 1Sa 7,6 2Sa 1,12 Bar 1,5 Zac 8,19, para obtener la cesación de una calamidad Jl 2,12-17 Jdt 4,9-13, abrirse a la luz divina Dan 10,12, aguardar la gracia necesaria para el cumplimiento de una misión Act 13,2s, prepararse al encuentro con Dios Ex 34,28 Dan 9,3.
Las ocasiones y los motivos son variados. Pero en todos los casos se trata de situarse con fe en una actitud de humildad para acoger la acción de Dios y ponerse en su presencia. Esta intención profunda descubre el sentido de las cuarentenas pasadas sin alimento por Moisés Ex 34,28 y Elías 1Re 19,8. En cuanto a la cuarentena de Jesús en el desierto, que se rige conforme a este doble patrón, no tiene por objeto abrirse al Espíritu de Dios, puesto que Jesús está lleno de él Lc 4,1; si el Espíritu le mueve a este ayuno, es para que inaugure su misión mesiánica con un acto de abandono confiado en su padre Mt 4,1-4.
2. Práctica del ayuno.
La liturgia judía conocía un «gran ayuno» el día de la expiación Act 27,9; su práctica era condición de pertenencia al pueblo de Dios Lev 23,29. Había también otros ayunos colectivos en los aniversarios de las desgracias nacionales. Además, los judíos piadosos ayunaban por devoción personal Lc 2,37; así los discípulos de Juan Bautista y los fariseos Mc 2,18, algunos de los cuales ayunaban dos veces por semana Lc 18,12. Se trataba de realizar así uno de los elementos de la justicia definida por la ley y por los profetas. Si Jesús no prescribe nada semejante a sus discípulos Mc 2,18, no es que desprecie tal justicia o que quiera abolirla, sino que viene a cumplirla o consumarla, por lo cual prohibe hacer alarde de ella y en algunos puntos invita a superarla Mt 5,17.20 6,1.
En efecto, la práctica del ayuno lleva consigo ciertos riesgos: riesgo de formalismo, que denuncian ya los profetas Am 5,21 Jer 14,12; riesgo de soberbia y de ostentación, si se ayuna «para ser visto por los hombres» Mt 6,16. Para que el ayuno agrade a Dios debe ir unido con el amor del prójimo y comportar una búsqueda de la verdadera justicia Is 58,2-11; es tan inseparable de la limosna como la oración. Finalmente, hay que ayunar por amor de Dios Zac 7,5. Así invita Jesús a hacerlo con perfecta discreción: este ayuno, conocido de Dios solo, será la pura expresión de la esperanza en él, un ayuno humilde que abrirá el corazón a la justicia interior, obra del Padre que ve y actúa en lo secreto Mt 6,17s.
La Iglesia apostólica conserva en materia de ayuno las costumbres de los judíos, practicadas en el espíritu definido por Jesús. Los Hechos de los Apóstoles mencionan celebraciones cultuales acompañadas de ayuno y oración Act 13,2ss 14,22. Pablo, durante su abrumadora labor apostólica, no se contenta con sufrir hambre y sed cuando las circunstancias lo exigen, sino que añade repetidos ayunos 2Cor 6,5 11,27. La Iglesia ha permanecido fiel a esta tradición procurando mediante la práctica del ayuno poner a los fieles en una actitud de abertura total a la gracia del Señor en espera de su retorno. Porque si la primera venida de Jesús colmó la expectativa de Israel, el tiempo que sigue a su resurrección no es el de la alegría total, en el que no sientan bien los actos de penitencia. Jesús mismo, defendiendo contra los fariseos a sus discípulos que no ayunaban, dijo: «¿Pueden ayunar los amigos del esposo mientras el esposo está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el esposo: en esos días ayunarán» Mc 2,19s p. En espera del retorno del esposo, el ayuno penitencial entra dentro de las prácticas de la Iglesia.
Como el viernes empieza el finde,pues molesta el ayuno, en fin ...El día de la Muerte del señor, no es cualquier día, como tampoco el jueves, ni el domingo, claro.
Pero el Triduo Pascual no es solo para Semana Santa, como no somos cristianos esos días y el resto no. Probad a ayunar el viernes, el sábado será un día de gozo que llevará a un domingo pleno, os lo aseguro.
En el Triduo Pascual está nuestra salvación, pero pasando por la muerte, el ayuno nos lo recuerda, y nos hace volver los ojos a quien murió por nosotros, y que muy probablemente no tomo más bocado el jueves que ese trozo de pan y ese sorbo de vino que repartió a los presentes.
El ayuno nos desprende, nos desapega, pero no es nada en sí mismo si no lleva a volver, con renovada humildad los ojos a Dios, siendo muy agradecidos.
Un cordial saludo.
Y por otra parte, yo tenía entendido que creer en Dios y en Jesús era ser cristiano. Que veo que algunos tenéis tendencia de confundir cristianismo y catolicismo en un todo indivisible, y existen otras confesiones...
Estás muy verde, lo denotan tus palabras. El ayuno es la oración de los sentidos, es fundamental en el progreso espiritual. No tienes por qué pasar hambre, prueba tal vez a comer más de lo que no te gusta y menos de lo que siempre te ha apetecido. Será un buen comienzo, ánimo.
-Menos chocolate del loro.
Se puede ayunar de muchas cosas, no sólo de alimentos: de TV, de compañía, de diversiones, etc... incluso de decir necedades como la que has dicho. Te sería edificante no sólo espiritualmente.
A rastri:
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-El tema, joven, es de no comer carne el viernes.
-Así que, José, toma el testigo y ayuna tu mismo diciendo:
-Yo ayuno diciendo que no debo decir necedades como la que he dicho a rastri:
"etc... incluso de decir necedades como la que has dicho. Te sería edificante no sólo espiritualmente".
Tanto el ayuno como la abstinencia tienen sentido si uno tiene fe, si no, es un absurdo sin pies ni cabeza.Solo visto desde la fe ambas prácticas tienen alguna explicación y, para los que no creen, ningún argumento será válido.
La confusión, hija de Satanás.
El velo de las mujeres, que en eso es lo más insistente San Pablo, que sea lo próximo para la conversión ad intra.
Hay que restaurar sin complejos. Dios ayuda a los valientes.
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La Doctora de la Iglesia, Santa Hildegarda Von bingen dice exactamente lo contrario, que es mejor beber otras cosas que agua sola.
Vino aguado, cerveza.. zumos (creo)....
El que quiera creerlo por lo natural, que piense que acaba curtiendo el carácter. Quien quiera pensarlo por lo sobrenatural, que sepa que Dios le ayuda con su gracia por "sufrir en la carne aquello que falta al sacrificio de Cristo".
Además abre el apetito.
De malos pensamientos u obras, etc.
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La fotografía que has puesto acompañando al artículo, ¿Busca, acaso, movernos a todos a la abstinencia..? Lo digo, con todos los respetos, por el prominente, ejem, abdomen episcopal en primer plano, en fin...
Que hay fotos mejores, si se me permite la sugerencia.
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