6.09.21

Sordomudos

Mucho bien me hizo el evangelio de ayer, el de la curación del sordomudo: “Él, apartándolo de la gente a un lado, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», esto es: «Ábrete.» Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad".

Pueblo de sordomudos.

Nos hemos acostumbrado a no escuchar.

No escuchamos la realidad, porque no nos interesa. Y la realidad de nuestra Iglesia es triste. Los datos son tercos y nos confirman que el edificio sufre graves deterioros. Bautizos en disminución, bodas ya ni cuento. La pertenencia a la Iglesia se desploma, y no me atrevo a preguntar cuántos de los hoy practicantes aceptan la fe de la Iglesia en su totalidad y sus presupuestos morales. 

Leer más... »

2.09.21

Dejar el blog

Tentación recurrente, la verdad. De cuando en cuando te preguntas si merece la pena estar en las redes sociales. Mantengo el blog, cada semana el correo a los feligreses, algo en Facebook y en octubre posiblemente, solo posiblemente porque aún tengo que pensarlo más, recomencemos las charlas de formación.

Me asaltan dudas por muchos motivos.

Quizá el primero sea yo mismo. La autocensura. De cosas que me gustaría hablar no sé si debo o sería conveniente o si merecería la pena, o si eclesialmente podría ser correcto o ser más negativo que positivo. Incluso cosas que trato sin demasiados problemas tampoco estoy muy convencido de que valga la pena tocarlas.

Leer más... »

26.08.21

Aprenda a ser progre. No cobro

Parece mentira que tenga que ser uno quien dé las ideas, pero es que esta mañana me he levantado generoso. Gratis total. Con dispensa de ave maría, que para un progre la cosa mariana siempre rechina. Son apenas ideas tomadas al vuelo pero más que suficientes para ser un progre medianamente pasable e incluso de una cierta categoría. 

Vamos a ello.

Para empezar, y fundamental, si quiere ser progre no estudie, por favor. Usted no lo necesita. Por el hecho de ser progre es usted un ser infinitamente superior con suficientes ideas propias para hablar constantemente ex cathedra. Los estudios quedan para esos pobres sin ideas propias, rancios, limitados y carcas que, a falta de criterio propio, tienen que acudir a los libros. Seres despreciables. Usted, aspirante a progre, o progre consolidado, ya ha estudiado bastante en la universidad de la vida. La Gregoriana para los carcas. Usted, como mucho, acuda a Higinio Fernández y los artículos de Aradillas.

Leer más... »

24.08.21

Especulaciones Novell

Ha sido la noticia del día y de casi del verano en la información religiosa de la Iglesia en España. Ayer conocimos que el santo padre ha aceptado la renuncia al gobierno de la diócesis de Solsona de monseñor Novell, a los cincuenta y dos años. A partir de ahí, todo son especulaciones.

Según la nota de prensa del obispado de Solsona, “la renuncia la ha libremente presentado por razones estrictamente personales, en conformidad a cuanto se contempla en el canon 401 §2 del Código de Derecho Canónico. Mons. Novell ha tomado la decisión después de un período de reflexión, de discernimiento y de oración, al término del cual ha espontáneamente presentado al Santo Padre su propia situación y su dimisión al gobierno pastoral de la diócesis de Solsona”.

Leer más... »

16.08.21

Catecismos en piedra y madera

La buena gente de Braojos no necesitó la bula Munificentissimus Deus para saber que la Virgen había subido al cielo en cuerpo y alma. Cada vez que entraban en su templo parroquial podían contemplar la Asunción de la Virgen en el magnífico retablo obra de Gregorio Fernández que se conserva en la iglesia del pueblo. También sabían la importancia de saber vivir, saber morir, y rezar por los difuntos. Las espléndidas losas sepulcrales así como la liturgia funeraria hablaba sobradamente de ello.

Hoy la importancia de las exequias y de los sufragios por los difuntos prácticamente ha desaparecido de la vida de la Iglesia. Raro era el caso, salvo accidente, en que muriera un fiel sin recibir los sacramentos. Nadie se quedaba sin sus exequias y oraciones, tuviera medios o no. Los que podían, ofrecían sus limosnas. Los que no, contaban siempre con hermandades que tenían como uno de sus objetivos hacerse cargo del entierro de los indigentes, que comprendía tanto el mismo hecho de depositar su cuerpo en el camposanto como garantizar que se ofrecieran sufragios por su alma.

Leer más... »