El respetable y hacerse respetar
Eso de “el respetable” lo aprendió un servidor del mundo taurino. Cuando un torero se refiere a los espectadores del espectáculo siempre lo hace hablando “del respetable", porque todos esos que ocupan los tendidos y las gradas han accedido pagando su entrada y se merecen un respeto. Punto.
Hace mucho que, entre otras cosas, llamo a mis feligreses “el respetable”, porque llevan manteniendo sus parroquias por generaciones, porque son muchos los que se dejaron su vida, su fe, su generosidad en nuestros templos y comunidades, y porque hoy siguen cuidando de sus parroquias y aportando el dinero necesario para su mantenimiento y el mantenimiento de los sacerdotes. Esa gente se merece un respeto.
Los sacerdotes, por muy señor cura párroco que sea uno, no somos los dueños de un cortijo que podemos administrar y regir a nuestro antojo al margen de normas, costumbres, historia y vida de la comunidad a la que somos enviados. Los fieles, insisto, se merecen un respeto.
Respeto en la liturgia, porque tienen derecho a que las celebraciones se hagan conforme a derecho, según los libros legítimamente aprobados.
Respeto en la exposición de la fe y la moral, siempre de acuerdo con el catecismo y la doctrina de la Iglesia.
Respeto en la atención a la parroquia: horarios, confesiones, despacho.
Respeto material en lo que afecta al ornato, decoración y cuidado del templo. Es del todo inaceptable que cada párroco necesite reordenar el presbiterio, entronizar sus santos favoritos, suprimir lo que no le apetece y despreciar las costumbres, usos y recuerdos de los fieles. Por ejemplo, aquel cura que suprimió la placa dedicada en su parroquia a ese benemérito sacerdote fallecido hace tantos años, simplemente “porque era una cosa antigua que ya nadie recuerda", o ese otro que suprimió el velo de encaje de bolillos que remataba el sagrario porque no le parecía digno, sin informarse que la dignidad de aquel adorno era Felisa, ya fallecida, que cuidó la iglesia con cariño por más de sesenta años y que lo fue haciendo poco a poco para donarlo a su parroquia.
La gente de los toros, el respetable, igual que aplaude con fuerza cuando las cosas se hacen bien, también sabe protestar, gritar y pitar si algo no es de su agrado. La gente de iglesia igual que somos de poco dar las gracias cuando las cosas se hacen como manda la santa madre Iglesia, somos muy parcos si se trata de mostrar el desagrado. Es hora de espoabilar.
Ya… ¿Y qué hacemos? Evidentemente, protestar.
En lo de las protestas hay dos caminos posibles. El oficial, es decir, hablar con el susodicho clérigo para mostrar el desgrado o, incluso, dirigirse al obispado correspondiente, suele tener resultado nulo. El cura, porque el párroco soy yo y estas con cosas que he pensado mucho, y los obispados porque no siendo cosa que trascienda o se publique, tampoco suelen tomar especiales medidas.
El camino más útil y rápido es el de las redes sociales. Recuerden, por ejemplo, con qué rapidez sacaron una nota tras las imágenes de ese salesiano medio celebrando misa con dos críos en traje de baño. Ustedes pueden quejarse en nota discreta al obispo de que el párroco de santa Veneranda las niega la comunión en la boca o de rodillas. Algo dirán, supongo. Publiquen el hecho en las redes y verán qué pronto toman nota.
Y en lo de las cosas materiales, que ciertamente pueden ser un abuso y un derroche sin más criterio que el capricho del señor cura, lo tienen tan fácil como objetar económicamente. ¿Que el señor cura hace y deshace a su capricho? Pues ni un euro.
Es verdad que hay faltas de respeto. Entre otras cosas, porque no nos hacemos respetar.
30 comentarios
Poner pies en polvorosa, votar con los pies.
Abandonar los templos mundanizados y acudir donde se sigue haciendo y enseñando lo que la Iglesia hizo y enseñó siempre.
Respaldar el verdadero culto divino con nuestra presencia y nuestro dinero.
Para gloria de Dios y bien de las almas.
Un abrazo y mucho gusto volverle a leer.
Me alegro de verlo de vuelta, supongo que descansado.
Ave María
Hablar con el cura es pasar un mal rato. Eso si luego no te menciona en la homilía (sin decir el nombre, pero somos pocos y nos conocemos todos).
Escribir al Obispado sirve para recibir unos meses más tarde una carta muy cortés de acuse de recibo.
Las redes... eso es más dudoso. No tengo claro que sea lo correcto. Creo que hace más mal que bien.
Ir a otra parroquia más correcta, quien pueda.
Y rezar, rezar mucho. Esto no puede durar siempre. Nuestro Señor intervendrá, pronto o tarde. Que nos encuentre limpios de alma.
Bueno, D. Jorge, una vez a la semana no es para tanto.
En vacaciones o viajes, muchas personas deseamos asistir a misa, oficios de Semana Santa, etc., pero con demasiada frecuencia, sobre todo en la provincia de Alicante (en Valencia ahora, va mejor) los horarios que aparecen en la Red, no se corresponden con la realidad o es imposible encontrarlos, en algún caso hasta los que figuran a la puerta de la iglesia están mal, tanto que el sacerdote dice que no nos fiemos de lo publicado.
Entiendo que para un sacerdote mayor resulte muy difícil meterse en en la Red, pero ¿No hay nadie en los obispados que revise la información que se facilita al público? Demasiadas veces me he encontrado iglesias cerradas por errores de este tipo.
- La Parroquia era propiedad del Párroco hasta su muerte.
- La forma en que un Sacerdote accedía a una Parroquia era por oposición, meritocracia, no dedocracia (posconciliar).
2. Prueba del algodón:
- Historia de cada Parroquia.
- Párrocos antes y después del Vaticano II.
Sabe cuando se le puede pedir más al torero y cuando el torero no puede ni debe hacer otra cosa, que una faena de alivio.
Cuando "el respetable" no sabe y ademas es "faltón" y "se acuerda" de la madre del torero y esas cosas, el respetable deja de serlo. Cuando sin saber, se cree que sabe... pa qué más.
En la Iglesia el respetable tiene derecho a ser respetado, se respeten los ritos, los ornamentos y también a las personas que, según la tradición, han sido ordenadas o consagradas para hacer una misión en la Iglesia.
Porque las personas son tan importantes y más que las cosas.
Los ornamentos y las personas son respetables aunque al cura no le gusten, porque al perder el respeto a lo sagrado o consagrado se pierde el respeto al respetable.
Y por ende a las promesas hechas cuando se recibió el Ministerio y la parroquia.
Y el respetable lo es aunque no sea de "la cuerda" del cura o del obispo.
En cuanto a la manera y medios para protestar, creo que debe utilizarse el más eficaz y siguiendo las normas del octavo mandamiento que dejó muy claro el catecismo del P. Astete.
Y lo de no pagar... en el toreo no se entra en la plaza; y en la Iglesia... algo se manda al respecto.
Y la imparcialidad. Si no hay imparcialidad todo termina como en los alrededores del colegio.
Saludos cordiales.
Otra vez me “denunciaron” por oponerme a que determinada persona fuese “padrino” en un bautismo. Y es que le hacía mucha ilusión, pero para ser padrino es necesario algo más que ilusión. Por supuesto que dijeron “el cura se ha negado a bautizar a nuestro niño”. Al fin y al cabo el cura es quien tiene que tomar ciertas decisiones que no van a gustar a todos, incluso aunque tenga el apoyo del consejo pastoral. Saludos
Vamos, que no lo tengo claro. Porque lo de la Biblia es: primero corrección fraternaHay pecados públicos y privados, hay pecados contra los hombres y contra Dios. La corrección fraterna se aplica cuando el pecado es contra uno y privadamente. Pero cuando el pecado es público, la corrección debe ser también pública, y el arrepentimiento también debe ser manifestado en público. Este tema lo trata muy bien Santo Tomás de Aquino y te recomiendo su lectura.
Luego el cura, algo enfadado, me dijo que fuese la última vez que tomaba una desición sin consultarlo con él. Me quedé bastante extrañado. "Si hay una próxima vez, le dije, se lo dejo todo para usted. No obstante, esta Casa es tan suya como mía".
No hubo próxima vez. Al cura, me enteré luego, lo mandaron a otra parroquia de otro pueblo.
Tanto va el cántaro a la fuente que al final regresaste, muchas gracias...
Respetar lo respetable implica conocimiento y elección, no se puede respetar lo que no se conoce, el respeto deviene de la sabiduría y se ejerce con prudencia.
Claro, la prudencia puede ser "resistible" o "irresistible" y ahí regresamos al Patio del Colegio...
Cómo la ves....
Es una pena que los responsables únicamente actúen si la queja se difunde en redes... Eso debería darnos que pensar.Pues "parece" que el apóstol San Pablo era (es) de la misma opinión que el Padre Guadalix, puesto que en 1 Timoteo 5:20, nos dice respecto de los presbiteros lo siguiente:
A aquellos que pequen repréndelos delante de todos, para que los demás también cobren temor.Si los obispos hubieran procedido/procedieran como mandó el apóstol, no se hubiera llegado a los desmadres que vemos hoy.
Para mí, María es mi MADRE, no una hermana.
Quizás lo comenta en su charla de mañana viernes, en el Programa " Qué pasa en la Iglesia.
Gracias, don Jorge.
No me arrepiento. Volvería a hacerlo. Me decía que no compartía todas esas negaciones, pero que las hacían personas con muchos años de estudios y después de asesorarse. De asesorarse, decía este señor. Y me miraba mal, como si estuviera haciendo alguna locura, un pobre ignorante como yo . Me preguntaba que por qué lo hacía. Le dije que porque quiero a la Iglesia, pero no lo convencía. Situación muy desagradable. La recomiendo.
El clero en muchos casos se ha convertido en un club de disidentes de la institución que les paga sus sueldos, les da el trabajo de profesores, viven a sus anchas sin responsabilidad ninguna y sin dar cuentas a nadie, que hacen y dicen lo que les da la gana y nadie les exige nada, salvo no criticar las opiniones y las decisiones del Papa.
El cura en la consagración diciendo "Sangre derramada por todos y cada uno de los hombres (creo recordar que también dijo y mujeres) de todo el mundo, sin excepción..." La homilía hablando casi todo el tiempo de él y de sus anécdotas personales, como que le guiñan el ojo en el autobús.
Por supuesto, al finalizar la Eucaristía pidió que todos aplaudieran a los homenajeados. Un esperpento.
No hay respeto a Dios, ni al "respetable público" ni miedo al ridículo. Lo comenté indignada con una señora de allí y me dijo que sus homilías siempre eran de ese estilo.
Porque no me lo encontré al terminar, que si no, le hubiera cantado las cuarenta en bastos.
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