Engañabobos
En los grandes principios estamos todos de acuerdo: amar a Dios y al prójimo, una sociedad mejor, justicia, la paz mundial, economía al servicio de todos. El problema viene en las concreciones. Por ejemplo, la economía. Todos queremos mejores servicios, enseñanza de calidad, buena sanidad, infraestructuras. De acuerdo. ¿Subimos o bajamos impuestos? Todos apostamos por el cuidado del medio ambiente. Vale. ¿Nucleares sí o no?
Atentos a lo que les voy a decir. Muy atentos. Todo aquel a quien se le llena la boca de grandes frases e indiscutibles principios, pero que no concreta cómo llevarlo a cabo, es un cantamañanas, un engañabobos, un trilero del pensamiento, un embaucador, alguien que les quiere llevar al huerto de su capricho, que les va a engañar y no solo eso, sino que se va a aprovechar de ustedes en lo que pueda con la disculpa de que todo se hace por la humanidad, la fe, el Reino y, si me apuran, la nueva sinodalidad.
Ya saben: no vamos a reglamentar las vacaciones… lo que cada uno necesite. Vale. El engañador se tomará tres meses entre experiencias y retiros y usted se queda sin vacaciones. Cosa del amor. Y tampoco vamos a dejar programadas las misas. Vamos viendo. Lo tengo visto.
Cuando estudiamos los diez mandamientos, acababa la cosa con ese famosísimo corolario: “estos diez mandamientos se encierran en dos: amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo". Para que no quedaran dudas, este pasado domingo, en la homilía, dije a mis fieles que esos dos mandamientos, el evangelio del domingo, se explicitan en los diez, y que los grandes principios de amor se valoran y evalúan con el cumplimiento de los diez mandamientos.
Amar a Dios. Pues claro. Y se concreta en no jurar ni faltar a las promesas, la misa del domingo. ¿Y al prójimo? Uno ama a su prójimo cuando se relaciona con él guardando los mandamientos: respeto a padres, hijos, superiores e inferiores, cuando renuncia a cualquier tipo de violencia, vive la castidad en las relaciones con los otros, es honrado en los bienes materiales, es sincero y no calumnia.
Es que si no concretamos nos quedamos en un solemnísimo “solo importa el amor” y a ver eso con qué leches se come, porque con el cuento de que todo es por amor al final te engañan.
Me contaban que en una parroquia madrileña habían colocado un gran cartel que decía: “Más amor y menos mandamientos". Eso es el gran engaño. Es afirmar que los mandamientos van en contra del amor. Merece la pena releer la encíclida “Veritatis splendor” de san Juan Pablo II para entender todo esto.
¿Amas a Dios? Cumple los mandamientos.
¿Amas a tu prójimo? Cumple los mandamientos.
¿Amas a tu Iglesia? Cumple sus mandamientos.
Si al P. Fulano, fray Mengano o la hermana Perengana se les llena la boca con grandes palabras y principios solemnes, pero luego son incapaces de concretar y menos de comprometerse personalmente con tarea, horario y dinero, no lo duden: son cantamañanas y les van a engañar. O lo intentan. Tontos ustedes si se dejan.
23 comentarios
La palabra "amor" hoy día la han ensuciado, y se llama amor hasta a los más sucios pecados.
Tal vez en la Iglesia se debería volver a tomar la "caridad" en vez de "amor".
Caridad: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo por amor a Dios.
Tal vez uno de los motivos por los que muchas iglesias estén vacías, es por el lenguaje memo y sonrosado de algunos curas.
Creo que el católico medianamente formado, no se deja engañar por los cantamañanas.
Un cantamañanas catolicoide también se ve a dos leguas.
Jesucristo "dixit": "El que ne ama [A] cumple mis mandamientos" --los 10--[B], entonces es verdad que quien no cumple los mandamientos de Jesucristo [no B] no ama a Jesucristo [no A].
A mí me ocurrió hacia 1990 en una iglesia católica en Bruselas, en concreto la de San Enrique en Woluwe-Saint-Lambert, cerca de Montgomery.
El atrio estaba adornado con un gran tapiz sobre los derechos humanos.
No sobre la Santísima Trinidad, no sobre Jesús, José y María, no sobre la Pasión y Muerte, Resurrección y Ascensión de nuestro Señor Jesucristo, no sobre Pentecostés, tampoco sobre el Juicio Final.
No sobre los diez mandamientos, no sobre las catorce obras de misericordia, siete espirituales y siete corporales, no sobre las ocho bienaventuranzas, no sobre los siete sacramentos ni los siete dones del Espíritu Santo, tampoco sobre las tres virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad.
Sobre los derechos humanos.
Y Benedicto XVI, en su Encíclica Deus Caritas Est, unifica en un mandamiento el del amor a Dios y el del amor al prójimo.
Gracias Padre por decir las cosas claras. La Verdad no precisa de muchas palabras.
El otro día, el cura que me martirizó con su homilía, nos decía "que el cambio climático es real, por mucho que pese a muchos oirlo". Así, tal cual.
Luego, supongo, este cura se bajará del ambón engreído de no haber hablado de política, porque claro, el cambio climático es un axioma cristiano. Sí, el mismo cura que no tiene tiempo, eso dice, para hacer unos pequeños carteles anunciadores porque "le falta tiempo". Tiempo en toda la semana. Ni un ratito para entrar a una web de diseñor de cartelería.
Pero ¿ Qué tipo de credibilidad esperan tener algunos curas ? Así es fácil que todo lo que diga, al menos a algunos, nos suene hueco, vacío, sin contenido porque a todos, con el tiempo, a base de hablar y hablar, y los curas hablan mucho y escuchan poco, sin pretenderlo, terminan enseñando la patita
Buscad el Reino de Dios y lo demás se os dará por añadidura. Franco aplicó la Doctrina Social de la Iglesia a la economía y a las leyes y el éxito fue arrollador.
Queremos armonía y paz mundial mientras se peca abyectamente, lo que hace imposible cualquier paz y cualquier progreso verdadero. Se quiere que cesen las guerras pero la amiga le quita el novio a la otra, el vecino pone el automóvil en el lugar que no es suyo, se intoxican los cerebros y las almas con pornografía, se insulta, se abusa, ¡se blasfema!, se maximiza el egoísmo propio, pero lo que es más importante, se deja a un lado la única religión verdadera que en su pastoral tradicional (2.000 años) nos da las instrucciones perfectas para lograr la paz en nosotros, en el prójimo y en el mundo entero.
Como siempre dice mi padre, "no nos ponemos de acuerdo en la comunidad de vecinos, cómo se van a poner de acuerdo en la ONU!!". La pura realidad. O como digo yo, hemos abandonado el cristianismo y ahora es imposible la paz.
Vivimos ya en una sociedad mayoritariamente desacralizada. No hay Sacramentos en el 90% de ella, y demasiadas veces se reciben indignamente en la minoría que se acerca a los templos católicos... pero ¡paz en el mundo!, ¡reciclemos botellas de plástico!, ¡no entiendo por qué hay guerras en lugar de querernos todos mucho!... se niega el pecado original y se ningunea la Fuerza inconmensurable de los Sacramentos católicos, se desprecian los Diez Mandamientos, que los exige Dios a los descendientes de Adán y Eva, criaturas hechas a Su imagen y semejanza. ¿Y queremos paz y armonía?.
Sólo el catolicismo tradicional (y hay que poner el adjetivo, en un tiempo en que la herejía modernista y liberal infesta satánicamente demasiadas parcelas de la Iglesia) nos da la Libertad, la Felicidad, la Paz, la Igualdad, la verdadera y más grande Fraternidad (en Cristo!!!!!), la Paz de espíritu, y finalmente la salvación eterna de nuestra alma si vivimos siendo dignos de ella. Porque recordemos que el que no come Su Carne ni bebe Su Sangre (dignamente), no tendrá la vida eterna... hasta ese punto es necesaria la Evangelización y el apostolado de la ÚNICA Religión verdadera, la única forma en que Dios quiere ser adorado y la única religión que agrada a Dios, hasta el punto de que los buenos actos cometidos sin estar en Gracia (ó sea sin confesarse válida y adecuadamente) no nos sirven para nada en la otra Vida, con eso se dice todo.
No se porque, pero mi cerebro recordó una frase de la serie de libros de Don Camilo:
"Pobre Don Camilo, tú nunca llegarás a obispo".
Esta falsa misericordia, este falso amor humano, que hacen abstracción de los diez mandamientos y de los vicios que se les oponen, viene de atrás.
En su discurso de apertura del Concilio Vaticano II el 11 de octubre de 1962, Juan XXIII anunció la nueva actitud con estas palabras:
“En nuestro tiempo, sin embargo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia más que la de la severidad.
Ella quiere venir al encuentro de las necesidades actuales, mostrando la validez de su doctrina más bien que renovando condenas.”
El gran pensador católico que fue Romano Amerio observó con acierto en su libro magistral "Iota unum, estudio sobre las transformaciones de la Iglesia católica en el siglo XX" (1985, hay traducción al español):
“Esta proclamación del principio de la misericordia como contrapuesto al de la severidad no tiene en cuenta que en la mente de la Iglesia incluso la condena del error es una obra de misericordia, pues atacando al error se corrige a quien yerra y se preserva a otros del error” .
"Por la pazz en el mundo" era la petición unánime de las jovencitas en bañador en un concurso de misses, célebre escena de una película cuyo nombre no recuerdo.
Lo que escribe tiene la radicalidad que debe tener, no debe ser de otra manera, y es muy acertado lo que dice con la debida seriedad y contundencia:
"Atentos a lo que les voy a decir. Muy atentos. Todo aquel a quien se le llena la boca de grandes frases e indiscutibles principios, pero que no concreta cómo llevarlo a cabo, es un cantamañanas, un engañabobos,"
Más claro el agua. Y muy bien lo desarrolla en el resto de su escrito.
Y sólo siendo y pareciendo consecuentes podemos pretender ser creíbles.
Un comentario a su anterior escrito, el 04/11/24 8:41 PM, para quien lo quiera comprobar, decía:
"Cuando un párroco toma posesión de una parroquia dice de modo solemne :
"Me adhiero, además, con religioso obsequio de voluntad y entendimiento, a las doctrinas
enunciadas por el Romano Pontífice o por el Colegio de los Obispos cuando ejercen el
Magisterio auténtico, aunque no tengan la intención de proclamarlas con un acto definitivo"
"Con obediencia cristiana acataré lo que enseñen los sagrados Pastores como doctores y
maestros auténticos de la fe, y lo establezcan como guías de la Iglesia, y ayudaré fielmente al
Obispo Diocesano para que la acción apostólica que he de ejercer en nombre y por mandato
de la Iglesia, se realice siempre en comunión con ella"
Y efectivamente no vale el generalizar con fidelidad a la Iglesia al Papado o al Obispado, hay que concretar aquí y ahora: al Papa Francisco y al Obispo José Cobos, que nos han sido dados de acuerdo con la Sageasa Tradición de la Iglesia.
Y no se si es creíble eso de dar explicaciones de que la dura crítica y la falta de delicadeza al referirse a ellos, no implica faltar a la obediencia debida.
Deberian tenerlo en cuenta sacerdotes que "tienen la caridad de rezar para que el Papa Francisco se vaya pronto al cielo" y quienes tienen expresiones y tonos similares y de quienes los defienden.
Porque esa falta de radicalidad en cumplir las promesas, puede que no sea perjuro, pero no ayuda a llenar las iglesias ni animan a la jente a frecuentar lis sacranentos.
Cristo pedía al Padre que fuéramos uno "para que el mundo crea" y el mundo debe ver y palpar esa unidad.
Porque con la radicalidad que juzgyemos seremos juzgados
Hay que aplicar la norma de los tres patitos
222 § 1. Los fieles tienen el deber de ayudar a la Iglesia en sus necesidades, de modo que disponga de lo necesario para el culto divino, las obras de apostolado y de caridad y el conveniente sustento de los ministros.
§ 2. Tienen también el deber de promover la justicia social, así como, recordando el precepto del Señor, ayudar a los pobres con sus propios bienes.
Las prédicas conceptuales vagan por el aire cual mariposas, tomar una pala y ponerse a quitar barro es un acto concreto. El bien es la acumulación de actos concretos, no un tratado de filosofía.
El cura que habla sobre el cambio climático y el que toma una pala para quitar barro son dos tipos diferentes, no coinciden casi nunca.
Los Mandamientos son concretos, no requieren una explicación, en cambio lo que requiere una explicación no tiene por qué concretarse jamás.
“estos diez mandamientos se encierran en dos: amarás a Dios.... dije a mis fieles que esos dos mandamientos.... se explicitan en los diez"
Eso de que se explican (o se concretan) en los diez, es muy oportuno, es una magnífica explicación. El P. Jorge no es de andarse por las ramas.
Sin olvidar, que eso de los 10 era en el Antiguo Testamento, porque Jesús nos dió un Nuevo Mandamiento: "Que os ameis los unos a los otros" y leyendo en Juan 13- 34 y 35, vemos que no es un amor indefinido y abstracto. Es muy claro y muy concreto cuando se sabe que es amar al otro como a nosotros mismos. Con este patrón es imposible no saber como. Y San Pablo aclara muy bien como es el Amor y sus características.
Y además de los mandamientos están la Bienaventuranzas que también tienen su espíritu.
Y a quienes son muy severos al juzgar los fallos ajenos, se les pasan algo por alto.
No es solo el espíritu del Concilio y del Sínodo, también el espíritu de las Bienaventuranzas. No es solo lo literal de lo escrito y lo hablado, es lo que encierra y rezuma, es su espíritu.
Y tambien los 11 mandamientos se explican y se hacen más concretos en los catecismo del P. Astete y los posteriores.
Porque la vida del hombre no es estática, no lo son sus necesidades ni sus apetencias ni su entendimiento, y los sucesivos catecismo y los Doctores, junto con los sucesivos Papas, nos dicen como, ese amor y los mandamientos, debemos aplicarlos a lo largo de la historia, manteniendo lo que es inamovible.
Por eso Jesús cuando se fué, nos mandó el Espíritu Santo, que acompaña y mueve a la Iglesia hasta el final.
Queda todo dicho.
Un abrazo
Bueno pues todo esto es muy complicado... parecen dos o tres cositas pero no, además según vas entrando en harina... te vas dando cuenta que esto se extiende... se extiende... se extiende... Y dices: Señor, tú dijiste que eran Diez Mandamientos resumidos en dos, y resulta que también son las Bienaventuranzas, y además hay que ser humilde, y paciencia, y perseverar, y confiar, y ... seguimos...
Y como decía San Francisco de Asís:
Tachín, tachín!!
"Dios es nunca bastante". Es así, con Dios nunca es bastante.
No ha lugar la queja. No en este pontificado. No con el legítimo Papa Francisco que donde dijo digo, dice Diego. No cuando firma y sanciona documentos que son contrarios a la Doctrina y no rectifica, no cuando en vez de profundizar en el Evangelio ensalza a Lutero, a la Pachamama y llama hermanos a los herejes. Y afirma que todas las religiones llevan a Dios. No cuando en lugar de fortalecernos en nuestra Fé se preocupa de temas fuera de su competencia y ámbito y aplaude la agenda 2030 con gran hincapíé en el supuesto cambio climático.
Rezo por la conversión de Francisco y por su pronta llegada al Cielo.
¡Ave María, padre!
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