Toc, toc... ¿se puede?
Las cosas, aunque son como son, se captan de forma diferente según el lugar desde donde se mire.
El evangelio y la doctrina de la Iglesia son como son, pero no es menos cierto que se viven, se experimentan y conocen un poco también según desde donde esté situado cada cual.
¿Cómo vive su fe día a día una religiosa contemplativa? ¿Y un monje? ¿Y un padre o madre de familia? ¿A qué retos se enfrenta un sacerdote? ¿Cómo se sitúan en la Iglesia un obispo, un vicario general, un misionero, un laico consagrado, una catequista de barrio, un voluntario de Caritas, un niño, un joven…?
Servidor es cura párroco en un barrio de Madrid. Feliz de ser cristiano y católico, encantado con su sacerdocio y el ministerio que le han encomendado, contento en la Iglesia a pesar de los pesares que no son otros que el pecado de los que somos sus miembros, ilusionado con la vida parroquial, normalito, con sus problemillas y limitaciones, pero convencido de que merece la pena dar la vida por la causa de Cristo el Señor en su Iglesia.
Hace más de seis años que comencé un blog con el título de “Jorge. De profesión, cura” (clarito, para que no hubiera dudas) en el que he ido volcando mis experiencias como cura en Madrid. Desde lo que supuso la construcción del centro parroquial inaugurado hace dos años, hasta la tarea de hoy, que se va multiplicando gracias a Dios.