4.09.16

Objetores de colecta

Colecta en misaApareció hace apenas unos días por la parroquia. Viejo conocido de una de mis anteriores parroquias, de vez en cuando aparece para saludarme y pasar un ratito con el Señor en la capilla de la adoración perpetua. En esta ocasión, entre saludos, ponerme al día de su extensa familia entre hijos y nietos, y contarme su siempre emocionante veraneo, aprovechó para poner en mis manos un sobre con doscientos euros como donativo para la parroquia.

– Lo agradezco mucho, pero ya sabe que no tiene por qué…

– Déjeme que se lo explique, padre.

Mire, me decía, he pasado el verano viajando más que el baúl de la Piquer, que se decía antes. Cada hijo en un sitio, y todos casi exigiéndonos que fuéramos a pasar unos días con ellos, así que, como los feriantes, de pueblo en pueblo

Mi costumbre, de siempre, es acudir a misa al menos los domingos y festivos, y no sabe, padre, lo que me ha tocado aguantar. Sacerdotes celebrando sin casulla ya casi ni me afecta. He tenido que aguantar eso, la ausencia de la casulla en muchos sitios. El lavabo por supuesto que desaparecido. Parroquias donde se omitía una de las lecturas. Sagrario alguna vez imposible de descubrir, bancos sin reclinatorios. En una parroquia me tocó el rito de la paz no solo con la cancioncita, sino con baile y palmas. Confesarnos, imposible. Y no entro en el contenido de algunas homilías, directamente heréticas, y donde me he sentido insultado más de una vez. Ya sabe: eso de los que se creen buenos por cumplir pero que echan a los demás de la iglesia por su cerrazón. Qué le voy a contar.

Un domingo me dejaron sin comulgar. Me gusta comulgar, tengo derecho, de rodillas. No había reclinatorio e hice el esfuerzo de arrodillarme en el suelo. Me quedé sin comulgar porque el sacerdote dijo que o me ponía de pie o nada. Pues nada. Me tuve que conformar con una comunión espiritual.

Mire, al final uno es el pagano que tiene que aguantar todo y encima pagarlo. Pues me he cansado. Seguiré colocando la crucecita en la declaración del IRPF porque sé que la Iglesia nos necesita, y que no me sigan tocando las narices.

Protestar es perder el tiempo. Si hablas con el sacerdote del lugar te despide llamándote reaccionario, carca y poco misericordioso. Hablar con el obispo es más de lo mismo: si acaso responde -que no siempre- con buenas palabras y ya está. Así que hemos decidido mi mujer y yo que nos convertimos en objetores de colecta.

Es muy facilito. Nosotros tenemos nuestro presupuesto de jubilados para la colecta dominical y festiva, y procuramos que sea lo más que podemos. ¿Que vamos a una parroquia normalita, bien arreglada, con sus reclinatorios, una celebración correcta, aunque falte alguna cosita? Pues donativo en la colecta.

¿Que nos toca aguantar originalidades, decisiones arbitrarias, liturgia alternativa, ocurrencias del reverendo de turno? Pues aguantamos, porque mejor es eso que quedarnos sin misa, aunque no se crea que lo tengo tan claro. Pero eso sí, en la colecta ni un céntimo. Lo vamos guardando y cuando nos toca parroquia normal, se lleva lo suyo y los ahorros de las misas anteriores.

Hoy me apetecía venir a la capilla y me he dicho: los últimos ahorros, para la parroquia de D. Jorge. Mire, no me eche reprimendas. Que usted me entiende. Si el cura con la liturgia de la Iglesia puede hacer lo que le venga en gana, imagine yo con la colecta. Por cierto, que usted disponga, pero si pudiera ser, me gustaría que este donativo fuera para gastos de la capilla de adoración perpetua. 

30.08.16

Parroquias de todos y para todos

Tenemos importantes novedades en la parroquia. Desde hace tiempo veníamos pidiendo un vicario parroquial estable, ya que el volumen de actividades que se iban desarrollando no era fácil mantenerlo con un servidor y dos compañeros estudiantes que, como es lógico, tiene que dedicarse esencialmente a lo que se dedican: a estudiar y formarse que para eso los ha envido su obispo a España.

Pues puedo decirles que, por fin, se ha nombrado un vicario parroquial. Para que les suene el nombre, es Jenaro Augusto Jiménez López, diocesano de Madrid, y formado en el seminario Redemptoris Mater. Pues encantado con su venida a la parroquia.

Las parroquias mejor cuanta más riqueza en su seno. Me encanta que mi compañero sea del Redemptoris Mater, como me encanta tener catequistas pertenecientes al camino neocatecumenal. Feliz con tener gente del Opus Dei colaborando en otras cosas. Una maravilla contar con laicos colaboradores salesianos, carismáticos, afines a espiritualidades propias. Fantástico que todos puedan acudir a la parroquia y sentirse muy bien en ella.

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27.08.16

Sigue y sigue la "Amoris Laetitia". NUNCA PASA NADA

No recuerdo documento papal más controvertido y que siga suscitando más polémica que la “Amoris Laetitia”. Otros documentos, a las pocas semanas, casi que estaban enterrados en su propio cementerio de elefantes. Este, casi seis meses después de su publicación, sigue vivo, suscita polémica, es interpretado a lo largo de todo el abanico de la vida eclesial arrimando cada cual el ascua a su propia sardina alimentada de personales filias, fobias, visiones, interpretaciones circunstancias personales varias.

Visto que lo mismo sirve para un roto que para un descosido, uno se pregunta si no sería bueno disponer, unos meses más tarde, y visto lo visto, de algunas directrices de interpretación quizá desde Doctrina de la Fe, quizá desde ese nuevo dicasterio para los laicos, la familia y la vida.

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23.08.16

Comuniones, bautizos. A ver si vamos superando la territorialidad parroquial

Parece mentira, en esta era de la globalidad, la unión europea y lo de sentirse ciudadanos de un mundo que necesita el vuelo de una paloma, lo tiquismiquis que luego nos ponemos los curas con la cosa de la territorialidad. Que si has hecho un bautizo de unos que viven en mi parroquia, que por qué en la parroquia de tal aceptan a cualquier niño en catequesis e incluso ¡horror de los horrores! que en el colegio de tal hacen la comunión niños de mi parroquia y yo, nada menos que el señor cura párroco, al margen. No hay derecho.

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22.08.16

Odio por la ranura del buzón parroquial de correos

Hace un rato he abierto, un día más, el buzón de la correspondencia. Orondo y abundante durante el curso, preñado entonces de noticias, convocatorias, urgencias y posibilidades, ahora deviene en magro y casi inexistente. Apenas alguna cosa del banco, facturas mínimas de suministros y anuncios de la ultima pizzería abierta en la zona. 

Por eso me ha extrañado encontrar un algo envuelto en una bolsa de esas que el ayuntamiento de Madrid coloca para recoger excrementos caninos. Una vez llegado al despacho, ese algo ha resultado ser unos cuantos cuadernillos de una barata edición de la Escritura, parcialmente quemados y con señales de haber sido empapados en algo que prefiero ni imaginar, aunque con la solanera que recibe el buzón a estas horas estaba más que reseco. 

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