9.01.13

Que dimitan Griñán y Gordillo

La izquierda en general, y la izquierda española en particular, tienen sobrada y reconocida experiencia en la fabricación de cortinas de humo. Lo llevan haciendo decenios y con un excelente resultado. En cuanto hay un problema grave que les pueda salpicar en la frente, rápido buscan chivo expiatorio o situación engañosa para conseguir que la gente mire en otra dirección y quedar libres de toda responsabilidad.

Me resulta divertido, que no imprevisible, eso de que Izquierda Unida haya puesto en marcha una campaña pidiendo la dimisión del obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández. Más en concreto es el Área de Libertad de Expresión Afectivo-Sexual (Aleas) de IULV-CA quien ha puesto en marcha una campaña en las redes sociales para pedir la dimisión del obispo.

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8.01.13

Mi Kevin Johnatan

Me resulta curioso, casi día tras día, escuchar a los padres ese vacuo argumento de no condicionar al niño para el futuro cuando se plantean el bautismo y luego la primera comunión:

- Preferimos que el niño elija libremente en su momento.

Hace tiempo que me río este argumento. Pero lo acepto. Lo que ocurre es que luego tengo la costumbre de sacar mis propias conclusiones.

Es decir. Nace un niño. Y los papás, sin consultar con nadie, le ponen por nombre Kevin Jonathan, Constitución –que se puede-, Lenin, Vanessa Oona, Mar de la Pampa Libre o Fidel Camilo. O le llaman simplemente Paquito, Humberto Luis, María de Paracuellos o José de la Cruzada de Liberación. Así. Sin pedir explicaciones. Simplemente porque quieren. Porque eso se supone que no es vulnerar libertades. Y perdón por el palabro, pero no me digan que no es una barrabasada arrastrar toda la vida lo de Mar de la Pampa Libre o Cojonciano, porque así se llamaba el abuelo.

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7.01.13

A los celiacos, servidor con vino

Cuando yo era niño o había menos enfermedades o, muy posiblemente, tampoco nos enterábamos demasiado. No recuerdo amigos celiacos, por ejemplo. Tampoco alérgicos y menos al polen. Pero insisto, cosas de pueblo.

Tengo en la parroquia algunos celiacos. Como es natural su enfermedad suscita algunos problemas a la hora de administrarles la comunión, ya que los hay con intolerancia total al gluten y la imposibilidad lógica de que reciban la eucaristía bajo la especie de pan.

En estos casos yo lo que prefiero hacer es preparar un cáliz pequeñito con una gotas de vino y agua en el que no se roce por nada el pan. Cuando llega el momento de la comunión el celiaco se acerca al principio o al final para facilitar las cosas y bebe directamente del cáliz. Para mí es lo más sencillo y lo que no admite duda.

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6.01.13

Caramelos del PSOE en la cabalgata de reyes

Ayer pasé la tarde de reyes en mi pueblo natal. Una gozada. El volver a los recuerdos de la infancia, pasar un rato con mi anciana madre y concelebrar la eucaristía en la parroquia del pueblo. Por cierto, que coincidí con Miguel Ángel, otro sacerdote paisano ahora destinado en Argentina, y con Mariví, religiosa cisterciense, también paisana, ahora en el pueblo con un permiso especial para cuidar de su madre. Los reyes con los sobrinillos son otra cosa. En un rato iré a su casa a ver el despliegue de ilusiones y sonrisas. Es más, me han dicho que los magos siempre guardan la dirección de cuando uno fue niño y que es posible que esta noche me hayan dejado algo.

Cómo ha cambiado la cabalgata de reyes. Cuando yo era niño la cabalgata eran tres reyes magos a caballo que recuerdo siempre entrando en la plaza. Ahora son coches y coches decorados, llenos de niños que lanzan caramelos, y que se encargan de poner en marcha el ayuntamiento y alguna que otra institución. Nada que objetar en principio.

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5.01.13

Creí que venían con buena intención

Han pasado años. Comida de sacerdotes con el entonces cardenal arzobispo de Madrid, D. Vicente Enrique y Tarancón. El PSOE hacía unos meses que había ganado las elecciones generales. Un sacerdote, en aquella comida le preguntó: “Don Vicente, usted dijo en una ocasión que con gobiernos de izquierda la iglesia podría vivir mejor. ¿Lo mantiene?”. Su respuesta fue de las que hacen antología: “Yo es que creí que venían con buena intención”.

Tarancón era lo que entonces se calificaba como un obispo progresista, al que tocó en los años de la transición ejercitar sus buenos oficios para que las cosas fueran saliendo sin enfrentamientos, buscando consenso, tratando de aunar voluntades, según las estrictas instrucciones recibidas de Roma. Hizo su papel. Triste al final de su etapa como arzobispo de Madrid ese reconocimiento de mala voluntad por parte de sus interlocutores.

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