Madre Teresa: opio de las clases altas
Ahí tienen el último exabrupto del “amigo” González Faus. Para esta gente es ver a la beata Teresa de Calcuta y ponerse de todos los colores, rechinar los dientes y sufrir espasmos varios. Algo así como un endemoniado ante el agua bendita y la cruz.
¿Pero se puede saber qué narices les ha hecho esta buena mujer para que la tengan tantísima manía? Ese es el meollo de la cuestión. Porque la buena de Teresa de Calcuta tiene todos los ingredientes para ser icono del progresismo más progre: es mujer (y por tanto, según sus teorías, está discriminada en la Iglesia), es pobre, y se supone que puede aportar pocos bienes a las inFAUStas arcas vaticanas, y está volcada en la causa de los débiles que según el amigo Faus es algo que en Roma resulta molesto. Es que lo tiene todo: mujer, pobre y con los pobres. Vamos, como para hacer cruces de Palacagüina con su imagen, repartir sus escritos en cada congreso de teología y llevar un trozo de su sari como reliquia. Pues no. Nada de nada. No solo rien de rien sino que la han elevado a la categoría de “opio de las clases altas”.

Para fray Macario era importante el voto de pobreza. Por eso, entre otras cosas, no tenía carnet de conducir y se había prometido a sí mismo no tomar jamás un taxi. Eso sí, constantemente: ¿P. Manuel, me puede llevar en el coche de la comunidad a tal sitio, D. Fulano, sería tan amable de acercarme con su coche a tal lugar a recoger unas cosas, doña Menganita, me acercaría mañana a la estación de autobuses, que voy de viaje y tengo una maleta bastante pesada?
No pierden oportunidad de salir en algún sitio. Ayer lo más granado de la disidencia eclesial se dio cita en el centro pastoral San Carlos Borromeo para explicarnos que no están de acuerdo con la llamada LOMCE, ley de educación que ultima el partido popular. Ya estaban tardando.