10.05.22

Sostenella y no enmendalla

Una lectora del libro de Rafaela me hizo una pregunta hace algunos días. Partía de que estaba completamente de acuerdo con el diagnóstico que hace Rafaela de la situación de nuestra Iglesia. La pregunta era esta: “¿y qué se puede hacer”. Intento responder aquí para ella y para todos, por si acaso mi reflexión pudiera servir de algo.

Creo que después de la experiencia de estos últimos cuarenta o cincuenta años si algo debemos tener claro, y vistos los frutos, es qué cosas no debemos seguir haciendo. 

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8.05.22

Rosario de hombres. El mayor fracaso pastoral es partir de la derrota

Rosario de hombres en Braojos

Tenían que haber visto las caras de la gente que estaba en misa cuando anuncié el domingo pasado un rosario para hombres en la ermita de Braojos ayer sábado a las 10 h. Escepticismo con su punto de cachondeo. 

Esto es partir de la derrota: no va a venir nadie, no merece la pena, a la gente no le van esas cosas… Vamos por partes.

No va a venir nadie. O sí. Ya se verá. Lo que tengo claro es que en un templo cerrado, sin actividad, sin una sola convocatoria, efectivamente no irá nadie. Si se abre, si se convoca, si se tocan las campanas irán o no irán, pero al menos cabe la duda. Si permanecen cerrados los templos, si asumimos la derrota antes de comenzar, mal negocio. No va a venir nadie. O sí. Al menos uno: un servidor, y en caso de duda con el Socio, para que no puedan decir que no me acompañó ni un perro.

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5.05.22

Rafaela conoce a los Heraldos del Evangelio

Sorprendida se quedó Rafaela al ver a los Heraldos del Evangelio en la tele. Sorprendida, sobre todo, porque escuchó cosas raras y no le entraban en sus esquemas. Así que llamadita a un servidor:

-        Oye, cura, ¿esos Heraldos del Evangelio no son los que estuvieron por el pueblo una vez con la Virgen de Fátima, que la fueron llevando por las casas y se quedaron unos días rezando y organizando cosas con la gente?

-        Sí, esos mismos. ¿Por qué me lo preguntas?

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3.05.22

La "pulicidad" (sic)

Ya lo había descubierto mi abuela hace más de medio siglo: “aquí todo es pulicidad” (sic). Si eso era antes, imaginen ahora. Lo que no está en las redes no existe. Y al revés, parece que todo lo que se haga si no está en los medios es tiempo perdido, insignificancia, nada y vacío. Más aún, llega un momento en el que uno ya no sabe si el objetivo es la caridad o si la caridad es el medio para tener “pulicidad", de forma que el auténtico objetivo sea el publicitario.

Al hilo de todo esto me surgen reflexiones:

Una de ellas, lo de la mano izquierda y la derecha, comprendiendo que a todos nos encanta nuestro minuto de gloria. 

Sigo preguntándome si la caridad publicitada o la publicidad caritativa están ofreciendo al mundo la imagen real de la Iglesia o más bien una visión distorsionada de lo que es la evangelización la conversión, la santidad y el cielo.

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2.05.22

La suegra de Pedro

Ayer me acordé de ella. Qué cosas. De la suegra, de la mujer y de los amigos de buena voluntad que tuviera en Cafarnaum. Me extrañaría que se estuvieran calladitos ante las ocurrencias de Pedro el pescador.

Pedro era un bocazas y un busca broncas, un deslenguado y un provocador. Su actitud ante el sumo sacerdote, que ayer pudimos escuchar, es cualquier cosa menos ponderada, prudente, discreta y centrada. No solo se pasa por el forro de sus principios la prohibición de enseñar en nombre de Cristo con el viejo argumento de obedecer a Dios antes que a los hombres, sino que, además, llama directamente asesino al sumo sacerdote y todos los suyos: “El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero". 

Aquí es donde me empecé a acordar de la suegra, la mujer y los amigos. Me extrañaría que no le hicieran una llamada a la prudencia:

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