Estoy enamorado de mi cabra
Pues sí. Son cosas que pasan. La traes a casa, buscas un buen lugar para ella, te ocupas de su comida, la limpieza, que esté bien. Poco a poco vas notando cómo la cabra te sigue, te conoce, responde a tus cuidados. Y un día, sin buscarlo ni quererlo, de repente descubres que la cabra es el amor de tu vida. Cosas que pasan. Cosas inevitables.
Así que me he dirigido al registro civil más cercano para enterarme de los requisitos necesarios para casarme con ella. Hablé también con el párroco del pueblo, pero parece que no es muy partidario.