La toca de la Caram
En España tuvimos una vez un político claro como el agua clara. Se llamaba Pablo Iglesias y nunca ocultó sus intenciones. En el diario de sesiones del congreso de los diputados quedan recogidas algunas de sus perlas: “El partido que yo aquí represento aspira a concluir con los antagonismos sociales,… esta aspiración lleva consigo la supresión de la magistratura, la supresión de la iglesia, la supresión del ejercito… Este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones“. Es decir, el fin justifica absolutamente todos los medios.
Me he acordado mucho de esta forma de entender la política al leer esta mañana el blog de sor Lucía Caram en Religión Digital, donde muestra su incondicional apoyo al candidato de Convergencia a las próximas elecciones autonómicas catalanas, a la vez que asume ese famoso discurso victimista según el cual Cataluña es la vaca de la que chupa toda España, justo cuando acaba de pedir 5.000 millones al estado para pagar nóminas.