12.02.19

Esto ya no hay quien lo aguante

Estamos llegando a un momento en que eso de desayunarnos cada día con una sorpresa se nos queda corto. Qué digo desayunar. Esto parece la medicación del crónico: sorpresa con desayuno, comida y cena, susto con el aperitivo y pasmo en la merienda. Lo de nuestra santa madre Iglesia es un sin vivir.

El sábado por la mañana, por ejemplo, una declaración del cardenal Müller recordando los puntos básicos de la fe católica. Perfecto. Muy bien. El problema es que ayer mismo otro cardenal, Kasper, dice que lo de Múller en fin, que es insostenible y que contiene afirmaciones que le dejan, literalmente, “horrorizado”.

Esto no hay quien lo aguante. Que entre sacerdotes tengamos discrepancias o alguno patine más o menos, qué se le va a hacer. Pero encontrarnos con cardenales que en temas de fe se cuestionan y descalifican unos a otros es demasiado. Ya está bien.

Leer más... »

10.02.19

La infalibilidad del señor Mariano y la cortedad de Rafaela

El señor Mariano, aunque jamás lo reconocerá, hace tiempo que dejó de ser católico. Es verdad que de niño aprendió el catecismo y hasta se planteó una posible vocación sacerdotal. Fue un hombre piadoso, de misa dominical, confesión alguna vez y sus rezos de siempre. Es decir, que era un hombre católico. Pecador, sí, pero católico.

Mariano es del grupo de Rafaela. Del pueblo, de formación pareja y costumbres similares. Rafaela permaneció en el pueblo aferrada a lo que le enseñó la señorita Juliana, maestra y catequista. Entre otras cosas, y bien lo tiene ella aprendido, amar, escuchar, obedecer y fiarse de la santa madre Iglesia. Por eso Rafaela nunca ha tenido especiales problemas de fe y ha sido capaz de sobrevivir a los don Jesús de turno. Tuvo su Astete y su Ripalda y ahora dice que le basta con el compendio del catecismo para no equivocarse.

Leer más... »

9.02.19

Mucho Müller

Ya tocaba alguna alegría y de las gordas. Son ya unos cuantos años en los que las palabras que nos van marcando son algo así como “bueno”, “depende”, “hay que matizar”, las circunstancias”, “la acogida”, “no hay que ser inflexible”. Todo esto, que en principio podría hacerse pasar por prueba de madurez, caridad constante y profundidad evangélica, no es más que una bajada de pantalones o subida de sotanas que claudican ante el más burdo relativismo presentado como el no va más de la evolución católica personal. Somos tan católicos, tan maduros, tan evangélicos y tan misericordiosos, que hemos llegado a la conclusión de que todo depende.

Cuando esta mañana me he encontrado con la Declaración de fe «¡No se turbe vuestro corazón!» (Juan 14,1), del Cardenal Müller, he de reconocer que he sentido una inmensa gratitud hacia el cardenal, unida con una alegría y de las gordas.

Leer más... »

6.02.19

Enhorabuena a HazteOír

Ayer me enteré de que el señor ministro del interior, Fernando Grande Marlaska, ha notificado a la entidad HazteOír el acta de revocación de la declaración de Utilidad Pública. La razón es que fletar un bus, con su dinero, por cierto, proclamando que los niños tienen pene y las niñas vulva es altamente ofensivo y va contra la dignidad de ciertos colectivos.

Leer más... »

4.02.19

En dónde están los profetas

En los años setenta (y han pasado ya cuarenta y tantos años), salió al mercado un famosísimo disco entonces de Ricardo Cantalapiedra con el título de “El profeta”. En aquellos años no había reunión, encuentro, asamblea o convivencia donde no se cantaran algunas de sus canciones.

Pues ya ven, después de cuarenta años, ayer me dio por acordarme del susodicho disco y especialmente de una de sus canciones que llevaba por título “En dónde están los profetas” y que, entre otras cosas decía: “¿En dónde están los profetas, que en otros tiempos nos dieron las esperanzas y fuerzas para andar?” Eso digo yo.

Leer más... »