6.04.23

Jueves santo desde el cansancio

Cada año, el jueves santo, vuelvo a pensar en el sentido de mi sacerdocio y cómo lo voy viviendo según pasan los años. No se me asusten si les digo que este año me viene a la cabeza y al corazón sobre todo la palabra CANSANCIO. Sí. Me siento cansado, que no desanimado, que son cosas bien distintas. 

Una parte del cansancio viene sin dudas marcada por la propia edad. No soy un niño y, evidentemente, las fuerzas no son las de los veinte o treinta años. Esto es algo que hay que saber asumir con alegría, con dignidad y con toda la naturalidad del mundo. Nos hacemos mayores y aunque psicológicamente uno no acabe de ser consciente, es lo que hay. Aceptemos la realidad y agradezcamos a Dios el don de la vida.

También reconozco un cierto cansancio pastoral. No es fácil celebrar cada día para una, dos, tres personas. Algo más los domingos y poco más. Esto agota, seamos claros. 

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4.04.23

Ocho horas en poder de los rojos

Cuando un visitante entra en el templo parroquial de Braojos de la Sierra queda impresionado sin duda ninguna. Entre otras riquezas, pueden contemplar cinco espléndidos retablos barrocos, uno de ellos nada menos que de Gregorio Fernández con pinturas de Vicente Carducho. 

Suelo decir a las personas que se acercan a conocernos y disfrutar de nuestra riqueza patrimonial, que la suerte de Braojos fue que por aquí no pasó apenas la guerra civil, al contrario que en tantas otras poblaciones, algunas muy cercanas como el caso de Gascones, que sufrieron graves daños en su patrimonio religioso hasta llegar, en el caso de esta última localidad, a ver apenas cuatro paredes en pie de su iglesia parroquial. 

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2.04.23

Cuando los ángeles vinieron a ver a Rafaela

Una de las cosas que más tristeza e indignación me causan es que haya gente que desprecie a Rafaela, Joaquina y Manolo con un triste “para cuatro que van no merece la pena” o peor aún “total para cuatro viejas".

Es como si en esta santa madre Iglesia hubiera que clasificar a los fieles según la alcurnia de sus respectivas parroquias, de forma que, si por ejemplo se pudiesen clasificar las parroquias como hoteles y restaurantes, pero con campanillas, nos encontraríamos con fieles de parroquia de cinco campanillas, que se merecen liturgia cuidada, muchos servicios, calefacción en invierno y buen aire acondicionado en verano, y lomo doblado del señor cura párroco especialmente cuando recibe un sobre con muy sustancioso contenido. 

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29.03.23

Un desvencijado cardo borriquero

Ya saben mis amables lectores que la palabra “cardenal” viene, dicen, de “cardo”, que por lo visto es algo así como una bisagra que sostiene las puertas de la Iglesia. En la práctica los cardenales se supone que son puntos fuertes que garantizan la fidelidad a Cristo, a la Iglesia y al santo padre.

Ya dije en una ocasión que si esto es así, hay que empezar a levantar monumentos no a cardenales, sino a esas cardenalas que calladamente, oscuramente, con su fe y su oración mantienen viva esta Iglesia nuestra a pesar de los que se visten de colocrado.

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28.03.23

Gracia y privilegio de ser cura de pueblo

Ayer me invitaron a acudir a una reunión de sacerdotes de un arciprestazgo de Madrid capital para contarles qué es eso de la pastoral rural. 

Aproveché una meditación que en su día prediqué en una tanda de ejercicios espirituales que estuve dirigiendo a un grupo de sacerdotes de la diócesis de Lugo para hacer un resumen y repartirla a los curas. 

Se me ha ocurrido ponerla aquí por si pudiera ser útil a alguien, tal vez a algún cura de pueblo, o a cualquiera que quiera conocer mejor y desde dentro lo que supone la pastoral rural. Ahí va.

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