Conferencia episcopal: sigo esperando la revolución pendiente
Bueno, pues ya tenemos renovada la conferencia episcopal española. ¿Mucho cambio, poco cambio?
Para empezar vamos a dejar claro que una conferencia episcopal es bastante poca cosa. Tan poca cosa que su identidad y misión quedan despachadas en apenas un canon en el código de derecho canónico: “447 La Conferencia Episcopal, institución de carácter permanente, es la asamblea de los Obispos de una nación o territorio determinado, que ejercen unidos algunas funciones pastorales respecto de los fieles de su territorio, para promover conforme a la norma del derecho el mayor bien que la Iglesia proporciona a los hombres, sobre todo mediante formas y modos de apostolado convenientemente acomodados a las peculiares circunstancias de tiempo y de lugar”. Es decir, que su competencia se reduce apenas a algunas funciones pastorales y a formas de apostolado. Nada más salvo decreto o mandato de Roma.

Evidente de toda evidencia que no es lo mismo. Hasta ahí podíamos llegar. Hace unos días servidor, ante lo que me pareció una salida de pata de banco del jesuita González Faus, escribió un post en el que, como es natural no me podía tomar en serio a este padre. Si la señora María, la Rafaela de turno, Manolo el del bombo o mi vecina Mari Puri dicen que lo que tiene que hacer la iglesia es vender la sagrada Familia de Barcelona y dar el dinero a los pobres, me hubiera parecido el fruto de la falta de conocimiento del asunto. Pero que lo diga González Faus es muy serio.
De “puritita” casualidad vi el domingo la entrevista a sor Lucía Caram en la cuatro. Nada con sifón. Si acaso la vergüenza ajena que uno siente cuando sigues escuchando eso tan nuevo de que no me confieso porque el cura es más pecador que yo o quiénes son los curas para hablar de familia y matrimonio si son célibes. Pues ya ven la gente sigue diciendo eso y no pasa nada, ufanos como si acabaran de descubrir la cuadratura del círculo. En otras cuestiones de la entrevista no entraré, ya que doctores tiene la santa madre Iglesia que callan desde hace tiempo. Si ellos callan, que son doctores, no hablaré yo.
Las charlas cuaresmales siempre fueron algo así como los ejercicios espirituales del pueblo de Dios. Ante la proximidad de la semana santa era normal, lo sigue siendo en muchos lugares, organizar unas charlas cuaresmales para alentar en el camino de la conversión y animar a los fieles a una buena confesión.
En el pequeño pueblo de Valdetaludes de Arriba llevaban años de fuerte carestía. Varias temporadas con cosechas casi nulas por la sequía primero y luego esas nubes llenas de piedra que soltaban su carga justo en el peor momento. Los animales, infectos de miseria, dejaron de regalar su leche para dar únicamente lástima. La pequeña fábrica de harinas cerró porque decía su dueño que apenas daba nada y aunque la situación del pueblo era crítica bien decía él que no era cosa suya.





