Escuchar ad infinitum la obra completa de sor Segunda de san Do-Re-Mi.
Me van a permitir que comience por un disparate, que luego lo arreglo. Si tengo que decir misa vestido de lagarterana y con un sombrero - frutería como Carmen Miranda pues que lo digan, lo dejen claro, sea obligatorio para toda la Iglesia católica y a todo el que se niegue lo condenen a escuchar ad infinitum la obra completa de sor Segunda de san Do-Re-Mi.
Con el mundo gay se aclaren si lo conveniente es bendecir, exorzizar, confesar, animar, pasar del asunto, colocar banderas arcoiris en signo de acogida, metérselas por salva sea la parte al promotor, hacer el trenecito o repartir tapones por si acaso. Quien actue por propia cuenta, sea condenado a galeras, si bien pueden conmutarse por tres años en el tercio. A mí la legión.

El P. Ramiro Fincias era un buen jugador de mus. Concienzudo, habilidoso, con su punto de sorna. Ya saben como es la cosa: “envido a grande". La respuesta es quiero, no quiero o envido más. Cuando un rival se asustaba y se echaba atrás, el P. Ramiro sonreía y soltaba su frase favorita: “se ha aciruelado". Vamos, que se asustó y prefirió abandonar la batalla.
Aquí otra cosa no, pero festeros lo que haga falta. El próximo miércoles, san Vicente mártir, titular de la parroquia de Braojos. El sábado, la Virgen de la Paz en Gandullas. El 2 de febrero, la Candelaria en Piñuécar. El esquema, parecido: misa lo mejor que se puede, procesión, subasta de varas y ramos y aperitivo popular.
Si. A las catacumbas. Por lo civil y por lo eclesiástico. Parece que es lo que toca. El mundo gay está muy crecido, lo sabemos. Tienen un poder que condiciona a políticos, asusta a eclesiásticos, tiene cabida privilegiada en medios de comunicación y pueden convertir en arma arrojadiza contra cualquiera.
Muchos lo recordarán. Era un precioso libro del P. Ramón Cué, jesuita, que fue origen de una serie de meditaciones. Ante una imagen de Cristo, roto, va orando y hablando con el crucificado.





