Hoy 35 años de sacerdote. La culpa fue de la tía Flora
La tía Flora (1906 - 1992) era hermana de mi madre. Casada con el tío Máximo, hombre cariñoso y bueno donde los haya, no tuvieron hijos.
La tía Flora, piadosa, rezadora, de fe, de iglesia, siempre tuvo la ilusión de un sobrino sacerdote. Así que a rezar por esa intención. Diez sobrinos tuvo, cinco chicos y cinco chicas. Servidor, el pequeño. Pero pasaban los años, los chicos mayores se iban echando novia y casando y yo, el pequeño, aunque siempre fui practicante de mi fe, de misa dominical y confesion frecuente, no parecía que pudiera ir por ese camino. Había empezado la universidad y los domingos -entonces era los domingos- acudía a la discoteca con los amigos para estar con las chicas y echar unos bailes.