D. Francisco José Serrano Oceja. Cuánto sabe y qué bien se explica
Sí. Porque son las dos cosas.
Cuánto sabe y cuánto ha estudiado, porque el libro del profesor Serrano Oceja no es pura especulación personal, cuatro datos tomados al aire o el fruto de anécdotas mejor o peor traídas. Es un estudio profundísimo, muy bien documentado y creo que, por su condición de periodista, no pretende marcar ideologías sino contar lo que pasó y ha ido pasando, de forma que sea el lector el que vaya sacando sus propias conclusiones.
Lo comencé desde una mala resignación previa, ya que uno estaba deseando entrar en lo que he vivido, desde el Concilio para acá, y meterme en los entresijos del XIX y principios del XX se me ocurría que sería algo así como una penitencia previa, tan necesaria como fastidiosa. Ahí vino mi primera sorpresa, porque lejos del previsto tedio, han sido unas páginas de ágil lectura que me han ofrecido un conocimiento de esos años, conocimiento imprescindible para entender la peculiaridad de nuestro catolicismo español. Tedeschini, de quien tenía tan solo alguna idea, me ha resultado un personaje fascinante. Su figura, unida a los grandes personajes que lo rodean, por ejemplo, Segura, darían para una novela de éxito seguro. Nunca mejor dicho. Una trama donde no faltarían ingredientes.
Convulsos tiempos conciliares y post conciliares que uno vivió como niño. Las dos Españas machadianas también se instalaron en la Iglesia y han dejado en la desmemoria colectiva un perenne conflicto entre conservadores y progresistas, capitaneados por González y Tarancón respectivamente. Demasiada simpleza que hoy algunos siguen empeñados en señalar como clave para la Iglesia de hoy.
Han pasado muchas cosas que hoy necesitan recordarse. La ilusión conciliar reventó en una crisis en la Iglesia en forma de secularizaciones como jamás hubiéramos podido imaginar. Mucho que hablar de aquella famosa asamblea conjunta.
Agradezco que se haga justicia a la figura de Casimiro Morcillo, que jugó un papel extraordinario durante los tiempos de la guerra civil y tuvo la extraordinaria visión de preparar la diócesis madrileña para los nuevos tiempos.
Muchas cosas que destacar. Serrano Oceja lo hace. Muchos factores que nos hacen entender hoy lo que es la Iglesia, también lo que pudo haber sido y no fue. Una Iglesia que pasa de reconocer, agradecer y bendecir el franquismo al distanciamiento y la oposición en los últimos años del régimen. Una Iglesia que supo de conflictos con el gobierno de Franco y supo estar en su sitio -el caso Añoveros fue prueba-, que tuvo que aprender a vivir en democracia y asistir al, hasta hacía pocos años impensable, establecimiento de un gobierno socialista en España.
Podría parecer que todo es puro politiqueo cuando ves nombramientos, intrigas, movimientos para colocar o defenestrar personas o personajes. Sería quedarnos en la superficie de los hechos. En el fondo D. Francisco José habla de una Iglesia que busca encontrar su sitio en la sociedad, busca por sí o porque no ha tenido otro remedio, pero de una Iglesia que quiere ser Iglesia anunciando el evangelio, iluminando la vida de la gente con la fe, aunque no siempre haya acertado en la forma de hacerlo.
Cuánto sabe y qué bien lo enseña. Su experiencia de profesor ayuda. Ya lo creo.
Anoche terminé de leer el libro. Lo acabo de empezar esta mañana. Necesito una segunda lectura. Hay mucho que leer, pensar y conocer.
8 comentarios
Por sus frutos les conoceréis.
Como el nuncio Dadaglio, fueron meros ejecutores de lo ordenado desde Roma, donde recae la culpa mayor en Pablo VI.
Como escribió Gonzalo Fernández de la Mora en sus Memorias:
"Ningún cristiano razonable puede aprobar la demoledora política de Pablo VI en España, dominado por un inexplicable rencor contra el Gobierno más católico del mundo.”
Pero un puñado de obispos se adhirieron a la del primado publicándola en los boletines de sus diócesis: García de Sierra en Burgos, Castán en Sigüenza, Temiño en Orense, Barrachina en Orihuela, hasta un total de sólo ocho.
Honor y gloria a aquel puñado de defensores de la Fe y España católicas frente a la gran mayoría de obispos cobardes o insensatos.
En esas seguimos.
En 2018 los obispos de País Vasco y Navarra pidieron todos perdón por "las complicidades que se dieron en algunas de sus iglesias con ETA", que bonito, las familias de los amenazados y muertos nos sentimos muy aliviados. (publicado también en este medio el 20/04/2018). Mi padre solía describirlos con adjetivos que no voy a reproducir.
A ver cuándo piden perdón por fiducia, salvo el de Navarra que no hace declaraciones, el resto apoyan lo que les metan.
Mons. Cerro (pág. 308) fue nombrado obispo de Coria-Cáceres en 2007, no en 1992.
En la lista de obispos de don Marcelo echo de menos al que durante casi 14 años fue mi pastor, Mons. Francesc Pardo, que no olvidó al cardenal al dirigirse por primera vez en público a sus diocesanos de Girona el 19 de octubre de 2008.
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