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29.12.14

El escándalo de la libertad de expresión

Un completo escándalo, o al menos es lo que piensa gente otrora tan imprescindible como José María Castillo. Bueno, José María Castillo y bastante gente más.

Sigue coleando el asunto del sínodo sobre la familia y lo que te rondaré morena. La impresión que tenemos muchos es que aquello, la primera parte, fue un cachondeo de padre y muy señor mío y una manipulación de voluntades como no se había visto en mucho tiempo. No lo digo yo, lo dice muchísima gente.

En el inicio del sínodo el papa Francisco, siguiendo su tónica habitual, pidió a todos los sinodales que hablasen sin temor y que no dejasen nada por expresar. Más aún, como preparación del sínodo de la familia, se lanzaron a toda la catolicidad una serie de preguntas con la supuesta sana intención de recabar opiniones, sugerencias e informaciones de todo el mundo. Es decir, que queremos saber su opinión, señores.

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28.12.14

Noticia de última hora: parece que fui miembro de la familia Monster

No raro, sino más raro que un perro azul marino con lunares de lentejuelas. Ese debo ser yo. Tuve y tengo la suerte de una familia amplia de esas de padres casados por la iglesia, creyentes y practicantes, hermanos con los que nos hemos peleado de chicos lo que nos dio la gana, abuelos, tíos, primos…

Familia de veinte, treinta… en nochebuena y cuando hiciera falta, donde nadie quedaba solo, la abuela, los tíos sin hijos, y el primo Manolo que había aparecido por el pueblo. Familia de bulla, jaleo, alboroto, risas, discrepancias, bromas.

Como es natural nos hemos ido disgregando, pero mira que nos sabemos familia, y cuando se casa el hijo del primo Fulanito a quinientos kilómetros, allí nos presentamos o se vienen los primos desde no sé dónde porque ha fallecido la tía.

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26.12.14

Hoy 35 años de sacerdote. La culpa fue de la tía Flora

 

La tía Flora (1906 - 1992) era hermana de mi madre. Casada con el tío Máximo, hombre cariñoso y bueno donde los haya, no tuvieron hijos.

La tía Flora, piadosa, rezadora, de fe, de iglesia, siempre tuvo la ilusión de un sobrino sacerdote. Así que a rezar por esa intención. Diez sobrinos tuvo, cinco chicos y cinco chicas. Servidor, el pequeño. Pero pasaban los años, los chicos mayores se iban echando novia y casando y yo, el pequeño, aunque siempre fui practicante de mi fe, de misa dominical y confesion frecuente, no parecía que pudiera ir por ese camino. Había empezado la universidad y los domingos -entonces era los domingos- acudía a la discoteca con los amigos para estar con las chicas y echar unos bailes.

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24.12.14

21.12.14

No le habré pillado en la cama...

Pues digo yo que fuera de urgencias como enfermos o catástrofes naturales o humanitarias, qué idea tendrán nuestros feligreses de lo que puede ser un horario prudente de atender el teléfono. Parto, lo he dicho muchas veces, que servidor no apaga el teléfono ni para celebrar misa. En ese caso queda en silencio pero luego se mira por si hay alguna urgencia. Pero… nuestros feligreses son como son y la medida del tiempo no la tienen tomada exactamente. Se les ocurre preguntar algo al señor cura… ¡y ahí te va! ¿La hora? No parece importante.

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