Iros todos a hacer puñetas
“Iros todos a hacer puñetas” es un magnífico libro de Miguel Martín con el que me he reído lo indecible. Hace años que lo compré de casualidad, de cuando en cuando lo releo y nunca me ha defraudado.
Que me perdone el autor, pero hoy me he permitido tomar prestado el título de su obra para decir desde aquí a mucha gente que se vayan directamente a hacer puñetas, expresión coloquial en castellano, que en definitiva lo que dice es que si están aburridos dejen de decir bobadas y se dediquen a hacer puñetas, que es cosa entretenida.

Nos hemos acostumbrado tanto a las pequeñas agresiones que venimos sufriendo que para que algo sea noticia tiene que ser en verdad cosa muy gorda. Y ya ni siquiera.
Si malas son las meteduras de pata, tratar de arreglarlas suele traer en ocasiones consecuencias nefastas. Se hizo famosa aquella retransmisión de un concierto en la que, cuando entraban los componentes de la orquesta, el locutor no tuvo mejor ocurrencia que decir aquello de que “ahora mismo entran los profesores con su instrumento en la mano”. El silencio se hizo trágico. Pero peor fue el arreglo: “nos referimos, naturalmente, al de tocar”.





