Tres años de catequesis o de perder el tiempo
Una de las decisiones del tercer sínodo diocesano de Madrid, cuya fase final tuvo lugar en el año 2002, fue la de establecer la necesidad de tres años de catequesis para preparar a los niños para recibir la penitencia y la eucaristía por primera vez.
No todas, pero sí muchas parroquias así lo establecieron y así lo siguen llevando a cabo. He tenido la ocasión de hablarlo con muchos compañeros que así tienen organizada la catequesis de primera comunión, para entendernos, en tres cursos, y a los que siempre hago la misma pregunta: ¿desde que habéis empezado a impartir los tres años notáis una mayor afluencia de niños en las misas dominicales una vez celebradas las primeras comuniones, o que los niños acuden en número mayor a catequesis de las que llamamos de post-comunión? La respuesta es prácticamente unánime: los mismos. Se nota poca diferencia. Vienen los que tienen famlias católicas practicantes.
Es como para pensarse algunas cosas:
- La perseverancia en la fe en los niños va unida básicamente a la vivencia de la fe de las familias. Con familias católicas los niños seguirán acudiendo a la Iglesia con un año de catequesis, dos, tres o catorce.
- Y al revés. Con familias no creyentes o no practicantes da igual un año de catequesis, dos, tres o catorce que no volverán a la iglesia.
Luego parece que el asunto no está tanto en los años como en la familia. Y más aún, también podemos preguntar si gracias a estos tres años los niños conocen mejor la doctrina. Me dicen que tampoco.
Tres años de catequesis. Las familias católicas con menos tienen bastante. Las no católicas o alejadas o pasotas, lo único que sacan en limpio es que vaya complicación tener que llevar a los niños tres años a la parroquia para qe hagan la comunión.
¿Soluciones? No soy profeta ni hijo de profeta, no soy obispo ni vicario ni delegado, sino solo un cura de parroquia y hoy de pequeña parroquia rural pero con mi experiencia.
Con un año de catequesis, dos máximo, debería ser suficiente para que un niño de ocho o nueve años conozca los conceptos básicos de la fe, sea de familia practicante o no. Digo que al menos conozca. Y para eso a lo mejor necesitábamos titrar a la papelera tantos catecismos llenos de dibujitos y actividades, agarrarnos al catecismo básico nacional y que se lo aprendan.
La mayor parte de los niños no volverán, lo sé, lo sabemos, pero al menos, unos y otros, conocerán lo básico de la fe cristiana, y eso siempre sirve aunque solo sea como cultura. Hoy ni vueven ni saben. Con tres años de catequesis. Yo creo que merecería la pena hacer una reflexión.
62 comentarios
Depende de la calidad de las catequesis y del catequista. Ese argumento se usa muchas veces para tapar un hecho innegable: que los catequistas no catequizan.
Lo mismo pasa en muchas familias "católicas". Los niños llegan a a la adolescencia y pierden la fe. No se reza en familia, los padres no se forman y mucho menos los niños, a la misa el domingo y ya vale...pero es que el mundo está muy complicado.
He visto catequistas de adolescentes llenar sus grupos. A niños desear ir a catequesis hasta el punto de ponerse a llorar desconsolados a sus madres, porque la madre prefería que fuera a otras cosas. He visto a los padres acercarse a la fe por las catequesis de sus hijos y confirmarse con ellos. He visto a adultos asistir a la catequesis de sus hijos adolescentes porque los niños les hablaban maravillas. He visto a adultos recibir catequesis de confirmación y seguir asistiendo después de recibir la confirmación. Sin implicar a movimientos, vida parroquial libre, normal y corriente.
Bueno, exagero un poco. Solo lo he visto con una catequista. Catequista que iba a misa a diario. rezaba una hora diaria ante el sagrario, rosario, formación adulta y estudio sacrificado...y una implicación personal desbordante (no se hace ni remota idea) porque quería a todas y cada una de las personas que iban a esa catequesis.
Si Vd. quiere conseguir los mismos resultados con una charla insustancial de una hora a la semana, de alguien que no tiene formación para hablar de estos temas, pues como si se tira 20 años intentándolo.
Por cierto, esa catequista ya no es catequista. La echaron y a pesar de que es conocida en diversas parroquias, pues no interesa.
Por otra parte, me parece bien lo de los dos cursos (dos niveles), porque hay un cambio muy grande entre los, digamos, seis y nueve años.
La fe es un don de Dios y depende de cada cual aceptarlo o no. El anuncio del evangelio y las catequesis son necesarias, pero el fruto depende de que nos abramos o no a la acción de Dios.
Mi opinión sobre las catequesis es que, además de enseñar la doctrina católica un ratito a la semana, sería importante integrar a quienes la reciben en la parroquia, así lo sembrado recibe el riego necesario para que arraigue y crezca. La comunidad de vida cristiana entre los católicos es algo que la parroquia debe ofrecer y alimentar como testimonio de fe y de vida.
Lo del manual del catecismo y las actividades son un mero entretenimiento. A veces nos vemos haciendo cosas como experimentos químicos para explicar la resurrección o el amor de Dios o un Pasapalabra con las partes de la liturgia. Hay catequistas muy ingeniosos y creativos, esos que luego se congratulan de que sus grupos participan más, pero solo esa etapa, pues luego son pocos los que perseveran, por tanto tiempo y dinero que sale del bolsillo de los catequistas. Yo esté curso he puesto dinero para comprar materiales, algo que puede ser normal, pero también para regalos de confirmación, de comunión y por Navidad, y hay compañeros que a título individual han hecho otros gastos como chuches, pegatinas, globos, etc.
El problema a mi juicio, es que por muy buena voluntad de muchos catequistas que pensamos que es una llamada a participar de nuestra Iglesia, muchos de nosotros carecemos de una correcta base y formación de lo que traemos entre manos, otros muchos les falla el carisma para tratar con niños, y quieren imponer criterios formalistas y rígidos, pero sobre todo, lo que nos falta a la mayoría en las parroquias es una orientación de criterios uniformes y más apoyo de nuestros párrocos. Lo digo por experiencia, no en vano llevo más de 30 años de catequista, y responsable de comuniones coordinando 510 niños de comunión.
Gracias, de verdad.
Yo soy partidario de "catequesis a los padres". Pienso que todas las familias que quieran que sus hijos reciban los sacramentos deberían acudir a encuentros de primer anuncio, ya sea Emaús, Alpha o algo más cercano que la parroquia pudiera organizar. Y después continuar una formación.
La creación de grupos de familias de niños de comunión alrededor de la parroquia compromete más que 2, 3 o siete años de catequesis.
Para esto habría que facilitar a los padres estos grupos. ¿Por qué no hacer un grupo después de la misa del domingo, y otro el sábado por la noche, y otro el jueves por la tarde...? Cuando a los padres les venga bien.
Y esto lo pueden hacer perfectamente los laicos.
La diferencia está en el catequista... Y en el método.
Yo conozco un cura que llegó a una parroquia donde la catequesis era obligatoriamente "familiar"; y venían muy pocas familias.
La catequesis familiar pasó a ser opcional, se restauró la catequesis de niños, y de repente la parroquia se llenó de gente.
¿Que no perseveran? Puede ser. Pero peor es que no vengan. Y algunos quedan...
Aquí en mi diócesis, en los lugares donde la catequesis es familiar, los padres están obligados a ir todas las semanas durante 3 años, por cada hijo. Si tienen 10 hijos, tienen que repetir el proceso 10 veces.
Y así es que cada vez hay menos gente en la catequesis.
Yo creo que la catequesis de adultos debería ser como la del cura de Ars: que asista quien quiera.
¡Ay, la catequesis!
El otro día pregunté a niños de 12 y 13 años (que iban a recibir su primera Comunión la semana siguiente) si en el Pan consagrado está la Sangre de Cristo, y me dijeron que no. Y no sabían ni los Mandamientos, ni los Sacramentos, ni el acto de contrición, ni los 5 pasos para confesarse, ni las 3 condiciones para comulgar.
No estoy mintiendo. Y no son las excepción.
¿Solución? Que en los seminarios de catequesis no se enseñen pavadas. Pero, para eso, en los seminarios diocesanos se deberían enseñar cosas serias. Y en las conferencias episcopales... Mejor me llamo al silencio.
Y, como dice "catequista": seamos santos, que lo demás no importa nada.
En mi familia nadie practica y hay una cierta aversión a lo católico y a la Iglesia. Aunque yo vaya a misa el domingo mi hijo se niega si no es con el grupo de catequesis porque así lo ve como lo del cole, algo que hay que hacer. Conmigo se muestra más rebelde. Puedo imponérselo. Pero no veo el beneficio de eso. Ahora en verano se queda fuera con su padre y hermana pequeña, la cual se pone a gritar y no suelo poder llevarla. Cuando mi hija no sea tan peque la llevaré conmigo, también al papi si estuviera por la labor. Con mi hijo el rebelde a ver, de momento mucha oración por él como Santa Mónica, igual que por mi marido.
A mí como madre el grupo de catequesis me sirve para que mi hijo vaya en época escolar con sus compañeros, no solo a catequesis, sino también a misa. Para que vaya haciendo comunidad. Además de la formación en sí para el sacramento. Pero si después dejan de ir los demás, como pasa en verano, que no se ve a esos niños, pues las madres como yo, con familia no creyente/no practicante, lo tenemos jodid..., con perdón. Hemos de poder hacer comunidad, familia y parroquia. Dios nos guiará.
Su Ave María. Otro por los catequistas.
Ahora los niños van tres años a Catequesis, pero van a jugar y a cantar sin que nadie se preocupe por verificar si saben la doctrina o la comprenden.
Para la confirmación, tuve que aprenderme la parte del catecismo correspondiente que, después, me explicaron en una única sesión.
Hace poco me tocó ser padrino de confirmación de un muchacho. A mi pobre ahijadito lo hicieron ir siete meses a un curso de dos lecciones semanales. La víspera de la Confirmación le pregunté cuáles eran los dones del Espíritu Santo y él no se los sabía. Yo le dije: "Has estado yendo siete meses a un curso de catequesis de Confirmación y no te sabes los dones del Espíritu Santo?". Aquel jovencito me informó que ni siquiera se los mencionaron y, más aún, me preguntó "¿Qué tienen que ver los dones del Espíritu Santo con la Confirmación"
El asunto no es si los cursos, de lo que sea, son de una hora, una semana, un mes, siete meses, un año, o tres años. El asunto es que en verdad se aprovechen. Y, en materia de clases, cuando hay poco tiempo, el tiempo se aprovecha y, cuando hay mucho tiempo, el tiempo se desperdicia.
Rezo su Ave María.
La preparación para el acceso al sacramento de la Eucaristía es una obligación de los Pastores y un derecho de los fieles que no tiene límites temporales, es permanente, como lo es la de celebrar la Misa y la de concurrir a Misa y la de cuidar y celebrar los demás Sacramentos.
El Párroco es el catequista "local" y salvo que esté muy distraído (por ejemplo con un sínodo o un jubileo intentando saber de qué se trata) desde el primer día de catequesis sabe cuáles son las familias católicas que trasmiten la Fe a los niños y las que no lo son, es de manual.
Cuando un alto dignatario visitó al Santo Cura de Ars y escuchó sus sermones le preguntaron qué diferencia había entre lo que trasmitía el de Ars y los suyos y contestó: la diferencia es el resultado, cuando habló yo la gente sale y dice qué bien habló el cura, en cambio cuando lo escuchan al de Ars, la gente dice que bueno es el Señor Jesús...
12 medidas muy fáciles para levantar una parroquia en poco tiempo
1. MISA. La misa deberá ser de 20 minutos con homilía incluida, sólo alguna de las que se celebren durante las fiestas. Esto supone eliminar algunas cosas que no afectan a su esencia, pero que serviría para atraer a una gran multitud de fieles, deseosa de cumplir con el tercer mandamiento de la Iglesia: Santificarás las fiestas. Es verdad que se prima la cantidad (de fieles) por encima de la cualidad (el fervor), pero será cuestión de tiempo que todos vayan mejorando su vida cristiana. Además, y para salir al paso de la críticas, siempre que sea posible, se mantendrá el templo abierto para dar la oportunidad de llegar 10 minutos antes para confesarse los que quieran o prepararse para la misa en silencio y alargar el cierre 10 minutos después para los más fervorosos con la finalidad exclusiva de realizar la acción de gracias por la Comunión. Las iglesias se llenarán con el paso de las semanas a un ritmo asombroso, a medida que la gente se vaya enterando de la nueva gran facilidad para rendir culto a Dios al menos una vez por semana. NOTA: Al final de la misa se podría o debería dar de vez en cuando la bendición a los enfermos que se colocarían en los primeros bancos para que Cristo presente en la persona del sacerdote se dignase sanarlos, tal como hacía en Palestina. No hay escándalo. Las misas diarias no duran más de 20 minutos.
2. CATEQUESIS. No hay fe porque los contenidos de la fe se ignoran o se atacan. No se enseñan ni a los chavales ni a los mayores. La solución podría ser que la catequesis se centrara en los domingos de Cuaresma y Pascua. Los niños de la Primera Comunión deberían acudir a la misa y ocupar los primeros bancos, y los padres tendrían que acompañarlos asistiendo también a la Eucaristía. En la homilía el sacerdote explicaría cada domingo el contenido de un capítulo del Catecismo, empezando por la Creación de los seres vivos y también de los ángeles, y el pecado original. La promesa de un Redentor, el Mesías, que restauraría la amistad con Dios. La Trinidad. El destino eterno del hombre: cielo, purgatorio, infierno. La llegada del Mesías, Jesús. Su muerte y resurrección. El bautismo, la Penitencia, Eucaristía y demás sacramentos. El Evangelio, la Virgen María, los santos. El Espíritu Santo. El Nuevo Testamento, los milagros, la oración, la liturgia, etc. etc. Cada obispado elaboraría los formularios básicos de estas homilías. No hace falta decir que estas catequesis, tanto más que a los niños, irían dirigidas en realidad a los padres, pero sin que se enterasen de la estrategia. Y la Misa, una vez más, no debería rebasar los ¾ de hora para no echarlo todo a perder.
También veo que de cada grupo que he acompañado solo 1 o dos y muchas veces ninguno a perseverado a corto plazo.
Mientras tanto aportemos nuestro granito de mostaza y pidamos al Espíritu Santo que ponga el resto.
No es fácil la tarea del catequista, casi todos tenemos familia y trabajo y quizá otra tarea, como tampoco es fácil la labor del Párroco que generalmente tiene varias parroquias a su cargo y todo lo que eso conlleva.
Y no dejemos de formarnos para no deformar a quienes guiamos.
Un catecismo de primer grado de los de antes bien aprendido... y los chicos tendrán en su cabeza y en su corazón un mínimo cuerpo doctrinal coherente y sólido. Que les servirá para crecer en la fé si su libertad y el entorno lo favorece. En cualquier momento de su vida.
No obstante, si durante la Catequesis se organizan las cosas para que asistan a la misa dominical... ¡entonces mejor tres años que uno solo!.
En cuanto a la catequesis, con un año dándola bien, sobra. Pero claro, hay que darla bien.
Un buen catequista necesita tres cosas: fidelidad absoluta al Magisterio, formación adecuada y capacidad de trabajar con niños.
Yo, por ejemplo, no sería buen catequista por no tener esa capacidad, pero es mucho peor fallar en las dos condiciones anteriores, sobre todo la primera. Y la segunda es lo que le pasa a la mayoría de los catequistas.
Y el segundo es que, pese a la dificultad de luchar sola, nunca dejes de pensar lo afortunada que eres, porque el Señor, que salva en racimo, ha querido poner Su mirada y sus gracias sobre ti para que le ayudes a salvar a toda tu familia.
Lo estás haciendo muy bien. Permanece siempre muy unida a esa vid que es Jesús, y no te canses de rezar, que la oración de una madre tiene una fuerza increíble. Y la de todos los que te acompañemos en la oración, también.
Los años de catequesis de preparación no aseguran nada. Y menos si sólo sirven de "aparca-niños" para los padres.
Una manera de "asegurarse" la buena voluntad de la preocupación de la formación cristiana de los hijos es asegurarse de la formación de los padres. En algunas parroquias funciona que se haga formación de adultos en paralelo a la catequesis de niños. Y si es de madres, triunfa si se hace con un café de por medio.
https://archive.org/details/50.-padres-apostolicos/CIUDAD%20NUEVA/39.%20JUAN%20CRISOSTOMO%20-%20La%20educacion%20de%20los%20hijos%20y%20el%20matrimonio/
No veo horizonte porque no veo tensión por ser santos ni deseo de conocer en lo posible a Dios en ninguna parte. Salvo en algunas pocas familias que son las que mantienen vivo el fuego, a contracorriente del clero (o sólo apoyada por una ínfima parte del mismo, pues en general es una masa funcionarial que actúa como pollo sin cabeza).
En cuanto a los años, lo de la catequesis es una formación continua, así que no veo el asunto como problema. Acudir a aprender a una Iglesia debería ser lo normal, no algo limitado a unos años o a un momento.
Entre catequesis familiares (es decir, con los catequistas haciendo shows ante los fieles que acompañan a sus hijos) o individuales no he visto la diferencia, ni de gente ni de formación. Siguen saliendo, ni padres ni hijos, sin saber las generales de la fe.
Me parece que no es conveniente. Los hijos no tienen que padecer por la falta de fe de sus padres. Si se les deja crecer sin formación Cristiana católica luego es muy difícil de recuperarles. Muchos con educación Cristiana desde pequeños la abandonan en cuanto salen al mundo hostil. No hablo por hablar sino por lo que he visto y vivido a lo largo de más de tres cuartos de siglo. La fe en familia es lo mejor, pero hay que procurar que los niños se acerquen a la acción de Dios para su vida, los pecados de los padres no tienen que padecerlos los hijos.
Yo entiendo a Luis Fernando porque es riguroso y fiel, pero cada persona es única para Dios y tiene un plan para cada cual que no debemos estorbar con nuestras experiencias o ideas. Tenemos el mandato de llevar el evangelio a todos, sin acepción de personas.
Ave María
Así que pienso que los másters en catequesis que tenían los primeros cristianos y convertían a la gente.
2. Los niños quieren conocer a Jesús, pero se le explica de forma tergiversada o muy mal excepto cuando un párroco, catequista y/o familia son verdaderos transmisores de la fe con sensus fidei/fidelium.
3. En muchas ocasiones, esta falta de conocimiento o transmisión de la fe se da porque el párroco no interviene (falta de tiempo, falta sensus fidei/fidelium, etc.), catequista no bien formado (juventud, falta sensus fidei/fidelium, familia falta sensus fidei/fidelium).
4. Si se tiene el celo por el alma del niño que se juega la vida futura, la vida eterna, se hace todo lo posible para que entienda qué es lo que va a recibir y hacer en la Primera Comunión.
5. Cierto es que desde casa sale educado el niño, pero en el caso de la fe católica la oveja es educada cuando oye a su pastor (párroco, catequista, familia).
6. Los catequistas deben ser veteranos apoyados con catequistas jóvenes que aprendan de su maestro.
7. Los niños son naturales detectores de la Verdad, si no la ven expresada por el testimonio de la Palabra y la vida cristiana no alcanzan a verla y, por ello, no es que pierdan la fe, es que no la han conocido.
Le falta la más importante, que quiera a los niños. Que se preocupe por ellos. Que mire si puede ayudar a ese de un modo u otro. Lo que se nos olvida es que un niño va a atender a lo que se le dice, en función del aprecio que tenga a ese quién se lo dice. Una simple invitación a jugar en su casa con sus hijos y hacer una pequeña fiesta donde también se habla de Dios, suma más que todo el año de catequesis.
Lo que Vd. dice es muy importante. Pero sin amor heroico no hay mucho que hacer.
En todo caso, efectivamente sí que conviene mostrar empatía con los críos. Ayuda a que tengan más interés en lo que se les cuenta.
Yo creo que la estrategia para que el catolicismo sobreviva en la sociedad española mayoritariamente no católica va a tender cada vez más a parecerse a la de los menonitas o, sobre todo, a la de los judíos europeos y americanos.
Debería endurecerse el acceso a todos los sacramentos, cuanto más al bautismo. No sé si existen estadísticas de apostasía (formal o práctica) que distingan entre quienes fueron bautizados menores de edad y quiénes lo hicieron en la edad adulta. Yo supongo que entre los segundos el porcentaje será inferior. Santa Mónica sabía lo que hacía cuando refrenaba a su hijo las ansias de bautizarse.
1. Desconozco en la Santa Tradición Apostólica cómo ha sido en la historia eclesial la catequésis a los niños. Supongo que el párroco y la familia.
2. No se desde cuándo se da la figura del catequista.
3. Lo que si observo es que las niñas mantienen la tradición de la simbología de la santidad en el color blanco de sus vestidos. Pero, en los niños según cómo vayan vestidos se nota la fe de la familia.
No se debe endurecer el acceso a los sacramentos, lo que hay que hacer es fortalecer la Fe de los fieles. Los sacramentos no están para ponerlos en una vitrina sino para recibirlos. No son como la Coca-Cola.
Si se endureciera el acceso a los sacramentos, ¿habría que alejar a la gente de la Confesión también? ¿Y de la Extremaunción?
No seamos jansenistas.
Recordemos que san Pío X admitió a los niños pequeños a la Comunión y profetizó: "Y habrá niños santos". Como santa María Goretti.
Hay muchas apostasías, pero ¿acaso la Iglesia no permitió la Reconciliación de los apóstatas en la gloriosa época de los primeros cristianos? De eso se trató la acalorada controversia "de lapsis".
La apostasía es terrible, pero peor es la falta de misericordia: "Si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes" (Mt 6,15).
Los primeros cristianos eran ejemplares, aunque también eran pecadores. Siempre tenemos la tendencia a idealizar el pasado. Pero entre los primeros cristianos, también estaban Simón el Mago, Ananías y Safira, los judaizantes intrigantes, los apóstoles que se peleaban entre ellos, los gnósticos, los marcionitas, los donatistas, etc.
Es verdad que hoy se profanan los sacramentos administrándoselos a cualquiera, pero eso no quiere decir que haya derecho a negárselos a quien los pide con devoción.
¿Que cómo se juzga la devoción? Para eso está el criterio del párroco, ayudado por los catequistas.
Por algo la Iglesia pone como únicos requisitos para comulgar el estar en Gracia, una hora de ayuno y saber a quién se va a recibir (ergo, acercarse con devoción).
No exijamos a los pequeños en la Fe cosas que la Iglesia no exige, porque ya tienen suficiente dificultad en cargar con lo que sí es necesario.
¿Y cuánto deben estudiar antes de recibir cada Sacramento?
Los catecúmenos no hacían un master; por eso es que después de la Pascua les tenían que explicar todo lo que había pasado durante la celebración de los Sacramentos de iniciación. Y mientras transitaban el catecumenado, participaban en Misa sólo hasta la homilía. Porque lo que sucedía después era arcano, es decir, secreto sagrado.
Por último, sobre el asunto de la edad para recibir los sacramentos: los primeros cristianos bautizaban a los niños, y si no me creen lean las obras de san Agustín... y los Hechos de los Apóstoles (Hch 16,15 por ejemplo).
¿Qué garantía de perseverancia dio el eunuco etíope? ¿Y los 3000 que se bautizaron en Pentecostés?
A los niños se los bautiza, y con el mismo argumento también se les da la Comunión y se los Confirma. Para que entre en ellos Dios antes que el diablo, dijo san Pío X.
¿Que así no vamos a solucionar la crisis de la Iglesia? No lo sé. Ni sé si es nuestra función tampoco.
Quizás nuestra misión es hacer bien al prójimo y convertir por el buen ejemplo, como en la parábola de hoy.
"Miren cómo se aman", decían de los primeros cristianos.
¿Que soy laxo? Dios sabe que no. Aunque más vale condenarse por misericordioso que por riguroso, dijo san Francisco de Sales.
Le rezo su Avemaría.
A cuento del sentimentalismo. Pero también, al que le gusta estar con niños, pero no esforzarse con ellos. Al que se cree que educar es contar cuentos y jugar. Al que se cree que está salvando al mundo por ir, sin ganas, a dar catequesis. Al que le gustar mandar y dar lecciones y otros mil motivos más.
Todos los padres dirán que quieren a sus hijos. Padres que estén dispuestos a sacrificarse por sus hijos pocos. Y de esos pocos, padres que realmente perseveren durante años con amor, cariño en una educación como Dios manda, muy, muy pocos.
Si ese es el amor que tienen los padres a sus hijos, ¿qué decir de los catequistas con su grupo?.
En la Iglesia, personas que quieran dar charlas de mil cosas, las hay a espuertas. Personas que quieran sacrificarse y renunciar a si mismos por otros como Dios quiere que se haga, contaditos. La realidad es que la inmensa mayoría de los cristianos no están dispuestos a sacrificarse siquiera para ir a Misa a diario y hacer una horilla de oración ante el sagrario para acompañar a Jesús. Para decir qué se tiene que hacer para que otros lo hagan, salen de todas partes.
Si le hubieran negado la Comunión, nunca hubiera llegado a cura.
En el caso de menores o incapaces, ese consentimiento lo suplen sus padres o tutores.
Si los padres o tutores no son creyentes, habría que estudiar si ese consentimiento está viciado o simulado.
Dios es el que lo suple todo, cuando quiere y porque quiere. ¿Quien sabe cuántos de nosotros no habrán vuelto a la fe o a la Iglesia gracias a un pequeño acto de devoción sincero el día de su Primera Comunión, que movió el corazón de Dios? Dejemos a Dios ser Dios y roguemos por todos esos pequeños niños a quien Él quiso hacer hijos suyos por la gracia del bautismo.
Las instrucciones son claras: "Dejad que los niños se acerquen a mi".
Así, por ejemplo, no contraerían matrimonio canónico ateos públicos y declarados.
También se puede optar por dar el sacramento a todo el mundo a ver si alguno luego resulta que cumple con lo que se esperaba de él. Esto no me parece serio.
San Agustín quería bautizarse, y su madre le pidió retrasarlo hasta estar realmente preparado. Luego, fueron santos los dos, parece que no les fue mal.
San Agustín defendió el bautismo de los niños, incluso cuando la Fe de los padres era deficitaria, porque "Ecclesia supplet".
Por esta razón, este año, decidimos reducir la catequesis a dos años: 1er año: catecismos de las 93 preguntas. 2do año: preparamos para recibir los sacramente con el catecismo de San Pio X: 5 encuentros para la Confesión, 5 encuentros para la Confirmación, 5 encuentros para la Comunión. En todo el año la instrucción sobre la Santa Misa y la Oración es continua. Se toman 3 exámenes en el año, y el niño que no está preparado no recibe los sacramentos hasta que esté en condiciones.
En unos pocos meses que iniciamos esto, los mismos catequistas se asombran de como los niños, por el sistema de preguntas y un mecanismo repetición, van asimilando la doctrina.
Recién comenzamos, seguro que a medida que vaya pasando el tiempo iremos mejorando la catequesis.
Dios lo guarde Padre Jorge.
Pero si eso fue así, realmente -y si usted lo mantiene es porque lo sabe con certeza- yo no tengo más que dudar. Pero le opongo sólo una cosa: ella era su madre. Y por tanto, junto con su padre, era la única persona persona que tenía atribuida (por Dios) la autoridad para conducir según su propio criterio a su hijo catecúmeno.
No nos convirtamos en los cancerberos de los sacramentos, que son un inmenso regalo del Cielo: gratis y para todos. Ninguno hemos hecho nada para merecerlos. NInguno. Es Dios, en su infinita misericordia, que nos amó primero.
Los sacramentos son algo serio. Recomiendo el artículo "¡Todos a reírse de Dios!" en la web Adelante la fe.
Carsten: con parecido argumento hay quien permite comulgar a luteranos.
Este accidente conturbó mucho a MI MADRE, pero como deseaba mi salud eterna, y con el más fino amor y caridad me paría espiritualmente a vuestra fe, PROCURÓ A TODA PRISA QUE SE ME CONFIRIESE AQUEL SALUDABLE SACRAMENTO, con que había de ser lavado de todas las manchas de mis culpas, confesando a mi Señor Jesucristo para lograr el perdón de todos mis pecados hubiera tenido efecto nuestra intención entonces, A NO SER PORQUE MEJORÉ PRONTAMENTE y quedé fuera de aquel peligro. Así SE DILATÓ PARA MÁS ADELANTE MI BAUTISMO, en que se había de haber lavado y purificado mi alma, creyendo que después de aquel lavatorio serían mayores y más peligrosas las manchas de mis delitos; como si fuera inevitable y forzoso volver a mancharme, si quedaba vivo.
(....)
18. Pero quisiera saber, Dios mío (si esto fuere conforme a vuestra voluntad), con qué fin se dilató mi bautismo por entonces: y si acaso fue para mi provecho que con aquella dilación me dejasen como sueltas las riendas para pecar; o si verdaderamente no fue esto dejármelas sueltas para el pecado. Porque si no es así, ¿qué fundamento puede tener lo que aún ahora por todas partes oímos decir de muchos: Dejadle que haga lo que quiera, pues aún no está bautizado? Pero en verdad, que hablando de la salud del cuerpo no decimos: Dejadle que reciba más heridas, o que tenga más llagas, pues todavía no ha sanado él de las primeras.
Pues ¿cuánto mejor hubiera sido que se me hubiese dado cuanto antes la salud, y que mis cuidados y los de mis padres se ocupasen en conservar y asegurar mediante vuestra protección la salud de mi alma, que hubiera entonces recibido de Vos? Mejor hubiera sido ciertamente. Pero las muchas y grandes olas de tentaciones que me amenazaban, y después de pasada la puericia habían de acometerme, ya mi madre las presentía y conocía anticipadamente; y más quiso exponer a los golpes de aquellas olas el barro de que había de formar después mi imagen, que no la misma imagen, formada ya y perfecta."
Santa Mónica se la jugó. Ahora comprendo mejor sus muchos años de oraciones, lágrimas y lamentos.
Me tengo que leer Confesiones.
Para no alargar, le pongo las citas de san Agustín, que se lo va a explicar mejor que yo.
S. Agustín, De libero arbitrio III,23,67. 41
S. Agustín, Carta 98,5.
S. Agustín, De Baptismo IV,24,31. 44
S. Agustín, De Genesi ad litteram X,23,39.
Solamente agrego esto: san Agustín considera que el bautismo de los niños es de tradición apostólica, por ser práctica universal y desde siempre.
Y otra cosa: san Agustín defiende el bautismo de niños... Contra los pelagianos. ¿Será usted pelagiano?
No voy a enfrascarme en una discusión sobre la comunión de los luteranos, ni voy a comentar más aquí, por las dudas.
Quede con Dios.
Según algunos, entonces, no debería haber bautizado a mis hijos por no ser mi marido católico practicante. Pues me hubiera quitado un peso de encima. Si lo hubiera sabido antes... Estoy a tiempo de no llevarle a su segundo año de catequesis y cancelar la Primera Comunión. Pregunto seriamente si debería hacer eso.
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