Cuatro iglesias, cuatro reclinatorios
Lo de la libertad es una filfa si nos llenamos la boca con la palabreja pero luego, en la práctica, usamos mil añagazas para impedir su ejercicio. La nueva democracia, que se dice. Creemos y apostamos por la libertad, pero con tantas condiciones que hacen imposible su disfrute. Y ahora vamos a las parroquias y a lo de recibir la comunión.
No voy a entrar en disquisiciones teológicas, exhibición de documentos magisteriales que probarían A o B, ni mucho menos lanzamiento ad hominem de revelaciones privadas. Tampoco lo voy a admitir en comentarios. Una catarata de textos con el mensaje de Nuestro Señor a san X, los pseudo éxtasis de la vidente Pepita y las cartas que mal fotocopiadas nos llegan a las parroquias sobre el modo de recibir la comunión eucarística ni me inquietan ni añaden cosa alguna a mi forma de considerar el asunto. Tal vez servidor sea más simple que el asa de un cubo. Tampoco sería tan mala cosa.

Ustedes lo tienen muy fácil. Es suficiente con consultar el calendario litúrgico de la conferencia episcopal española y todo está claro: solemnidades, fiestas, memorias, tablas y lo que se puede celebrar o no según el día. Así cualquiera. Luego viene la cruda realidad y uno hace lo que buenamente puede.
Aunque ustedes no se lo crean y un servidor casi que tampoco, esta noche, a las 21 h. hora de Madrid, 15 h. de Miami, salvo que Dios Nuestro Señor disponga otra cosa, emitiremos el programa número 52. Les dije en su momento que me estaba metiendo en un charco y que a ver cómo salíamos de esta. Pues no vamos mal. Ya es mérito llegar a los 52 programas. Mérito mío, por qué no, mérito de D, Rafael Núñez desde Miami que lo emite y se encarga de todos los aspectos ténicos desde el canal
Me van a permitir que comience por un disparate, que luego lo arreglo. Si tengo que decir misa vestido de lagarterana y con un sombrero - frutería como Carmen Miranda pues que lo digan, lo dejen claro, sea obligatorio para toda la Iglesia católica y a todo el que se niegue lo condenen a escuchar ad infinitum la obra completa de sor Segunda de san Do-Re-Mi.
El P. Ramiro Fincias era un buen jugador de mus. Concienzudo, habilidoso, con su punto de sorna. Ya saben como es la cosa: “envido a grande". La respuesta es quiero, no quiero o envido más. Cuando un rival se asustaba y se echaba atrás, el P. Ramiro sonreía y soltaba su frase favorita: “se ha aciruelado". Vamos, que se asustó y prefirió abandonar la batalla.