Transmutarse de ardilla a caballo
No lo digo yo. Es que verán, hace algún tiempo, hablando con un “muy alto” clérigo -y se quedan con las ganas de conocer mis fuentes- me decía que, tras los grandes éxitos pastorales de los últimos años, lo mismo era tiempo de dar cerrojazo a reuniones, iniciativas, congresos, coordinadoras, talleres, asambleas, consejos, comisiones permanentes, experiencias, alternativas, delegaciones, tertulias, círculos y demás similares para dedicarnos, al menos durante dos años, a nada más que rezar, exponer el Santísimo, dirigir el santo rosario, confesar, celebrar misa y predicar
Fíjate, me decía, si hiciéramos el compromiso de dedicar la mitad del tiempo que se nos va en reuniones y papeles, solo la mitad, a estar en la iglesia rezando, confesando y diciendo misa.