Día del Bautismo de la antigua Rusia, ¿y el de la nueva España?

Perdonad el ritmo espasmódico del blog. Otra vez se me acumulan temas, tendré que rescatar las macedonias, pero la de hoy se merece monográfico.

Ayer fue el «Día del Bautismo de la antigua Rusia ('Rus de Kiev')», restituido como Fiesta Nacional en Rusia este año. Ya conté las vicisitudes y el alcance a finales de mayo. Ahora tocaba el desarrollo y las reacciones.

La fiesta se ha celebrado con toda la magnificencia del «Oficio Divino» en Rusia, Ucrania y Bielorrusia. Allá también hay 'laicistas' que han criticado la presencia del cristianismo en la esfera pública, según informa RIA Novosti, el Patriarca Kiril ha salido al paso con mucha claridad:

El Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa, Kiril, afirmó que la celebración oficial del Día de la Conversión de Rusia es un derecho del pueblo a conservar su memoria histórica, y que los sectores de la sociedad en contra de esa celebración no tienen la autoridad para privar a la mayoría de ese derecho.

«No tengo casi nada que contestar a esas personas. Su postura [contra la celebración] parece un delirio…Los que lo dicen no pertenecen a esta tradición [ortodoxa] , pero no tienen ningún derecho a privar a la mayoría de la gente de su memoria histórica»

Y de paso terminaba despejandome alguna incógnita respecto al apoyo de la mayoría de los países de tradición Ortodoxa a la católica Italia en la defensa del crucifijo:

El significado de la cristianización de la antigua Rus, en la historia de Rusia no puede valorarse. Como resultado sobrevino la Rusia que conocemos hace ya mas de un milenio. Y todos los juicios acerca de lo que hubiese pasado si la antigua Rus no hubiera sido cristianizada, carecen de fundamento alguno. Pues, tendríamos un país distinto, un Estado diferente, otras gentes y otros principios. Sin duda que la ortodoxia fue la religión formadora del Estado para nuestro país. A lo largo de todos estos siglos, la iglesia ha venido conformando las costumbres, curando las almas, ha instado a los pecadores al arrepentimiento y a los guerreros a servir fielmente a la patria.

La tradición de celebrar el día de la cristianización de Rusia tiene un largo historial: en el siglo XIX, este día era celebrado con gran majestuosidad. Sin embargo, mas tarde, la grandeza de la fiesta se borró y, tan solo en el milenario, en 1988, se celebró dignamente. En 2008, la Iglesia Ortodoxa Rusa dispuso celebrar, en el día del santo príncipe Vladimir, un oficio divino según el canon de una gran fiesta y propuso a la dirigencia del país su inclusión entre las efemérides estatales. La propuesta fue aceptada, lo que puede ser considerado un ejemplo positivo de cooperación del Estado y de la Iglesia. La cristianización de Rusia marcó el comienzo de un proceso en el que, para cada ciudadano la fe en el evangelio se convierte, si no en norma de la vida, en una suerte de guía, faro, o ideal al que la gente debe siempre aspirar.

Es un resumen (y no tan buena traducción) de La Voz de Rusia.

Y yo me pregunto, si pueblos cristianos sometidos a casi un siglo de descristianización planificada resurgen así, ¿por qué no nosotros? No es justo echarle la culpa al Vaticano II, a los Obispos, a los curas. En España hubo 40 años de estado confesional (no entro a valorarlo ahora). Vamos, que supongo que algo no se hizo bien y algo no estamos haciendo muy bien, ¿no?.

Y más allá todavía, ¿qué hay que hacer? Porque todavía uno se encuentra gente que cree que si a Zapatero se lo traga la Tierra se arreglarían las cosas.