El toro que mató a Manolete, ¿un obispo disfrazado?
Qué quieren que les diga. Que me venga el presidente de la confederación de anticatólicos rabiosos, o el secretario general de la asociación de ateos recalcitrantes y me acusen de ser el bicho que picó al tren me parece una exageración, pero está dentro de su papel, como lo estaría una propuesta por su parte de convertir todos los templos católicos en bares de copas. Sigo diciendo: una barbaridad, pero dentro de lo previsible en gente así. Como si un día publican en algún lugar que han comprobado que el toro que mató a Manolete era el cardenal Segura transmutado. Con su pan se lo coman.
Pero hombre o mujer de Dios, lo que no puede ser es que cosas parecidas se les ocurran a católicos se supone que sensatos y bien formados. Eso no es serio ni muchísimo menos.
Hace unos días comía con unos viejos amigos. Gente buena, católicos practicantes, con formación universitaria. Qué cansado que siempre salgan los viejos temas de una iglesia equivocada desde sus inicios, y ahí tenemos las cruzadas, la inquisición y el caso Galileo. Y menos mal que no se remontaron más, porque recuerdo a alguien que me dijo que el papa era el responsable de todos los males de la humanidad desde el inicio de los tiempos.
Triste que los católicos nos pasemos el día repitiendo los viejos clichés del anticlericalismo más casposo. Ya ni originales.