Del discípulo clandestino al valiente legionario
Mañana de sábado santo. Están siendo días intensos, y gracias a unas familias y a un sacerdote que me echan una mano. Ayer, viernes santo, tuvimos meditación de las siete palabras, por la mañana, en los cuatro pueblos. Por la tarde, oficios de la pasión, viacrucis, procesiones… todo multiplicado por cuatro. Aún nos quedan las cuatro vigilias pascuales y las misas de pascua de mañana. Emocionante ver las grandes concelebraciones en catedrales y templos de renombre.
Ayer, tras la lectura de la pasión, uno de los puntos que toqué en la homilía fue el de la figura de José de Arimatea, discípulo clandestino de Jesús por miedo a los judíos. Quizá sea figura hoy para meditar, porque nuestra iglesia podría estar llena de católicos clandestinos, católicos de esos que prefieren “no significarse", apostar por la discreción, por no meterse en problemas. Total, ya sabemos cómo es la gente: sé prudente.





Los rumores, los líos, las explicaciones, los desmentidos y las matizaciones no son más que una forma de explicar sin hacer públicos los documentos. Sabemos que el cardenal secretario de estado del Vaticano, Parolin, y el ministro de la presidencia de España, Bolaños, firmaron un acuerdo para la resignificación de todo el conjunto del Valle de los Caídos, hoy de Cuelgamuros. Acuerdo cuyo contenido desconocemos. Sí que lo hay, pero nada más.
Pregunten en cualquier parroquia medio normal, hablen con sacerdotes. Se lo van a confirmar. Hoy las intenciones para las misas están de capa caída. La razón es evidente. O mejor, las razones son de pura lógica.





