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6.11.12

Cuando los alejados llegan a la iglesia

Nos decía una vez el cardenal arzobispo de Madrid, don Antonio María Rouco, hablando de los alejados y de cómo ir a su encuentro, que no necesitábamos salir a buscarlos, que aún una gran mayoría de ellos vienen a nosotros sin que nos demos cuenta. Que el problema es que cuando vienen se encuentren con algo que merezca la pena.

Es cierto. Cuánta gente completamente alejada de la Iglesia acude todavía alguna vez al año aunque sólo sea por un compromiso familiar o social.
Todavía bautizos, primeras comuniones, bodas y funerales traen a la iglesia a mucha gente alejada o directamente no creyente. Las fiestas patronales, romerías, procesiones… aglutinan junto a ellas a un número ingente de personas carentes de fe que ahí están.

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5.11.12

Tu misa es malta... la mía, café del bueno

Me encanta la gente de misa de las 13 h., de 11, o de tarde. Los que hoy van a la parroquia a misa de 12 y el domingo pasado a la de al lado porque les venía mejor la misa de 11:30. Gente que acude cada domingo a misa esté en Madrid, en el pueblo, la playa o directamente en las Chimbambas (que por cierto no sé por dónde quedan).

Gente que sabe que la misa es la misa, que en ella se celebra el sacrificio incruento de Cristo por nosotros, tenemos la oportunidad de pedir perdón, escuchar la Palabra, admirar el don de la transustanciación, rezar juntos, ofrecer nuestra limosna , y comulgar el cuerpo de Cristo si estamos en condiciones para ello. Y esto celebrado según manda la Iglesia y en unión con toda la iglesia extendida por el mundo y visible concretamente en la asamblea en que uno participa.

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4.11.12

Un folleto muy poco imparcial

Desde el viernes a medio día en la operación kilo. 40 familias a las que surtir de alimentos son muchas familias y hay que buscarse la vida. Por eso dos veces al año acudimos a un centro comercial cercano donde el hipermercado nos da todo tipo de facilidades para hacer la campaña. Colaboramos unos cuarenta voluntarios capitaneados por un servidor, que estos días se pasa allí todo el tiempo que le dejan libres sus compromisos sacerdotales en la parroquia.

Los voluntarios saludan a las personas que se disponen a entrar en el hipermercado, explican qué es la operación kilo, entregan un folletito explicando lo que hace Cáritas en la parroquia y les invitan amablemente a colaborar.

La respuesta está siendo muy buena, y aún nos queda esta mañana de domingo en la que no podré estar en el centro comercial, aunque acudiré al acabar las misas para colaborar en el transporte de todo lo recaudado.

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3.11.12

El politono de misa de 11

No, no se me confundan. Yo sé que con los teléfonos de última generación, los llamados Smartphone, uno lleva en el bolsillo el mundo entero. Me falta uno que haga café y que lleve incorporado el cajero automático. Todo se andará.

Una de las cosas “diver” de estos artilugios es la posibilidad de elegir el “politono”, creo que se dice así, que consiste en que cada cual puede elegir un soniquete para las llamadas entrantes, con la posibilidad incluso de que sea politono cambiante depende de quién te llame. Imaginen: Suspiros de España si llama la abuela, la Internacional para el tío Paco, rojo de siempre; Bob Esponja si es un nieto, algo de Serrat para hijos, yernos y nueras, Tantum ergo si se trata del párroco y la marcha nupcial de Wagner si es algo relacionado con la boda de la niña.

Les prometo que todos esos politonos los he escuchado yo en alguna misa.

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2.11.12

¿Hay mucha gente en el infierno?

No lo sé, ni creo que nadie pueda saberlo. No hay ninguna revelación pública sobre el número de condenados y las penas del infierno.

De lo que no hay duda es de la existencia del infierno, la posibilidad de acabar ahí, y de la pena mayor del condenado: el alejamiento y la ausencia total de Dios y el sufrimiento que supone esta separación.

El catecismo de la iglesia católica sobre el infierno afirma lo siguiente:

“Morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección. Este estado de autoexclusión definitiva de la comunión con Dios y con los bienaventurados es lo que se designa con la palabra “infierno". (1033).

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