González Faus: el último profetiflauta
Debe ser que cuando uno cumple años, no tiene nada que hacer y encima pierde notoriedad, echa en falta los tiempos en que era aclamado como gurú, teólogo de prestigio y la voz de los son voz y necesita imperiosamente volver al “candelabro” y arañar una portada, una cita, un artículo, algo que le haga sentir que está vivo y que todavía queda quien le haga caso. Entonces, solemnemente, abandona su vida escondida, por lo visto insoportable, y vuelve a la luz para iluminar el ministerio del sucesor de Pedro, sacar de la ignorancia a la masa de católicos aborregados y alejados del evangelio chachi guay que es el suyo y soltar su última proclama como si hubieran vuelto a la vida los estériles huesos del profeta Jeremías.

Parte es moda. Cada vez más se habla de voluntariado, de voluntarios, de hacer algo por los demás. ONG’s por doquier ofrecen posibilidad de colaborar. De Cáritas qué vamos a decir, que cada vez son más las personas que, conscientes de las graves necesidades sociales, se ofrecen para trabajar de forma voluntaria con personas y colectivos necesitados de ayuda.
Imaginen media docena de “Rafaelas”. El caso es que al bueno de D. José le encomendaron una nueva parroquia perdida en la periferia de una gran ciudad. Apenas esa media docena de Rafaelas cada día en misa. Mujeres de edad provecta que acudían cada tarde con su mejor voluntad.
La primavera dicen que es una estación meteorológica que en el hemisferio norte se extiende de finales de marzo a finales de junio. La prima Vera es una pariente lejana del pueblo que viene de visita y de compras dos veces al año. El primavera es el tipo ingenuo, que va por la vida de incauto, que hace el primo.





