He decidido dar la razón a todo el mundo
Hace tiempo que he decidido dar la razón a todo el mundo. No me cuesta trabajo, quedo estupendamente y los demás tan felices. Además, seamos claro, es que hay gente con la que no merece la pena discutir. Ganas de perder el tiempo.
Lo malo de un servidor, alguna pega debería tener este razonamiento, es que a la vez que doy la razón, saco mis propias conclusiones. ¿Me permiten poner algunos ejemplos?
Leo ayer, sin ir más lejos, que un iluminado o grupo de iluminados, afirma contundentemente que “el evangelio está por encima del derecho canónico”. Tienen toda la razón del mundo. Ahora lo que toca es aplicarlo. Por ejemplo, si un sacerdote dijera tal cosa, lo tiene sencillo. El derecho canónico le reconoce su derecho, perdón por la redundancia, a nómina y altar para celebrar misa. El evangelio manda a sus apóstoles “No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco tengáis dos túnicas cada uno". Sencillísimo, señor cura: viva el evagelio, abajo el derecho. Renuncie al sueldo, sea puro evangelio y a vivir como los pajarillos del campo. Tiene toda la razón.