Josep M. Bausset, O.S.B.: me pido el evangelio con conservante
Hay medios, instituciones y personajes de la vida eclesial que son, desgraciadamente, una fuente inagotable de despropósitos y naderías. El monasterio de Montserrat siempre fue nacionalista, pero serio. Ahora ya, ni eso. Sus monjes tenían fama de formalidad, hondura intelectual, profundidad teológica y saber hacer. Parece que últimamente han decidido dejarse deslizar lanzarse en los brazos del nacionalismo más casposo y la progresía más insustancial. Ellos sabrán.
He podido leer en Religión Digital, que no deja de ser una simpática caja de sorpresas que se supera por momentos y mira que es difícil, la carta que Josep M. Bausset, monje benedictino escribe a los reyes magos. Parece mentira lo que puede decir del autor una carta a sus majestades. Curiosa, realmente curiosa.

La mayor parte de la gente somos de costumbres fijas, hasta cuando vamos a la iglesia tendemos a ocupar siempre el mismo banco. D. Jesús, el párroco, se sabía de memoria la ubicación de cada uno de sus feligreses, sobre todo las feligresas. Según estaba en el altar, en el segundo banco de la izquierda, Rafaela y Joaquina, siempre juntas a pesar de sus pesares. María a la derecha, más retrasada. Jesusa, no me diga por qué, al fondo a la derecha. Por supuesto si había un hombre, invariablemente al fondo, cosas del pueblo, a no ser que se tratara de un forastero, que esos siempre se han sentado donde les ha dado la gana.
La gran ventaja con que juegan los adivinos de chichinabo, los que salen por ejemplo cada año en la prensa rosa y la tele de la víscera, que no del corazón, es que los españolitos en general somos gente de flaca memoria y nada dados a tomar notas de lo que nos dicen. Si a esto añadimos que la gran mayoría son gente avispada y en consecuencia poco dados a concretar, pues aviados estamos. Así cualquiera profetiza.
El sábado regresé a mi parroquia anterior. No suelo ir demasiado. Mejor, apenas la piso. Pero hay ocasiones en las que resulta imposible el resistirte.