8.03.23

Nos importa tres x que nos cierren la edición

La codorniz fue una revista española de humor que se publicó en España desde 1941 a 1978. Su lema era «la revista más audaz para el lector más inteligente». Así era. Había que leer no digo entre líneas, sino entre las entre líneas. Hoy, que hemos perdido el sentido del humor o, peor aún, nos pensamos que el sentido del humor son dos memes oportunistas, un repetir chistes más viejos que Ramón Tamames, y dos palmetadas en la espalda al grito de “qué bien te veo tía, o tío o tíe", La codorniz no tendría futuro. 

Durante años se adjudicaron a La codorniz historias del todo inexistentes, aunque no faltan quienes juran haber tenido en sus manos las susodichas portadas. Una de estas supuestas heroicidades se decía que ocurrió tras el secuestro de alguna edición, que a veces pasaba. Según la leyenda, ya digo que nunca ocurrió en la realidad, tras alguna semana en que La codorniz estuvo secuestrada por alguna gamberrada que se les fue un poco de las manos, la revista volvió a los kioskos con una portada en la que podía leerse lo siguiente:

Bombín es a bombón
como cojín es a x
y nos importa tres x
que nos cierren la edición. 

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7.03.23

Filomena

Mi amigo Manolo nunca aceptó la crudeza de Filomena. Fue siempre un hombre convencido del calentamiento global acelerado y ante su terquedad de pensamiento no había realidad que le pudiera sacar no solo de sus certezas, sino de la necesidad de hacer propaganda de las mismas a tiempo y a destiempo.

Madrid fue un caos. La nieve alcanzó cotas desconocidas desde hacía muchos años. Aperecieron esquiadores en la misma Puerta del Sol y hasta vimos carreras de trineos tirados por perros. Coches abandonados de cualquier manera en los arcenes de la M-30, árboles caídos, calles del todo intransitables por días.

- Hoy no dirás que no hace frío, Manolillo… 

- ¿Frío? ¿A esto le llamas frío? ¿A cuatro copos de nieve? Una temperatura espléndida, si hasta perece que la primavera se nos adelanta. Más aún, yo creo que estamos en los últimos años que vamos a ver invierno, desde ahora todo será una eterna primavera.

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4.03.23

Entrepierna

Piensen y verán que no ando tan errado. Todas las grandes cuestiones del sínodo, al menos las más conocidas y divulgadas, son cosas que pasan por la entrepierna. A ver si no:

- Comunión para homosexuales que viven manteniendo relaciones de pareja.

- Comunión para divorciados vueltos a casar

- Fin del celibato sacerdotal

- Los casos de abusos sexuales

- Acceso de las mujeres al sacerdocio

 ¿Qué otras cosas se están planteando que merezca la pena reseñar? ¿La democracia interna, la sinodalidad diocesana con carácter decisorio y vinculante? Todo va a lo mismo.

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3.03.23

El himno de los cojos

Mañana de domingo en Guadalix de la Sierra. Apenas unos minutos para que dé comienzo la misa de las 13 h. Servidor, a carreras de pueblo en pueblo. A llegar a la sacristía mi buena María, la gran colaboradora de la parroquia de Guadalix durante muchos años, me dice:

- Hijo, ya tenemos todo. Lo único que nos falta es ver qué cantamos en la comunión.

- Pues cantad el himno de los cojos.

- Esa no nos la sabemos, pero si tú quieres lo podemos ensayar y aprender algún día.

- Sí, mujer, sí lo sabéis. Es esa canción que empieza “No podemos caminar…”

- Bobo!

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2.03.23

De fracaso en fracaso hasta el derrumbe total

Me comentaba ayer un buen amigo que en su parroquia no cabe un cartel más. Ha llegado a contar más de sesenta en la entrada ¡más de sesenta! amén de tres o cuatro o cinco en el presbiterio con lemas tan originales y sugerentes como “Dios te ama", “Cuaresma, tiempo de conversión” o “Todos somos hermanos". 

Afortunadamente están esos carteles para afianzar la doctrina católica, porque no cabe duda de que eso de que “Dios te ama", si no hubiera sido por el destacado cartel, hubiera pasado del todo desapercibido para los fieles. Un Cristo en la cruz, la eucaristía, la penitencia no son suficientemente explícitos. Afortunadamente alguien tuvo la brillantísima idea del letrero. Deo gratias.

Tampoco la gente tenía suficientemente claro eso de que la Cuaresma sea un tiempo de conversión, y mira que al imponernos la ceniza se dice eso de “convertíos y creed en el evangelio", aparecen los ornamentos morados, se suprimen gloria y aleluya y toda la liturgia va en esa dirección. Rien de rien. Ni liturgia, ni lecturas bíblicas ni gestos penitenciales. Aquí lo que de verdad vale es el cartelito. Y van dos. 

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