Entre la sinodalidad y la transparencia
Me contaban que llegó un nuevo gerente a la empresa Tal. Primera reunión con los empleados y quiso comenzar haciendo un llamamiento a la sinceridad, la confianza y la transparencia: “aquí lo importante es que todos podamos opinar con libertad, expresarnos con total confianza y que no haya secretos entre nosotros”. Uno de aquellos empleados, por lo bajinis, dijo al de al lado: “nunca te fíes de quien viene pidiendo confianza”. Debe ser eso de dime de qué presumes.
Vivimos, nos dicen, en una Iglesia que es de todos, y en la que la transparencia debe ser una de sus notas fundamentales. Es decir, que de transparente nada. Y vivimos, otro de los mantras de hoy, en una Iglesia donde prima la sinodalidad. Me temo que más de lo mismo.