Allá que te va la Juana...

Me lo contó el domingo por la mañana:

- No sé ni cómo estoy aquí.

El caso es que el sábado por la mañana se fueron su hija y ella a arreglar la iglesia para estos días. Como siempre. Es su costumbre. Y mira por donde que si agarra esta caja, que si cuidado con eso… un pie por aqui y otro por alla… que allá que te va la Juana. Cayó todo lo larga que es. Noventa años por los suelos. Milagros de la Virgen del Socorro y san Andrés, los ángeles que andaban rondando. Alguna magulladura sin mucha importancia, algún moratón, pero los huesos nada. 

- Creí que me había abierto la cabeza, pero ya sabe que la tengo dura…

- No, mujer… 

En nuestros pueblos la Navidad se prepara así. Con sus costumbres de siempre. En La Serna ya sé yo que algún rato, cuando puedan y sin avisar, ellas ya lo hacen a su aire, acudirán Juana con alguna de sus hijas o sus nietas y apañarán el nacimiento, colocarán entre pajas al Niño y todavía nos sorprenderán con algunas flores. En Gandullas ya bajamos el belén del alto del armario y sé que entre Paquita, su sobrina y la colaboración de dos pequeñas, va a quedar el templo como un primor. En Piñuécar tenemos a los tres jóvenes, que se las apañan perfectamente para que no falte un detalle. Y en Braojos estuvimos el sábado montando el belén. El señor cura va y viene, se asoma, echa una mano, pero solo echa una mano:

- Usted no hace falta que venga, que ya nos arreglamos… y además no sabemos cuándo vamos a ir a la iglesia.

- Sea.

Nace el niño en Belén. En cada unos de mis pueblos se va preparando todo como buenamente se puede. En todos su nacimiento, con mayor o menor fortuna, con las posibilidades que hay, pero no falta. En todos, el niño Jesús en el pesebre esperando la adoración de esta noche. En todos cantaremos el gozo de la natividad.

No nos faltarán peces que beben y beben, ni la Virgen peinándose entre cortina y cortina. Los ángeles volverán a tocar las campamas de Belén y un tamborilero, ya cargado de años, vuelve y vuelve al portal con su ropoponpon, ropoponponpon. Ha nacido el Niño Dios y no lo vamos a recibir de cualquier manera. 

Cada pueblo es distinto. Esta tarde comenzaremos las celebraciones con la misa de la víspera en Gandullas. A las doce de la noche, misa del gallo en Braojos con su pastorela, que tiene origen en el siglo XV y seguimos cantando y bailando. Mañana misas de Navidad en La Serna, Piñuécar y Braojos, donde viviremos de nuevo la pastorela. 

En cada hogar, el gozo de reunirse las familias. En los corazones, la alegría inocente de los más chicos, la felicidad de los adultos, la nostalgia de los que tenemos más años al recordar tantos huecos en la mesa. En todos, la paz de la Navidad que, año tras año, sigue pellizcando el corazón. 

Feliz Navidad, hermanos. Desde Braojos, La Serna, Piñuécar y Gandullas nuestros mejores deseos de una paz y una felicidad que solo se hacen plenas y perfectas cuando arrancan en Belén y culminan en la Pascua.