Estoy echado a perder. Higinio ¡te necesito!
Pues sí, porque hoy por la tarde, al acabar las misas del domingo, hice una revisión de lo que había predicado en la homilía y la cosa no puede ser más terrible.
Tengo en mi disculpa que ayer tocaba la parábola del trigo y la cizaña, para nada misericordiosa, todo lo contrario, dura y agria, al punto que teólogos como Higinio Fernández y Pepe Mario de la Atalaya sostienen que es un añadido posterior cuando en la comunidad de Mateo dos grupos se dieron de leches acusándose mutuamente de haber descuidado el trigo y perder la cosecha por las malas hierbas. No me extrañaría.
Me doy cuenta de que mi primer fallo estuvo en admitir que en este mundo hay gente buena (trigo) y mala (cizaña). Craso error, ya que los más eximios teólogos y pensadores nos han dejado claro que el pecado original no existe, luego todos somos buenos por naturaleza. Ya lo dijo el gran Summers que “to el mundo é güeno”.