Adoración perpetua: la joya de la corona
Algunos amigos de internet me preguntan de vez en cuando por la capilla de adoración perpetua. Los hay incluso, habida cuenta de que llevo semanas sin escribir del asunto, que hasta se malician que se haya cerrado. Pues no. Más bien todo lo contrario.
Este pasado lunes, cuatro meses desde su apertura. Cuatro meses el Santísimo expuesto. Cuatro meses si que en ningún momento hayan faltado adoradores: mañanas, tardes y madrugadas. Laborables y domingos. Fiestas y puentes. Cuatro meses. Bendito sea Dios.
Sueño nos pareció que hubiera una persona por turno. Ingenuos. Es verdad que hay huecos que cubrir de vez en cuando. Pero es más verdad que en la capilla se produce un trasiego constante de personas de toda edad que pasan a hacer su rato de oración.