Rejuvenecer cuarenta años
La nostalgia es la nostalgia, y en la medida en que nos hacemos mayores nos produce una especial ternura volver a nuestros orígenes. Cosas en las que hacía tiempo que no reparábamos, hoy hasta nos humedecen los ojos de emoción. Me siento rejuvenecido. Mucho. Los que nos formamos en los años setenta y ochenta hoy nos estamos reencontrando con las propuestas de nuestra juventud. Cualquier día saco los pantalones campana y un jersey de cuello vuelto. Me estoy planteando una posible trenka y la cazadora de pana.
Emocionante encontrarte en cualquier parroquia de nuevo los carteles de nuestra juventud, eso que colgábamos en nuestros templos y que con letras enormes nos recordaban la esencia de nuestra fe: “Dios te ama", “Cuaresma, tiempo de conversión”, “Jesús te espera". Hoy vuelven y nos sacan la emoción de aquella lejana juventud.
Es verdad que todo cambia y que aquellas cosas se van superando, pero las modas siempre regresan. Qué curiosa esa estética retro que presenta a Jesús en comic, saltando, brincando y, a ser posible, con una enorme J en la camiseta, rodeado de unos niños que saltan y brincan como peces navideños. Es como esas vajillas de cristal ámbar que, aunque obsoletas, algunos siguen empeñados en rescatar como ejemplo de sencilla elegancia.
Emotivas eucaristías, que no misas -a mí no me gustan las misas, me gustan las eucaristías, me dijo una comprometida catequista- con bonitas e improvisadas explicaciones, simbólicos ofertorios presentando el balón y el libro igual que en los últimos treinta años, gesto inacabable de paz y su poquito de expresión corporal.
No menos interesantes son algunas propuestas pastorales, que hoy, cuarenta años después, se presentan como clave en el anuncio del evangelio por más que la experiencia nos afirme que solo consiguieron vaciar nuestras iglesias.
No puede ser que, por más consejos, reuniones, asambleas y demás foros, el manejo de la cuestión siga estando en manos de los que mandaron algo hace cuarenta años y que siguen empeñados que aquello era lo que había que hacer por más, insisto, en que los resultados hayan sido tan elocuentes.
Veo cosas que me hacen rejuvenecer cuarenta años. Me temo que igual de ineficaces que entonces. Igual no. Peor.
29 comentarios
Nunca dieron su brazo a torcer, ni lo darán. No consideran que la mundanización de la iglesia fuera un error, sino que no se mundanizó lo suficiente y de ahí el fracaso. Insistirán, sostenella y no enmendalla.
Las vajillas son tan obsoletas que no caben, por su anchura, en las modernas máquinas lavavajillas de hoy. Eso sí, presumes de seguir rejuveneciendo a los ochenta años. Creo que hay que volver al Misterio. Pero ni la Misa Ad Orientem ni las estulticias progres harán que vuelvan nuestros jóvenes. Simplemente, doctrina, coherencia, compromiso y sencillez. Lo demás, como viene en el Evangelio, "por añadidura". Mistagogía y poco más.
Eso es precisamente lo que nos hace falta hoy en la Iglesia, recordar la Ley de Dios, que es dura, pero que es la Ley, porque no somos nada, viles criaturas, y nuestro Creador es infinito y es el único que existe por sí mismo, y ha hecho el Universo con leyes naturales y morales, y Él nos dió voluntad para que nuestro Amor por Él sea perfecto.
Y los Mandamientos se basan en el Amor, cierto, pero no por ello dejamos de tener la obligación de cumplirlos, como es lógico, a pesar del misterio de la iniquidad... aquéllos que Dios creó con Su Amor, les dió cualidades maravillosas, los puso en la Creación para que le dieran Gloria y fueran increíblemente felices, y ellos desagradecidos, malvados, asquerosos y viles odiaron a su propio Creador, y le desobedecieron.
Misterio de iniquidad... y el propio Dios, en Su inconmensurable y maravilloso Amor, se encarnó de una Virgen hecha por Él perfecta, y se dejó torturar y crucificar para morir terriblemente por nuestros pecados y salvarnos... Misterio de Amor.
En esa misma guerra estamos hoy, nuestro Señor Jesucristo sigue muriendo por nosotros, y la humanidad sigue pecando ciega a su terrible destino, porque todos deberemos responder hasta del último céntimo, en un juicio infinitamente justo, aunque sea dictado con la misericordia y el Amor de un Padre, pero aún así el infierno está lleno y el purgatorio tiene tormentos terribles, para poder limpiarnos del todo y que nuesrta alma esté blanca como la nieve para poder ser plenamente felices en Su Presencia, alabándole en Su infinita Gloria.
En cuanto a Jesús ebrincando y con una enorme J en la camiseta (estética protestante, sin duda) no olvidemos nunca las palabras de San Pablo: "Predicar a Cristo, y a Cristo crucificado"... ¡no bailando precisamente!.
Dicen que el comunismo es la mentira disfrazada de verdad, el odio disfrazado de amor... también así fueron esos terribles años 60 y 70, frases grandielocuentes que atraparon a varias generaciones en la utopía fácil, arreglar el mundo desde la inmadurez y la incultura, desde la irresponsabilidad de la juventud y la inexperiencia, como si pudieran ellos solucionar lo del pecado original y los pecados a millones todos los días, como si no existieran el mundo, el demonio y la carne, la caída de Adán y Eva y la prueba en la tierra.
Pero esa trampa utópica no era casual, detrás tenía a la KGB y a la masonería internacional, y todavía un poquito detrás a satanas, el gran impostor, el padre de la mentira, la rata podrida y repugnante que estará en el infierno por toda la eternidad, y con él sus seguidores, ángeles caídos y hombres réprobos. Y por alguna rendija se metió en la Iglesia el humo de satanas.
Siempre ha sido así, el enemigo rodea la ciudadela y como león rugiente busca a quién devorar, pero esta época es especialmente demoniaca, porque también es una prueba para Su Iglesia, antes del fin de los tiempos, para los que queda poquito, parece. Es la gran apostasía... ¡qué fácil ha sido!, porque verdaderamente sin Él no somos nada, todo es Gracia, aunque a su vez hemos de poner mucho de nuestra parte, porque como decía el padre Loring "si tú no pones tu casi nada, Él no pondrá Su casi todo".
Ayer se lo decía de otra manera en un comentario que no veo publicado, sus razones tendrá.
Le agradezco que no publique lo que no crea conveniente; es un filtro que me da seguridad.
Como abuelo me siento desconcertado.
A todos mis nietos, son nueve, les he dormido contándoles un cuento moralista que cada vez me inventaba, para terminar rezando un Padre Nuestro, Ave María y Gloria y sentado en la cama, cantaba suavemente el Padre Nuestro hasta que se dormían como angelitos.
Unos ya son mayores, han tomado diversos caminos en su vida, siguen colaborando con el colegio católico donde estudiaron. Pero como dice Templario tengo la sensación de que la vieja cazuela de mi vida no entra en el nuevo lavavajillas de la suya, a al revés.
Otros se están preparando para la confirmación. Dudo que si les hablo de moral, de lo que para mi es ser cristiano, puedo interferir en la formación que intuyo que les dan en la catequesis, y hacerles un lío.
Dices bien Templario, las viejas cazuelas no pueden usarse, no caben, no valen en los nuevos lavavajillas. Si insistimos en meterlas podemos romperle.
Que hacer? De estas cosas, no se habla en las parroquias. No se enseña a los abuelos a ser abuelos en lo cristiano. Como las viejas vajillas, sólo nos queda estar, por si alguien por curiosidad nos quiere ver.
Y esto no es noticia. Debe ser normal, quizás siempre haya sido así.
Quizás los anteriores que creían en El Mesías no entendieron a Isaías, quizás los que entendieron a Isaías no entendieron a Juan y seguramente los discípulos de Juan tardaron en entender cuando se pasaron a Jesús.
No me pasa desapercibido cuando Pablo hablaba de que antes él se vestía y ahora otros le vestían.
Lo importante, como él, es saber que hemos terminado el curso de nuestea vida y conservar la Fe
2. La moda contemporánea cambia, pero la fe vintage no.
3. El supermercado a la carta vintage es diverso e inclusivo en su espíritu de conciliarse con la carne y el mundo (la fe vintage dice que el demonio no existe y menos el infierno).
4. Y de vez en cuando incorpora alguna novedad mundana para recordar la eterna juventud primaveral, como se dice ahora la sinodalidad perenne, que no es lo mismo que la Vida eterna. Porque hay vintages y vintage, pues, los gnósticos iluminados saben cuáles poner de moda y cuáles no.
Carezco de nostalgia. La he sentido en alguna ocasión y la veo a menudo a mi alrededor. Pero mi complicada vida actual me hace anhelar sencillamente el descanso. Que mis hijos cumplan años, pej, no me lleva a la nostalgia, sino a la alegría del deber cumplido. Dios se apiade de mí. De todos nosotros.
Su Ave María, padre.
Solo lo clásico y lo tradicional no cansan.
La moda es lo que tiene Padre, que va y viene.
Lo que veo en nuestras parroquias es precisamente eso: una generación anquilosada,una generación del "yo".
En la última reunión que estuve, alguien peticionó que debería quitarse el acto penitencial, porque eso de llamar pecadores a los pecadores...no es muy "caritativo"...en fin.
Lo que ha descrito D.Jorge es lo que hay, y después de mucho razonar,de mucho discutir,de mucho cabreo y , sobre todo, de mucho orar, he llegado a una conclusión: las brevas caen maduras por su propio peso.
Ha de pasar esta generación que se resiste a pasar al relevo, aunque los datos son abrumadores.
Paz y bien.
“¿No se te ocurre pensar la de purgatorio que te vas a pasar por la inmisericorde “chapa” que nos das con tus laaarrrgoosss comentarios?”
Así mismo el Super Cine-Exín puede aportar mucho en la labor pastoral.
Estando C.S.Lewis muy enfermo un amigo suyo tenía que oír las bromitas de un ateo ochentón que siempre que le veía decía que de nada le valía a Lewis creer en Dios porque no iba a llegar a su edad. El amigo, harto de lo mismo, se lo comentó al escritor y éste le contestó con las palabras de Cristo: "Si Él ha dispuesto que el ateo viva más que yo. ¿A mi, qué?
Dando con esta respuesta una muestra de la confianza que tenía en la Vida Eterna.
Le dejo el enlace de un retiro para sacerdotes, por si encuentra un rato tranquilo para verlo. Merece la pena, porque en él se muestra y se demuestra cuál ha de ser la propuesta genuina (que de tan sencilla como es, ni la vemos): el Elixir de la eterna juventud.
https://youtu.be/S3YnJalN5uE?si=Cj3sFGmYWz_JkSC1
Cosa distinta es empecinarse en rescatar la cutrez pastoral y litúrgica de aquella época. Entonces no lo percibí por mi excesiva juventud y mi insuficiente formación. A día de hoy, como si intentan venderme las bondades de volver a lavar toda la ropa a mano. Pero me duele que con semejante mentalidad se perjudique a otros feligreses.
Avemaría.
Sólo te puedo recomendar que no leas mis comentarios cuando aparezcan... es un buen truco, yo lo hago con cierta gente.
Verías que mi comentario lo puse entre comillas para que se notara que iba de buena fe…
D. Jorge dijo *hasta aquí llegó la riada * para que los comentarios fueran más breves y deberíais hacer caso, porque queremos leer vuestras opiniones, pero si cargáis el blog con comentarios exhaustivos pierden eficacia y ligereza, la solución no es que los escribáis para que no los leamos, podéis decir las cosas que queráis con brevedad y caridad.
Amor infinito de Dios pero Justicia también infinita, y ambos infinitos se unen en un corazón contrito y arrepentido.
Con el tema de los anticonceptivos está muy claro, ¡cuántas veces se omite el tema para evitar conflictos!, y sin embargo los que los usan cometen un terrible pecado mortal, y si comulgan un gravísimo sacrilegio.
Muchos no tienen culpa por ignorancia, pero entonces la culpa recae en los que no avisan. Es tiempo de predicar arrepentimiento y vuelta a Dios, no anestesiar con falsa misericordia mientras se sigue pecando sin cambiar de vida.
Si nos callásemos gritarían las piedras.
Reiteró lo que te dije hoy al medio día y que copio:
"Muchas gracias
Genial y precisa como siempre
27/06/24 12:40 PM"
Vuelvo a darte las gracias por tu perfecta corrección.
Y ahora añado mi agradecimiento por tu valioso y caritativo consejo.
Buscando las ocasiones, cuento a mis nietos mis problemas e inquietudes de juventud sobre fe y moral, mi concepto del noviazgo y como lo vivíamos , y me da la impresión de que ahora los jóvenes lo entienden de otra manera. No termino de poder calibrar, hasta que punto es diferente esa otra manera.
Me refiero a jóvenes chicos y chicas que se han confirmado o están preparándose para la confirmación. Es decir el próximo futuro de padres católicos.
Me da la impresión, no lo he podido confirmar, que para ellos, y su catequesis, tiene diferencias con la que yo recibí.
Por eso yo les cuento mi vida, por si ellos me cuentan la suya y podemos cambiar impresiones, pero no terminó de conseguirlo.
No se si lo que pasa es que no quieren escandalizar al abuelo.
Puede ser importante que Misa decimos y las diferencias de la liturgia vieja con la nueva, y de la vieja o nueva casulla, pero a mi lo que me preocupa son las diferencias entre la fe y la moral de los abuelos y los nietos.
Este sí es el problema.
Y sobre todo qué debo decir y que debo callar para la mejor formación de mis nietos mayores.
Cualquier ayuda y consejo basado en propias experiencias me serían de perlas.
Para que este viejo duralex tenga alguna utilidad, y no solo llenar todo de infinidad de cristalitos si me rompo.
Nos pasa a todos con los nietos esto que dices, es difícil dialogar con quienes no quieren, ellos viven su vida diferente de la nuestra, y puedes dejarles cosas de herencia, pero la fe es don de Dios, nosotros tenemos que darles testimonio viviendo como cristianos, y cuando preguntan y quieren hablar enseñarles lo que sabemos. Mis nietos que van a misa son iguales que los que no van, los que escuchan el evangelio son como quienes ni quieren oírlo, tenemos que estar atentos a lo que podamos hacer ayudados por el E.Santo y encomendarlos en nuestras oraciones porque todos y todo depende de Dios, El puede lo que nosotros no sabemos ni podemos.
Pues es verdad.
Pero nuestros nietos dicen que son creyentes y son practicantes y voluntariamente van a catequesis y reciben los sacramentos.
Que bueno sería dialogar, que es más que decirles o escucharles, porque dialogando con una actitud abierta, quizás todos saldríamos más sabios y mejores, nosotros también.
De verdad Martinna, me encantaría ver y escuchar, sin ser visto, sus cateqiesis, podría ocurrir que aprendiera y mejorara.
Debo ser muy cotilla.
Pues aquí estamos, proponiendo para que vuelvan los jóvenes las misma matraca con la que se fueron.
En fin, somos un pueblo de dura cervid. Preferimos el destierro a la penitencia y conversión.
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