La viva memoria histórica de la señora Rafaela
Las iglesitas de pueblo siempre están en obras. Cuando no es una gotera en la sacristía, son las humedades de la nave central, y cuando todo parece que está arreglado surge un desprendimiento en la torre. Los mayores ya se sabe que tienen sus achaques, y la iglesia del pueblo de la señora Rafaela dicen que es muy antigua y de cierto mérito.
Después de mil avatares estaban terminado una restauración de las grandes: tejado nuevo, remodelación del presbiterio, sustitución de las viejas baldosas de barro del piso. Ya tenían todos ganas de ver la obra terminada, dejar el localito provisional donde estaban celebrando las misas y regresar al templo. Por eso no era extraño que a determinadas horas, especialmente de la tarde, se reunieran unas cuantas vecinas a la puerta de la iglesia a ver si conseguían ver algo.