La vida parroquial en estos pueblos que Dios me ha dado es posible gracias a las Rafaelas y los Manolos que se ponen en jarras y sacan adelante las cosas con un convencimiento mezcla de fe, tradición y firmeza serrana. También ayuda, no crean, que el señor cura sea el primer cabezón o convencido de que las cosas tienen que salir aunque sea a mordiscos. Me van a permitir que les cuente dos cosas de estos días.
Martes pasado. 15 de agosto. En La Serna del Monte celebramos ese día a la Virgen del Socorro. No me digan por qué. Se celebra y punto. La Virgen colocada en sus andas y una pregunta de los fieles: “a ver si somos capaces de sacar a la Virgen, ya sabe que somos pocos y mayores". Mi respuesta: “ya nos apañaremos”. Total, que acaba la misa y les digo: “ahora la procesión, y me dicen que a ver si podemos… Pues claro que podemos, ¿o acaso nosotros, serranos de pro, nos vamos a arrugar? Vamos y que no se diga…” Por supuesto que la Virgen salió en andas y no faltó gente para hacerlo posible.
Ayer, tercer domingo de mes, minerva en Braojos. Alguna vez ya les he contado que en Braojos, los terceros domingos de mes, y desde el año 1589, se realiza por el interior del templo una procesión con el Santísimo que, vulgarmente, se denomina “minerva". La verdad es que cada vez cuesta más trabajo. Me dicen que antiguamente la procesión llevaba cruz alzada, ciriales, estandarte de la hermandad, incensario, los hermanos con velas y el sacerdote con el Santísimo Sacramento bajo palio.
Hoy, apenas conseguimos cuatro para llevar las varas del palio. Domingos hemos tenido en pleno invierno donde nos las hemos visto canutas para conseguir cuatro hombres para el palio. Un domingo, animando a la gente para que no dejen perder esta impresionante tradición, les dije: “no sé si vendrán o no, es igual. Mientras un servidor sea párroco de Braojos, habrá minerva cada tercer domingo aunque la haga yo solo".
Llegamos a la sacristía y Cándido, el fidelíismo sacristán, me dice: “tú tranquilo, que mientras yo pueda, incienso no ha de faltar, y si no hay nadie para el palio, te tapo yo con un paraguas".
La fe es esto. No me conviertan la fe en ñoñería, sentimentalismo interior, blandenguería adolescente o costumbre que se va perdiendo. La fe es reciedumbre, es convencimiento, es seguir aunque aparentemente no tenga sentido, es mantener lo de siempre por más que digan que aquello hoy no es más que una tradición sin contenido religioso.
En mi vida de fe en estos pueblos gente como Cándido, que se compromete a incienso y paraguas si hiciera falta, o esas Rafaelas que con lluvia, nieve o sol de justicia rezan, van a misa y cuidan su su iglesia, te demuestran, con su fe y su convencimiento, que todo tiene su sentido.
Ayer celebramos la minerva bastante bien. Con palio y hasta cruz alzada. Y el día que se dé peor pues nada, un servidor con el Santísimo, Cándido al lado y las Rafaelas de siempre cantando el Tantum ergo.
Cosas de la Sierra.