A ver qué se nos ocurre... al revés
Todos hemos vivido esos momentos de reuniones, consejos, asambleas y demás zarandajas pastorales en los que la pregunta clave, en medio de la constatación de que somos menos, muchos menos, es ¿y qué podemos hacer para que venga la gente?
En una de esas reuniones, parroquia madrileña de barrio, y no me digan cómo ni por qué, apareció Rafaela. Por lo visto la cosa fue más o menos que al salir de misa le dijeron que había junta y que por qué no se quedaba. Pues por qué no.
Un rezo de urgencia para cumplir el trámite y la pregunta solemnemente propuesta por Marimar, secretaria y moderadora de aquella asamblea: ¿qué se nos ocurre?
Muchas ocurrencias:
- Concurso de belenes y tarjetas navideñas
- Excursión a la nieve
- Fiesta del compartir después de la misa de la tarde del día 24, que la del gallo es tarde y la gente no viene
- Belén viviente
- Cantar villancicos por la calle
- Una reunión mensual sobre temas de actualidad
- Las misas más entretenidas y participadas
- Un grupo de acogida a cristianos LGTBIHJKLMNO
- Taller de manualidades
- Nuevas experiencias de oración
- Preguntar a la gente qué es lo que es gusta
Como podemos ver, cuestiones nuevas, profundas, de actualidad, impactantes.
Casi dos horas para llegar a esto, porque hubo temas que se debatieron ampliamente, como por ejemplo quién sería la Virgen en el belén viviente, ya que la cosa estaba entre Erika, que destacaba en catequesis, y Fátima, musulmana, pero con los votos de los “integradores". Quedó en tablas, ya que hubo quien propuso a Lucía, es decir, a Lucas, pero en proceso de transición, todo un signo de acogida al colectivo sin, so, sobre, tras.
Dos horas y Rafaela en silencio. No pasa nada. Una mujer mayor, de pueblo y de paso qué va a decir. Nada. La educaron muy bien de pequeña y ya sabe que los niños y los que están en grupo ajeno no hablan si no se les pregunta. El problema es que le preguntaron. Y respondió, porque es así de educada.
- ¿Cuántos años lleváis haciendo cosas de esas?
- Bastantes.
- ¿Y viene más gente a misa? ¿Se bautizan más niños, hay más matrimonios?
- No. Cada vez menos.
- Y la conclusión es seguir haciendo lo mismo. Pues la podéis imaginar el resultado.
Rafaela les dijo lo que pensaba, y era que en lugar de plantearse qué hacer debían preguntarse qué no hacer y comenzar a suprimir cosas.
La propuesta de Rafaela fue un terremoto:
Les sugiero una cosa, dijo. Y es que la mitad del tiempo que dedican a excursiones, salidas, concursos, reuniones de estas, experiencias varias y liturgias creativas lo dediquen a celebrar misa con el misal, adoración al Santísimo y confesiones. Lo mismo se llevan una sorpresa.
Sonrieron con una cierta condescendencia. Qué va a saber una mujer mayor y de pueblo que ni ha hecho el curso de educador socio religioso, ni ha asistido a las conferencias sobre cambio climático, inclusión y nuevos paradigmas, ni mucho menos sabe que la liturgia sin creatividad es pérdida de tiempo.
Rafaela es así. Que no hubieran preguntado.
A la salida de la junta, dos de la quinta de Rafaela iban hablando: te digo yo que ha dicho cosas muy sensatas. Sí, pero a ver quién se lo dice a Marimar y a D. Julián. Tiene que ser lo que ellos digan. Así nos va. Pues eso.
15 comentarios
¿A quién se le ocurre plantear si las actividades han de ser correlativas con los resultados? Las actividades tienen un valor por sí mismas independientemente de si valen para algo o no, cualquier progresista sabe eso.
Hasta pudiera ser que Rafaela pensara que los monjes contemplativos, tan repetitivos ellos, son una bendición para la Iglesia. ¡Esta Rafaela...!
Consultado Monseñor Casalotodo sostiene que en lugar de preguntarnos "qué se nos ocurre" debemos preguntarnos "qué nos ocurre". Sostiene que hay que poner en paralelo la liturgia con las ocurrencias y ver qué sucede.
Por ejemplo en la Liturgia de las Horas (Oficio de Lectura Laudes Tercia
Sexta Nona Vísperas Completas) intercalar las ocurrencias cada "media hora" canónica con aportaciones pastorales ecuménico ecológicas.
No olvidemos que hay muchos más ocurrentes que liturgos de las horas.
Ese planteamiento dio forma a los debates del Concilio Vaticano II.
2) Se me ocurre que una cosa no debería impedir hacer la otra; por lo tanto: un orden que también sea lógico.
Primero el "Reino de Dios"
y luego la "añadidura".
Bendiciones!
El primer jueves de cada mes había reunión de catequistas los jueves. Acudí a la primera. Tras dos horas salí con las manos temblando de rabia e incredulidad, ¿cómo era posible que adultos estuviesen durante 3 horas hablando sin decir nada, excepto tonterías, compitiendo por decir una nadería sobre otra? Creo que les resultaba gratificante sentirse escuchadas.
No volví. Cuando el cura me preguntaba si iba a ir a la siguiente reunión, simplemente contestaba secamente "no". Sin añadir nada más. Creo que lo entendía.
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