La homilía no es lo más importante
Tanto Sacrosanctum concilium: “52. Se recomienda encarecidamente, como parte de la misma Liturgia, la homilía, en la cual se exponen durante el ciclo del año litúrgico, a partir de los textos sagrados, los misterios de la fe y las normas de la vida cristiana. Más aún, en las Misas que se celebran los domingos y fiestas de precepto, con asistencia del pueblo, nunca se omita si no es por causa grave", como la Instrucción general del misal romano: “66. Los domingos y las fiestas del precepto debe tenerse la homilía en todas las Misas que se celebran con asistencia del pueblo y no puede omitirse sin causa grave, por otra parte, se recomienda tenerla todos días especialmente en las ferias de Adviento, Cuaresma y durante el tiempo pascual, así como también en otras fiestas y ocasiones en que el pueblo acude numeroso a la Iglesia", son taxativos a la hora de afirmar su necesidad y obligatoriedad.
Dicho esto, la homilía es una parte más y no la más fundamental. Se puede celebrar válida y lícitamente la misa sin ella, especialmente en los días que no son de precepto.
Las celebraciones tienen sus puntos de especialísimo interés que deberíamos cuidar y marcar más. Son aquellos que garantizan la validez del sacramento. En misa, el centro, sin duda alguna, la plegaria eucarística y en medio de ella, la consagración, que, en el rito tradicional, se destacaba con un conjunto de signos: modo de pronunciar las mismas palabras, la vela encendida que se colocaba junto al corporal, toque de campanillas, postura de rodillas e incluso el recoger la casulla del celebrante eran indicativos de la centralidad del momento.
Sin darnos cuenta la centralidad se nos va a otra parte: la homilía y el gesto de la paz. La homilía debería ser breve, personalmente creo que diez minutos es el tope máximo, MUY BIEN PREPARADA, capaz de explicar los textos bíblicos, la liturgia del día y admás animar a la vida cristiana. Es que si no está preparada podría suceder que en lugar de mover los corazones hacia Cristo acabe convertida en algo tedioso, inconexo, cabreante y de ortodoxia dudosa. Demasiadas veces sucede.
Y en cuanto a las misas de los días no de precepto, tenemos el riesgo de improvisar con el riesgo que eso conlleva.
El reto que tenemos por delante es ver cómo marcamos los puntos altos de la celebración. Yo sugeriría homilías breves en domingos y fiestas, brevísimas en días feriados, y siempre, aunque sea de dos minutos, PREPARADA. Y tengo el sueño de que el gesto de la paz pudiera desparecer o, al menos, restringirse. Personalmente me parece que aporta poco, distrae mucho y rompe completamente el ritmo.
95 comentarios
Porque, al cabo, entre introducción, lecturas, homilía y preces se va casi toda la misa, y para el canon, la consagración y la comunión, diez minutos escasos. Normalmente, durante el canon hasta la oración eucarística no da ni para rezar una salve. Hay un problema de raíz en el diseño mismo de la misa actual.
Por supuesto, me niego a dar la paz.
Sin duda que lo mejor para corregir la liturgia es celebrar la misa tradicional.
Ahora mismo es opcional, si no estoy equivocado. Para que desaparezca basta que el celebrante pase directamente al Agnus Dei.
Sólo he disfrutado su omisión una vez y, a duras penas, conseguí reprimir las ganas de ovacionar al Pater (era sacerdote castrense).
En otra ocasión, después de que mi entonces párroco nos amonestase por los correteos por el templo para darse la paz a troche y moche, pasé por la sacristía a dejar caer que era opcional. Me lo confirmó pero nunca pasó a los hechos, desgraciadamente.
Corta y que enseñe todo
El sacerdote puede decir sencillamente: "La paz del Señor esté siempre con vosotros"
Y el pueblo responde: "Y con tu espíritu"
Y seguidamente tiene lugar la Fracción del Pan con el canto del Agnus Dei.
No debemos convertir el rito en un ir de aquí para allá chocando las manos o dándose besos.
En todo caso, si es conveniente el "Daros fraternalmente la paz", que éso no se convierta en un teatrillo barato.
Por desgracia no ha sido así. Me equivoqué.
Recuerdo haber leído contar al difunto Antonio Burgos, gran columnista sevillano del diario Abc, que cuando una distinguida señora fue asaltada en misa, poco después de la imposición del Novus Ordo, por un feligrés que le adelantaba la mano en gesto de paz, la señora de armas tomar le dijo sin inmutarse:
"Disculpe usted ¿nos han presentado?"
Shhhhh... No diga eso... Que le llamarán cismático y mil cosas más
Lo del rito de la paz no lo tengo tan claro como vds., por la simple razón de que muchísimas veces parece lo menos superficial.
Ójala fuera de otra manera.
Así esta el patio.
En cuanto al darse la paz, me parece que sería sensato, para volverlo a su nivel, que se mandase aleatoriamente: en unas misas sí, en otras misas no; y sin avisar, no sea que los feligreses vayan a cuando saben que lo hay o a cuando saben que no lo hay.
“En definitiva, como los católicos hacen advertir desde que este uso fue establecido, el apretón de manos es desacralizador y distrae a quienes se lo dan en el mismo momento en que deberían recogerse para prepararse a recibir la comunión.
Por ello algunos liturgistas han propuesto trasladar este rito a otro lugar, antes de la Preparación de los Dones.
Yo propongo desplazarlo todavía más lejos: al vestíbulo de la parroquia, ante la mesa de la bollería.”
Anthony Cekada, "La messe de Paul VI en question" (versión francesa de "Work of Human Hands"), Via Romana, 2021, p. 398.
“Un día, en el futuro, los liturgistas harán advertir el lado artificial de esta ley -ya que no se ve nunca a la gente detenerse en medio de un banquete para intercambiar apretones de mano.”
José Luis Martín Patino, miembro del Consilium para la Reforma Litúrgica y figura principal en su implementación por la Conferencia Episcopal Española; palabras citadas en la misma página 398 del libro de Cekada.
Creo que uno de los puntos de especial interés es la palabra de Dios, el Evangelio, (ciriales e incienso) para el que preparan las otras lecturas y debe explicar la homilía, con claridad, oportunidad y sencillez, no eclipsando el evangelio haciendo ostentación de elocuencia y palabras altisonantes.
Es lamentable que haya Eucaristías famosas muy concurridas "por lo bien que habla el cura o por lo bien que canta el coro".
Que esto último tambien tiene su miga. Sobre todo cuando el celebrante, que a veces es el
Vicario del obispo, agradece y celebra a bombo y platillo la buenísima aportación del coro.
Puede pasar por alto el fervor o falta de él, a la hora de comulgar. Pero el coro... el coro a cuatro voces... no. De ninguna manera. Por si no hubiera distraído suficiente.
Que no, que no, que lo más importante lo fundamental es "En misa, el centro, sin duda alguna, la plegaria eucarística y en medio de ella, la consagración"
Creo que después el Evangelio.
En cuanto el rito de la paz, creo que es positivo, si se explica y se hace bien, como una unión fraternal, desapareciendo todo lo que nos molesta, nos quita la paz, nos ha podido distanciar de los hermanos, antes de acercarnos a comulgar. Muy bien lo explica el agustino P. Salas.
Es decir muy diferente al "anda niño, corre a dar un beso a los abuelitos" o buscar al amigo o familiar para saludarle. Creo que nada es mejor que esto.
Algo que tambien debe de resaltarse es la proclamacion del Credo y el rezo del Padre Nuestro poniendo interés, pensando y sintiendo lo que de dice.
Se necesita mucha catequesis sobre la liturgia.
Bendito el cura que sigue diciendo misa como la "primera misa".
Rezada, quizás hubiera que aclarar.
Hablo sobre todo de las que están bien peparadas y no son el resultado de divagaciones de sacerdotes que creen que ya lo saben todo y que qué les va a aportar a él, con la experiencia que tiene de sacerdocio, el estudio de homilias de santos o de escritos de padres de la Iglesia
¿ Y por qué largas ? Pues porque algunos, por desgracia, es el único momento en la semana, quizás en el mes, en que podemos recibir algo de formación cristiana, que tanta falta tenemos. Formación encaminada a redescubrir el Amor de Dios
Lo que quiero comunicaros es que a mi siempre me ha venido bien escuchar a otros creyentes, porque es como mirarse a un espejo y ver que te sobra, que te falta, que no sabes o no tienes bien entendido…
Por eso me meto en los blogs, voy a cursos, actividades etc.
Y lo que quiero compartiros es que no hay que encerrarse en lo que uno sabe o vive pensando que protege la doctrina recibida, porque Dios nos habla por medio de los demás y de muchas maneras, hay que tener los ojos y los oídos abiertos, no encerrarse en lo aprendido, Dios quiere que sigamos aprendiendo unos con otros sin prejuicios, porque nos cuida y nos protege mientras aprendemos a aceptarnos y darnos como El nos enseña.
Referente a la homilía creo que es de lógica pura preparársela sobre la liturgia del día pero sin olvidar temas de actualidad que a todos nos atañen, ejem. Aborto, pederastia, pobreza de pobres, falta de Fe, Iglesias y
confesionarios vacios, etc etc y que no se mencionan ¿por comodidad?¿por no molestar? ¿por si acaso?
¿O es mejor impartir una homilía de una erudición subliminal para que no la entienda ni atienda nadie?
Suprimirla NO, si no prepararla de manera "breve, clara y concisa" y si es todos los días mejor.
Si lo hicieron los Apóstoles que ni eran teólogos, ni eruditos, ni leídos y que solo les guiaba la Fe en Cristo ¿no lo van a poder o saber hacer sus sucesores en estos días?, si así fuera muy mal vamos.
En cuanto al darnos la Paz, no tengan miedo de hacerlo, los que lo hacemos habitualmente no hacemos ningún "circo" ni nos comemos a nadie, ¿no será porque "el piojoso de al lado" no merece que yo le dé la mano?A ver si va a ser eso, haganselo mirar.
Yo seguiré dando la Paz al que me la quiera admitir y el que no, pues no, que siga comulgando de rodillas, con la cara compungida, en la boca sin tocar la Hostia con las manos y ensanchando las filacterias.
Se me olvidaba decirles que soy un "Rara Avis", soy Catequista y convencido, es lo que hay.🤷♂️
Gracias
y el gesto de la paz es un desorden tremendo que hace perder toda la poca concentracion que se habia logrado durante la consagracion, un error mas de la reforma de la misa de Pablo VI.
Aunque después de misa, se debería hacer una catequesis: clara,concreta y concisa, pero no interesa, ya que son del mundo ( vaticano )
El Sacramento es la Eucaristía....
Con todo respeto la homilía no es para cualquiera porque la predicación no lo es...por ahí está escrito que:
67. Sobre todo, se debe cuidar que la homilía se fundamente estrictamente en los misterios de la salvación, exponiendo a lo largo del año litúrgico, desde los textos de las lecturas bíblicas y los textos litúrgicos, los misterios de la fe y las normas de la vida cristiana, y ofreciendo un comentario de los textos del Ordinario y del Propio de la Misa, o de los otros ritos de la Iglesia.
Es claro que todas las interpretaciones de la sagrada Escritura deben conducir a Cristo, como eje central de la economía de la salvación, pero esto se debe realizar examinándola desde el contexto preciso de la celebración litúrgica.
Al hacer la homilía, procúrese iluminar desde Cristo los acontecimientos de la vida.
Hágase esto, sin embargo, de tal modo que no se vacíe el sentido auténtico y genuino de la palabra de Dios, por ejemplo, tratando sólo de política o de temas profanos, o tomando como fuente ideas que provienen de movimientos pseudo-religiosos de nuestra época.
68. El Obispo diocesano vigile con atención la homilía, difundiendo, entre los ministros sagrados, incluso normas, orientaciones y ayudas, y promoviendo a este fin reuniones y otras iniciativas; de esta manera tendrán ocasión frecuente de reflexionar con mayor atención sobre el carácter de la homilía y encontrarán también una ayuda para su preparación.
Y Olé...
Pero en algunas iglesias hay gente, que no puede soportar el no dar la paz, de tal manera que se dedica a perseguir, como sea a darla, incluso a los que no la quieren dar.
Para ello quieren obligarte saliendo del banco acercandose y tendiendo la mano.
He tenido que pasar de ponerme en el segundo banco, a ir al fondo de la iglesia, y asi todo han intentado obligarme a que les de la paz.
Me han hecho reverencias, y de todo, y han sido hombres, que en esto son los mas tiranos.
Hace unos años, le daba la paz al de al lado, con santa paz, en un gesto breve que no me distraia, ahora cada vez que entro en la iglesia tengo que estar mirando donde me puedo poner, para que me dejen en paz.
Porque el resultado de lo que hacen, es quitarte la paz.
Incluso alguna vez a la salida a alguno le he explicado la indicación de Benedicto XVI, de que solo se da al que esta al lado en el banco, y ha reaccionado diciendome que me tenia que ir a confesar, o en otros casos dándomela todavia con más efusividad.
Creo que es como una enfermedad, porque no me parece normal que alguien vaya a misa a fastidiar.
También me parece un avance el inclinarse en vez de darse la mano... además es un gesto litúrgico para hacer con el de al lado, una ó dos veces, no 365 grados y como algo social ó de "buen rollo" sino un símbolo litúrgico limitado, pero como españoles y sin una indicación clara de qué hacer es inevitable el caos y la distracción, además de no resultar fríos ó que parezca que actuamos sin Caridad.
Al final, como con todo, la regulación debe venir de arriba... si no es así, hará cada uno lo que se imagine ó lo que mejor le parezca, y al final es un caos, pero qué le vamos a hacer, habrá que pedirle a Dios que nos envíe un liderazgo fuerte, con mucha fe y muy tradicional y un Trento II cuando Él disponga y así lo determine.
Dices: y el gesto de la paz es un desorden tremendo que hace perder toda la poca concentracion que se habia logrado durante la consagracion, un error mas de la reforma de la misa de Pablo VI.
El gesto de dar la paz se puede hacer con una inclinación de cabeza a derecha he izquierda o a quienes tienes cerca, de manera discreta, con una breve sonrisa sin hacer alaracas ni interrumpir nada. Eso debería decirlo oportunamente el párroco, no hay que dar un cursillo para eso, lo va indicando para que la liturgia la vayan aprendiendo todos los asistentes.
El párroco tiene que enseñar y ocuparse de sus feligreses, que hay algunos que parece que no es asunto suyo el buen funcionamiento de todo en su parroquia.
Para las que no son así, que haberlas haylas, resulta muy útil fijarse en la actitud de Santa Teresita de Lisieux, que tanto respeto y amor sentía por los sacerdotes, pues veía en ellos al mismo Jesús. Ella cuenta su sorpresa porque sus hermanas carmelitas se quejaban de la homilia de un cura plomo y anodino, cuando ella había recibido un gran consuelo gracias a esa misma homilía... El Señor es asi de bueno, y cuando falla la humildad del sacerdote, todavía puede (y quiere) regalarse en el alma humilde....
1. Recordar que la homilía ya se hacía en la Sinagoga, como aquella que un sábado hizo el Señor Jesús en Nazaret (Lc 4,16-30). Y desde el principio se practicó también en la liturgia eucarística cristiana, como lo testifica San Justino hacia el año 153 (I Apología 67).
2. La homilía es para apacentar con saber y con inteligencia, para formar en santidad. Y observo que los feligreses no entienden bien el nuevo rito romano.
3. Dice José J. Escandell: "La Instrucción General del Misal Romano (IGMR) tiene, a mi juicio, un defecto, a saber, que considera a los laicos que participan en misa como bultos inertes que hay que mover y animar." Falta de formación.
4. El nuevo rito romano, en contra de la Tradición Apostólica temporal de la Iglesia, se diseño para volver a los orígenes, a la Iglesia primitiva, con la participación activa.
5. Pero, esto produjo un atraso importante, porque lo que se fue cambiando sobre la experiencia: formas de celebrar, lengua, profanaciones, sacrilegios, gestos, pandemias, etc. se suprimió para comenzar a cometer los mismos errores, y máxime con un pueblo deformado en la participación activa.
6. La participación activa hace trabajar como sacerdote laico en forma rígida de ofrenda compartida en oblación con Cristo-Eucaristía. Pero, esto ya lo descartó el vetus ordo, porque el grado de santidad del laico nunca o casi llega al ordenado sacramentalmente.
7. La liturgia divina y de la Palabra es para hacer eficaz la misión de salvación universal. El Vetus Ordo, aunque el Sacerdote celebrante esté en desgracia por pecar, el Sacrificio ofrecido al Padre por la salvación del mundo es digno, porque es Su Hijo quien realmente Celebra. El modo Novus Ordo es más rígido y sacrílego, más protestante, para la misión de la salvación de las almas. Pues, el Misal Romano nuevo supone que todos los comulgantes presentes en la Misa dominical, de precepto y de diario, esto es, el Sacerdote celebrante, el diácono, los otros ministros y todos en la asamblea, comulgarán del pan y del vino consagrados durante esa misma Misa (IGMR 85, 281, 321), al igual que lo hace el Sacerdote celebrante (IGMR 85, 243). Esto quiere decir una probabilidad de 1 de darse el sacrilegio en la participación activa y mientras menos formación más afianzamiento en el 1. Pues, aunque el Señor Jesucristo es quien celebra a través del Sacerdote, es seguro encontrar, al menos un comulgante que no comulga y/o que comulga mal, y en la mano, que no está en estado de Gracia, como niño de Primera Comunión. Por tanto, es un error pensar en comulgar 1 vez al año en el Novus Ordo, por la participación activa que hace obligatorio comulgar (rigidez). Así, entre creatividades (abusos litúrgicos) y participación activa, obligatoriedad de comulgar en estado de Gracia, hay contradicción con la traditio católica. La Iglesia primitiva nació así, todos comulgaban, pero a medida que crecía y vinieron las herejías y los abusos la tendencia no fue a la participación activa, sino al Sacrificio digno por el ordenado sacramentalmente.
Y personalmente opino que no hacer una homilía en los días que no son de precepto, es propio de perezosos. Hay que aprovechar cualquier momento para predicar y enseñar. Lo que pasa es que prepararla cuesta, claro
No soy el más ortodoxo de los hijos de Adán, aunque me interesa formarme lo mejor que puedo. E intento evitar decir herejías.
Mi corta experiencia me enseña que muchas de las cosas que yo digo en la homilía son totalmente nuevas para algunos feligreses.
Trato de predicar corto y bien, aunque sé que no soy Demóstenes ni San Alfonso, ni mucho menos.
Y me gustaría no predicar todos los días, pero mi párroco me lo manda, así que obedezco.
Pero sé que a algunas personas les sirve lo que predico y por lo tanto lo seguiré haciendo.
Eso sí: cuando sea sacerdote, procuraré rezar por lo menos una vez por semana el canon romano.
Y los domingos, todas las veces que pueda.
La Misa Tridentina, obviamente, me va a estar vedada...
Pues qué chocante que hayan tenido que pasar milenios hasta que alguien se diera cuenta, ¿no? Y más aún que justo cuando ya han puesto por fin "el saludo de la paz", los números de asistencia a misa hayan caído a niveles subterráneos. Se conoce que el personal de hoy no está precisamente para jueguecitos de simulación arqueológica...
Hay personas que se encuentran en una fase en la que lo más importante es la supervivencia y su pensamiento (que es lo verdaderamente importante) se centra en trabajar, comer y vivir y cuanto apenas piensan en algo más del sentido de la vida ...(pueden ser o no ser creyentes en Dios)...
Las hay que, además de lo anterior, piensan en cómo mejorar el mundo en el que vivimos, ya que ello les da un mayor sentido de la vida y también pueden o no ser creyentes.
Llega un momento, en muchas personas, en las que buscar el sentido de la vida es lo más importante y su vida es una lucha en la Búsqueda de Dios.
Finalmente están las que fruto de la Gracia de Dios y de su fidelidad a Dios han encontrado a Dios. Muchos Sacerdotes se encuentran en la Búsqueda de Dios o ya han encontrado a Dios en su interior.
Las homilías son el lugar de "encuentro" entre los Sacerdotes y los fieles en lo que se refiere a la Búsqueda de Dios, y pueden, mediante su ejemplo, despertar la mayor inversión que hay en la vida que es :
Dedicar todos los días y sin excepción un tiempo único y exclusivo para Dios, de tal manera que podamos aprender a estar siempre receptivos a Dios, pues en Él se encuentra nuestra salvación.
Son especialmente vívidas las homilías en las que, como base en Las Lecturas y en el Evangelio, el Sacerdote muestra con sinceridad y humildad su lucha en la Búsqueda de Dios y la forma, mediante la oración y la fe, en la que ha conseguido, poco a poco, vencer el pecado, y cómo ello le ha salvado del sufrimiento y le ha dado Paz Interior y una Vida Plena en su interior, independientemente del exterior y de la "vorágine" del día a día.....y cómo, si vuelve a caer en el pecado, vuelve a luchar.....
Paz. Amén.
🙏🙏🙏
Ave María
Nada que objetar a la primera parte de tu post. Sólo quizás, puntualizar que lo que les movía a los Apóstoles no era sólo su Fe en Jesucristo sino el Espíritu Santo que habían recibido de forma tan manifiesta y tumbativa. No sé yo si algunos sacerdotes actuales tienen una experiencia similar, porque, al menos, no lo parece.
La segunda parte, sin embargo, es de traca:
* Los que estamos en contra del actual rito de la paz tenemos miedo, efectivamente; a que se convierta en un gesto social, mundano (no tanto en un circo como dices), que es en lo que se ha convertido, en mayor o menor medida, en todas las misas pre y post pandemia.
* No es un circo, pero ver cómo abandona el sacerdote el presbiterio y el altar (o sea, la cruz) para bajar a dar la mano, ver como suben al presbiterio y el altar (o sea, la cruz) niños, niñas, padres de niños y niñas, etc., a darse la mano mientras cantan y bailotean, ver cómo hay quien se saluda (no se da la paz) con todo el que tiene alrededor en 360º, y demás barbaridades me recuerda la definición de necio que hizo Chesterton: "quien estando delante de lo excelso, no se da ni cuenta".
* Yo sí me como a alguien cuando voy a misa: lo siento si tú no o si no te das cuenta de que lo haces.
* Es muy cristiano considerar que los demás, por no secundar un rito no obligatorio y prescindible, creen que el resto son "unos piojosos" o descalificarles por comulgar de rodillas.
Por todo lo anterior, y alguna cosa más que omito, más bien eres tú quien debe hacérselo mirar. Pero no eres una rara avis porque no acudirás a quien puede hacerte ver si lo que haces es correcto o no, mejorable o no; vas a seguir haciendo lo mismo y, lo que es peor, enseñándolo en tus catequesis.
Es lo que hay.
Y así nos va.
El problema más que la duración de las homilías (que tienen supongo su duración óptima, ni muy largas ni muy cortas, dejando también espacio a la flexibilidad y a la naturalidad) es que en ellas no se mencionan los novísimos y otras Verdades de la fe "no políticamente correctas", y por lo tanto se vuelven insulsas y aburridas.
Es la consabida y ya manida "misericorditis", casi un monotema, una misericordia que se convierte en "falsa misericordia" cuando no exige el arrepentimiento y cambio de vida... porque el infierno está lleno, y el aire está lleno de demonios.
En estos tiempos terribles que corren, me parece que el momento ideal para la catequesis de adultos es precisamente el momento de la homilía, que estamos todos "a tiro", y aprovechando la lectura sagrada es el mejor momento para evangelizar. Ahora, si nos ponemos con la falsa misericordia y el empalagoso "amor" en forma de cheque sin fondos, entonces cuanto más cortos los sermones, mejor.
Deus Charitas est, CARIDAD y no "amor" genérico, porque Caridad es la forma de Amar de Dios, y precisamente la mejor caridad que podemos dar a nuestros hermanos es precisamente Evangelizarles en la Verdad, y avisarles muy encarecidamente de la existencia del infierno y del pecado, porque el objetivo de esta vida no es material sino espiritual, y en concreto obedecer a Dios dándole Gloria y poder así salvar nuestra alma para gozar de Él en la eternidad, ó en caso contrario condenarnos para siempre. ¿No es ésto de extremada importancia?.
El gesto de la Paz debe ser la expresión de sentimientos interiores necesarios para acercarse a Comulgar.
Al empezar la misa nos reconocemos pecadores, lo que debe hacer que no miremos con desprecio o resentimiento a quienes hayan pecado ofendiendo a Dios o a nosotros.
Antes de la Comunión hay una preparación que nos dispone a recibir el Cuerpo de Cristo:
-El Padre Nuestro, que entre las peticiones, hay una de perdón que está profundamente unida y condicionada a perdonar a quienes nos hayan ofendido. Esto es muy serio y muy comprometido, "perdonanos como nosotros perdonamos". Nos acercamos a Comulgar porque somos pecadores que hemos sido perdonados como nosotros hemos perdonado a otros pecadores que nos han ofendido.
-El gesto de la Paz es la manifestación de ese sentimiento de una Paz especial y profunda, que rebosa, y se comparte con alegría, al sentirse perdonado y que por él, se manifiesta el perdón a todos los que pudieran habernos ofendido.
De esta manera el gesto de la Paz tiene sentido al manifestar y compartir el estado de ánimo necesario para comulgar.
De otra manera este gesto de la Paz, como otros muchos, no se entiende ni tienen sentido, si no surgen de lo profundo de nuestro corazón pecador, que ha herido y ha sufrido heridas y que se siente generosamente perdonado, como generosamente ha conseguido perdonar. Sin medir si mi pecado es mayor o más pequeño que el de los otros.
Pues la gravedad del pecado depende de la grandeza del ofendido, no sólo de lo grande de la ofensa y nosotros hemos ofendido al creador.
Y hemos sido perdonados. Y hemos personado.
La misa es un culto comunitario, de pecadores, unos más y otros menos?.
Con simpatía fraternal se lo digo:
¡Menos mal que no tiene que dar homilías!
Ya sabe: *Lo bueno si breve dos veces Bueno*
Que Dios le bendiga
Como eres tan "erudito", poseedor de la verdad absoluta, omito contestarte, por educación.
Sigue ensanchando tus filacterias y "dando jabón" que es lo tuyo
¡Menos mal que no tiene que dar homilías!"
Como que todavía hay quien se cree que la culpa de que la gente ya no vaya a misa la tienen los Beatles...
Me explico:
En la Misa tradicional se conoce como "segundo Evangelio" el inicio del Evangelio de San Juan, que se lee al final de todas las misas: "In principio erat Verbum..."
En la Misa Novus Ordo, en muchos lugares, al final de la misa y antes de la bendición final, el sacerdote acostumbra a desgranar una serie de avisos y consideraciones que parecen no acabar nunca y en mi opinión constituyen esa "segunda homilía" interminable que propongo suprimir.
Sí, no me es facil sintetizar.
Me das pie a comentar cuanta razón tenemos cuando decimos: Señor, yo no soy digno...
Bien hace la Iglesia cuando en la Misa, la liturgia nos prepara para recibir la Comunión rezando el Padre Nuestro. Al pedir al Padre que nos "perdone como nosotros perdonamos", si lo hacemos conscientes de lo que decimos, perdonamos de la mejor manera, perdonamos como queremos y pedimos que Dios nos perdone.
Eso es amar al prójimo como a nosotros mismos.
Eso nos hace rebosar de Paz, de la verdadera Paz que compartimos con los que están presentes, pues ellos también han pedido a Dios que les perdone como ellos perdonan, como nos han perdonado a nosotros.
Que diferente es la Paz que se disfruta y comparte al perdonar y sentirse perdonados, con la sensación amarga que deja el ofender y menospreciar.
La liturgia Católica es muy rica. Debería ser más explicada, para ser más conscientes de lo que celebramos.
“¡Ahora ya no hay que ir a misa!”, fueron las palabras, cargadas de ingenua seriedad, con que, según me ha contado varias veces mi anciana madre, acogió un amigo de la familia y hombre sencillo, tras la promulgación de la declaración conciliar "Dignitatis humanae" en 1965, la novedad de la libertad religiosa.
A la postre ¡libertad para ir o no ir a misa!
Le rezo su Avemaría.
Urbel, por lo visto, la gente socarrona de entonces iba también diciendo cosas como que "A los frailes y monjas les han dado vacaciones"; porque parece que la exigencia de rezos, capilla y demás cayó en picado en la vida consagrada. Más o menos como aquella imagen del cura siempre con su breviario que ha desaparecido ya del imaginario común.
¿Me equivoco?
-Sobre el pecado-le contestó.
-¿Y qué ha dicho?
-No es partidario.
Un segundo, Tannhäuser. ¿Quién bate el record?
Esto vale para las homilías en las misas y los comentarios en el blog
Cuando se vive en comunión con Cristo se reciben los dones del Espíritu Santo y el Amor del Padre, lleno de la gracia de Dios se predica bien, porque sale lo que se lleva dentro. Si no hay conversión y santidad, no hay testimonio de palabra ni de vida…
Antes la iglesia vivía de la fe, las buenas obras, las devociones y buenas costumbres cristianas, luego se fueron dejando como antiguallas y así nos va: hemos perdido la esencia y nada es como debiera, porque ni se sabe ni se entiende ni se siembra ni se cultiva ni se consume, estamos raquíticos sin vida espiritual verdadera y no se puede dar lo que no se tiene.
Hay predicaciones que mueven el corazón hacia Dios y otras que ponen en evidencia que lo que no se tiene no se puede dar…
Se sabe de siempre lo que hay que hacer pero no se hace, se está perdiendo porque no se enseña el catolicismo tal como era y como debe ser en todo tiempo y lugar.
La Misa es la renovación incruenta del sacrificio de la Cruz. Que realiza el sacerdote actuando "in persona Christi", no los fieles.
Mismo sacrificio, misma víctima, mismo sacerdote que en el Calvario, salvo que sobre el altar se ofrece de manera incruenta.
Ni la presencia de fieles ni la recepción por éstos de la comunión, ni la escucha por éstos de las lecturas y en su caso el sermón, son lo más importante
Es una pena que no hayas tomado esa decisión antes, pero no se puede tener todo.
Importantes para qué y quién?
Para la salvación de los fieles sí debe ser importante, pues Jesucristo se encarnó, vivió, murió y resucitó por nosotros, para nuestra salvación y dejó instrucciones sobre cómo salvarnos a lo largo de toda su vida y en la última Cena. Habrá que hacerle caso, digo yo, y no despreciar sus palabras.
Ave María
El Señor es fiel y lo que promete, lo cumple. Bendito y alabado sea por siempre.
Dices
"Ni la presencia de fieles ni la recepción por éstos de la comunión, ni la escucha por éstos de las lecturas y en su caso el sermón, son lo más importante"
Todo ello lo hizo, lo hace: "Por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del Cielo"
Su palabra va dirigida a nosotros, para revelarnos que Dios es Padre que "tanto nos amó que entregó a su Hijo por nosotros".
Se quedó en la Eucaristía,y se hace presente en la Consagración, para ser nuestro alimento "tomad y comed".
Aunque pecadores, Dios nos ama hasta ese punto y quiere que nos amenos como hermanos perdonándonos mutuamente nuestros pecados para que Él nos perdone. "Perdona nuestros pecados, como nosotros perdonamos...", le pedimos en el Padre Nuestro. Y le rezamos antes de comulgar.
Perdonanos, como nosotros perdonamos
Todo es por nositros los hombres. Y quiere darse a conocer y enviarnos su gracia y su perdón a través de hombres.
Creo que estos matices y estas realidades también son importantes.
No son "lo más importante". Lo más importante es la renovación incruenta del sacrificio de la Cruz, que ser ofrece por las manos del sacerdote en remisión de los pecados de vivos y difuntos.
Pero MAC escribe: "ni la presencia de los fieles ni la recepción de la palabra y la comunión son importantes...". Cosa que yo ni he escrito ni suscribo.
¿Muchísimo más que el santo sacrificio del altar, que es el mismo sacrificio de la Cruz ofrecido de manera incruenta? ¿Qué es o puede ser muchísimo más, ni siquiera simplemente más, que el sacrificio del Dios Hombre en el Calvario?
Doctrina del Concilio de Trento sobre el sacrificio de la Misa (Dz 940), inalterable y perfecta haya uno o dos fieles o ninguno:
"Y porque en este divino sacrificio, que en la Misa se realiza, se contiene e incruentamente se inmola aquel mismo Cristo que una sola vez se ofreció Él mismo cruentamente en el altar de la cruz (He 9,27);
Enseña el santo Concilio que este sacrificio es verdaderamente propiciatorio, y que por él se cumple que, si con corazón verdadero y recta fe, con temor y reverencia, contritos y penitentes nos acercamos a Dios, conseguimos misericordia y hallamos gracia en el auxilio oportuno (He 4,16).
Pues aplacado el Señor por la oblación de este sacrificio, concediendo la gracia y el don de la penitencia, perdona los crímenes y pecados, por grandes que sean.
Una sola y la misma es, en efecto, la víctima, y el que ahora se ofrece por el ministerio de los sacerdotes, es el mismo que entonces se ofreció a sí mismo en la cruz, siendo sólo distinta la manera de ofrecerse."
Ofrecer el santo sacrificio de la Misa por los vivos y los difuntos.
Esto escribió el gran novelista inglés Evelyn Waugh, converso a la fe católica:
"Soy ya viejo pero era joven cuando fui recibido en la Iglesia.
No fui atraído en absoluto por el esplendor de sus grandes ceremonias, que los protestantes podían falsificar bien.
De los extraños atractivos de la Iglesia que más me atrajeron fue el espectáculo del sacerdote y el monaguillo en la misa rezada, subiendo al altar sin echar una mirada para descubrir cuán muchos o cuán pocos fieles estaban allí; un artesano y su aprendiz; un hombre con una tarea que sólo él estaba cualificado para cumplir.
Esta es la Misa que yo aprendí a conocer y amar.”
Evelyn Waugh, “Changes in the Church”, carta al director publicada en el “Catholic Herald” el 7 de Agosto de 1964, en “The Essays, Articles and Reviews of Evelyn Waugh”, Penguin Books, 1986, p. 630.
Pero desde luego veo que no soy la única en extrañarse, pues varios comentaristas que le citan literalmente han reaccionado en la misma dirección que yo
Con la sangre derramada en la Cruz y, de manera incruenta, en la Misa.
San Leonardo de Puerto Mauricio (1676-1751), "El tesoro escondido de la Santa Misa", ed. APC, México, 2009, pp. 55 y 56.
Claro que muy alto en la Iglesia se afirma que esta teología ha cambiado.
"La teología de la Iglesia ha cambiado.
Mientras que antes el sacerdote, en la distancia, representaba al pueblo -canalizado, por así decirlo, a través de esa persona, que era el único que celebraba misa-, ahora no solo es el sacerdote quien celebra la liturgia, sino todos los bautizados con él.
Y esto es algo importantísimo que hay que proclamar."
Cardenal Arthur Roche, prefecto del Dicasterio para el Culto Divino, entrevista en la BBC Radio 4, 19 de marzo de 2023.
El cual sacrificio de la Misa, si todo bien lo consideramos, es una representación al vivo y muy santa de la pasión del Señor, y de aquel sacrificio sangriento que fue por nosotros ofrecido en el árbol de la Cruz, y juntamente una oblación sin sangre, pero muy eficaz."
Catecismo de San Pedro Canisio, 1555.
Los días de diario, se ha convertido casi en una costumbre en algunos sitios, sobraría, salvo días especiales porque suele ser tediosa, repetitiva y sin preparar. Vivo en una gran ciudad y todavía puedo escoger ir a una misa (pocas) sin homilia diaria, y dicha pausada y recogidamente. Si tengo que ir a otra, ya suelo "pasar" de la homilía e ir a la parte central, ya he solido leer y meditar sobre el Evangelio y, como digo, no suele aportar nada que aumente el fervor, sino el tedio y la penitencia misal de soportar con paciencia ocurrencias y demás. Había antes en una Iglesia un buen sacerdote, mayor y preparado , que las hacía sólo en los tiempos fuertes , en Cuaresma , corta (3 ó cuatro minutos), profunda y preparada y daba gusto. Pero ya se jubiló. En fin, los sufridos fieles tenemos que soportar muchas cosas, como decía Santa Teresa de sus monjas cuando la superiora imponía sus "devociones" a la comunidad.
Al copia pega de siempre de urbel con las opiniones de siempre de sus amigos de siempre, no creo que haga falta responderle, simplemente recordaré todos los distintos elementos que siempre ha tenido en cuenta la Iglesia y que nos recuerda el catecismo:
1323 "Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el Sacrificio Eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura" (SC 47).
"¿Qué es, pues, la Santa Misa?
La Santa Misa es el Sacrificio del Cuerpo y Sangre de Jesucristo, que se ofrece sobre nuestros altares bajo las especies de pan y vino en memoria del sacrificio de la Cruz.
¿Es el sacrificio de la Misa el mismo de la Cruz?
El sacrificio de la Misa es sustancialmente el mismo de la Cruz, en cuanto el mismo Jesucristo que se ofreció en la Cruz es el que se ofrece por mano de los sacerdotes, sus ministros, sobre nuestros altares; mas, cuanto al modo con que se ofrece, el sacrificio de la misa difiere del sacrificio de la Cruz, si bien guarda con éste la más íntima relación."
Se actualiza en cada misa el memorial de la pasión muerte y resurrección de Jesucristo tal como él dijo que debía hacerse, para nuestra salvación, siendo por tanto signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura, tal como nos recuerda el Catecismo de San Juan Pablo II.
Ave María
Jesús, cuando se apareció resucitado a los discípulos se presentó diciendo "Paz a vosotros". Para mí, este momento de darnos la paz ilustra aquel momento: Veo a Jesucristo resucitado en mi hermano dandome la paz y trato de que él vea a Jesucristo resucitado en mí.
Especialmente, si he tenido alguna rencilla con algún hermano de la parroquia trato de, aun en la distancia, darle la paz pues "Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda" (Mateo 5, 23-24)
Por otra parte, siempre digo que ir a misa diaria ayuda a que mi matrimonio marche bien, entre otras muchisimas cosas, porque mi mujer y yo nos damos la paz a diario antes de comurgar. Ambos sabemos que si hemos tenido alguna discusión no podemos comurgar sin perdonarnos, y si no nos hemos perdonado darnos la paz es engañarnos, así que en ese momento, sea lo que sea lo que haya pasado, nos damos la paz de corazón, para poder recibir al Señor.
Coherente con la sustitución del Crucificado por Cristo Resucitado en los presbiterios de tantas iglesias posconciliares.
La cita de Bouyer se remonta a 1956, prueba de la evolución o deriva del movimiento litúrgico que, desde antes del Vaticano II, condujo a la revolución posconciliar.
Ya en 1947 Pío XII había promulgado la encíclica Mediator Dei contra esa deriva heretizante.
Tras el Vaticano II Bouyer fue miembro del Consilium para la Reforma Litúrgica.
Pero, enfrentado al radicalismo y frivolidad de Bugnini, en sus memorias se encuentran juicios desfavorables sobre el Novus Ordo.
Poco importan las citas de sus "amigos" que lleva años repitiendo machaconamente por aquí, en el
Catecismo de San Juan Pablo II se recoge todo lo que debemos saber sobre el significado de la Santa Misa, sin eliminar nada.
"«Qui effundetur in remissionem peccatorum»: se hace aquí memoria de la pasión del Señor con más oportunidad que en la consagración del Cuerpo, porque la Sangre, consagrada separadamente, tiene más fuerza para representar en la mente de todos la pasión y muerte del Redentor."
También del Catecismo de Trento:
"Tres son las cosas que se nos indican en este Sacramento:
• una pasada, la Pasión de Cristo nuestro Señor (Lc. 12 19; I Cor. 11 26);
• una presente, la gracia divina y sobrenatural que comunica al alma para alimentarla;
• y una futura, la gloria y el gozo celeste, que recibiremos en la patria celestial, según la promesa divina (Jn. 6 50-51)."
"... una pasada, la Pasión de Cristo nuestro Señor", no la Pasión y la Resurrección; no la Pasión y la Resurrección y la Ascensión ni hasta la Encarnación, ni hasta toda la vida de Cristo (el llamado misterio pascual de la nueva teología).
Citas que no veo por qué nos tienen que importar un bledo a los que frecuentamos este blog, cuando tenemos la doctrina sobre la Santa Misa perfectamente explicada en el Catecismo de San Juan Pablo II.
La doctrina de siempre de la Iglesia desde que empezaron a reunirse el domingo, día de la resurrección del Señor para celebrar el memorial tal como Jesucristo nos pidió.
En cuanto a Trento, recalca lo que debe ser señalado frente a los protestantes, pero ni por un momento se le ocurre negar que la resurrección es esencial en el misterio de la redención, como hace usted.
Y es que si Jesucristo no ha resucitado vana es nuestra fe, como decía Pablo.
La gracia divina y sobrenatural que comunica al alma para alimentarlas proceden de Jesucristo RESUCITADO.
Y la gloria futura que esperamos, también. Si vivimos y morimos con él, resucitaremos con él
"En el altar se ofrece la Víctima santa, con cuya sangre fue cancelada la deuda que había contra nosotros" (San Agustín, "Confesiones").
Con la sangre derramada en la Cruz y, de manera incruenta, en la Misa.
Y otro "amigo" mío o extremista:
"Ve a la iglesia como si fueses al Calvario, y permanece en presencia de los altares como si estuvieses delante del trono de Dios y acompañado de los santos ángeles."
San Leonardo de Puerto Mauricio (1676-1751), "El tesoro escondido de la Santa Misa", ed. APC, México, 2009, pp. 55 y 56.
Vayamos a la iglesia como si fuésemos al Calvario, donde murió Cristo en la Cruz, sacrificio sangriento que se renueva de modo incruento en la Misa.
San Gregorio Nacianceno.
¿Escribe contra los protestantes en el siglo IV?
No, exhorta a un sacerdote:
"No ceses, hombre de Dios, de orar e interceder por mí cuando hagas descender el Verbo por tu palabra, cuando separes de manera no sangrienta la carne y la sangre del Señor, cuando te sirvas de la palabra como de una espada."
Carta 171, ad Amphilochium.
Eso es cosecha suya. Es UD quien niega la cita de San Pablo, no San Leonardo etc. Si no resucitó vana es nuestra fe.
Nos situamos en el calvario a través de la última Cena, como Jesucristo mandó y explicó a los discípulos de Emaús.
Además ya le dijeron en otro blog que la aceptación forma parte del sacrificio, la resurrección es la aceptación.
No comulgamos un cadáver sin sangre, no adoramos en la eucaristía a un cadáver, sino a Jesucristo resucitado.
Pero se repite usted
El 20 de enero de este año, Bruno rebate esa manía suya de prescindir de la resurrección etc
Remito a ese post mientras no se pone UD su propio blog.
No hace falta que inunde este.
Ave María
"El mismo Dios, pues, y Señor nuestro, aunque se había de ofrecer a sí mismo a Dios Padre, una vez, por medio de la muerte en el ara de la CRUZ, para obrar desde ella la redención eterna;
con todo, como su sacerdocio no había de acabarse con su muerte;
para dejar en la última cena de la noche misma en que era entregado, a su amada esposa la Iglesia un sacrificio visible, según requiere la condición de los hombres, en el que se representase el sacrificio cruento que por una vez se había de hacer en la CRUZ, y permaneciese su memoria hasta el fin del mundo, y se aplicase su saludable virtud a la remisión de los pecados que cotidianamente cometemos;
al mismo tiempo que se declaró sacerdote según el orden de Melchisedech, constituido para toda la eternidad, ofreció a Dios Padre su cuerpo y su sangre bajo las especies de pan y vino, y lo dio a sus Apóstoles, a quienes entonces constituía sacerdotes del nuevo Testamento, para que lo recibiesen bajo los signos de aquellas mismas cosas, mandándoles, e igualmente a sus sucesores en el sacerdocio, que lo ofreciesen, por estas palabras: Haced esto en memoria mía;
como siempre lo ha entendido y enseñado la Iglesia católica. Porque habiendo celebrado la antigua pascua, que la muchedumbre de los hijos de Israel sacrificaba en memoria de su salida de Egipto;
se instituyó a sí mismo nueva pascua para ser sacrificado bajo signos visibles a nombre de la Iglesia por el ministerio de los sacerdotes, en memoria de su tránsito de este mundo al Padre, cuando derramando su sangre nos redimió, nos sacó del poder de las tinieblas y nos transfirió a su reino."
Concilio de Trento, sesión XXII (17 de septiembre de 1562), capítulo I (Denz 938)
"Aunque la verdad responda en algún aspecto a la figura, no concuerda enteramente con la misma, porque es justo que la verdad supere a la figura.
Y, por este motivo, la figura de este sacrificio, en el que se ofrece por nosotros la carne de Cristo, fue oportunamente la carne, no la humana, sino la de diversos animales, que figuraban la carne de Cristo.
Ésta es el sacrificio perfectísimo:
Primero, porque, siendo carne de naturaleza humana, se ofrece convenientemente por los hombres, y éstos la comen bajo forma sacramental.
Segundo, porque, siendo pasible y mortal, resultaba apta para la inmolación.
Tercero, porque, al carecer de pecado, era eficaz para limpiar los pecados.
Cuarto, porque, siendo la carne del mismo que la ofrecía, resultaba acepta a Dios por la caridad del que ofrecía su propia carne.
De donde dice Agustín en IV De Trin.:
¿Qué cosa podrían tomar los hombres más conveniente para ofrecerla por sí mismos que la carne humana?
Y ¿qué más apto para la inmolación que la carne mortal?
Y ¿qué tan puro para limpiar los vicios de los hombres como la carne concebida y nacida de un seno virginal sin el contagio de la concupiscencia carnal?
Y ¿qué cosa podía ser ofrecida y aceptada tan gratamente como la carne de nuestro sacrificio, hecha cuerpo de nuestro sacerdote?"
Suma Teológica, parte III, cuestión 48, artículo 3, ad 1.
Concilio de Trento, lugar citado.
Lo que dicen sobre la muerte ya lo sabemos y no lo negamos, así que no hace falta que ponga ninguna cita más sobre eso. Afirmar una cosa no es negar otra, como UD parece creer.
Es usted el que pretende que la resurrección no tiene importancia en el místerio de la redención. Y alguno de sus "amigos" que no son precisamente ni Trento ni los santos que cita.
Desde el siglo I, desde las primeras celebraciones cambiando de sábado a domingo, día en que resucitó. Desde la afirmación de San Pablo: sin la resurrección vana es nuestra fe.
Y Trento deja claro que en la hostia consagrada no está solo un cuerpo desangrado sino que en cada una de las dos especies se encuentra Jesucristo entero, cuerpo y sangre.
Comulgamos y adoramos en la hostia consagrada a Jesucristo RESUCITADO que nos comunica su propia Vida.
Por lo visto usted no.
En el blog de Bruno le contestaron adecuadamente, aunque al final se mosqueara UD y se fuera.
Quien quiera puede comprobarlo. Post de 20 de enero de este año.
Ya le dijeron que era un pesado. No sea jartible, please.
Pero no de la inmolación de la víctima, que es el corazón del sacrificio.
Inmolación sangrienta que se produjo una sola vez en la Cruz.
Y que se renueva en cada Misa de manera incruenta a lo largo de los siglos.
Pues si por fin reconoce que la aceptación del sacrificio forma parte de este, no sé a qué viene su empeño en pretender que la resurrección no tiene importancia en la Santa Misa, cuando lo cierto es que es la actualización del misterio de nuestra redención, el memorial de la muerte y resurrección.
Vale, pues UD comulgará a Jesucristo como un cuerpo muerto desangrado si eso es lo que cree, pero los católicos siempre, desde el comienzo del cristianismo, recibimos a Jesucristo RESUCITADO, comunicando su propia Vida.
No creo necesario seguir con lo mismo. UD ha dejado muy claro lo que piensa y yo, aparte de lo que ya he dicho, remito al post del blog de Bruno del 20 de enero, donde el blogger y otros comentaristas le rebaten por completo y mucho mejor que yo.
Pues eso, ya sabemos lo que piensa UD. No hace falta que se repita más.
Despedida cordial
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