Y es preferible reír que llorar
Si. Casi que mejor.
Esta mañana me llega al “guasap” un mensaje de una buena feligresa de la parroquia de san José de la Sierra. Me envía la hoja litúrgica de su parroquia para este sexto domingo de Pascua. Una publicación en principio normalita, pero al final llena de tópicos y de nadas.
Comienza la introducción enseñándonos que “los apóstoles construyen la Iglesia basada en la comunión y en la sinodalidad". Mal empezamos. Pero es que ya sabemos aquí como son las cosas: en cuanto una palabra se pone de moda, y más si la moda viene de Roma, no falta quien la adopte como mascota y la suelte donde sea, venga o no a cuento. Tuvimos la moda de la misericordia: Domund de la misericordia, sacerdotes para la misericordia, testigos de la misericordia, pastillas de misericordina.
Ahora la moda es el sínodo, que, por cierto, tiene menos porvenir que el Alcoyano en la Champions. Es igual. Todo sinodalidad, que es una forma de hacer el ridículo entre otras cosas porque resulta patético apostar por algo con futuro no incierto, sino certísimo hacia la nada.
Miro la oración de los fieles. A hacer gárgaras los principios más básicos de la estructura de estas peticiones según la “Instrucción general del misal romano", a saber: a) Por las necesidades de la Iglesia. b) Por los que gobiernan y por la salvación del mundo. c) Por los que sufren por cualquier dificultad. d) Por la comunidad local.
Eso no va con nosotros. Vale. Ayer explicaba en mis clases de liturgia a través de Facebook que los abusos, grandes o pequeños en la liturgia, tienen origen en un falso concepto de libertad y se fundamentan demasiadas veces en la ignorancia. Pero bueno, es lo que hay.
Una de las peticiones me ha resultado especialmente divertida, ya digo que es preferible reír que llorar: “Para que tengamos el valor de ser fieles al concilio Vaticano II y nos convirtamos a su espíritu, roguemos al Señor".
Fieles a Cristo y a su Iglesia es lo que tenemos que ser. Imaginen que digo yo “Para que seamos fieles al concilio de Calcedonia” o en mi delirio “para que seamos fieles al concilio de Trento", como si el concilio Vaticano II hubiera abolido todo lo anterior.
Y ya el colmo de los colmos es pedir que nos convirtamos al espíritu del concilio. Leche, que diría Rafaela, ¿y eso qué es? No lo sé, porque llevo preguntando años y nadie me dice nada, aunque servidor ha terminado entendiendo que el espíritu del concilio es el gran argumento para todo el que desea hacer lo que le da la gana saltándose a la torera documentos, normas, tradición, magisterio y los derechos de los fieles, que en caso de pedir explicaciones serán muy posiblemente despachados con un “esto es lo que exige el espíritu del conclilio", lo cual suscitará o bien una respuesta de “será así” de los más dóciles, o “váyanse a hacer puñetas” de cualquiera un poco más rebelde.
No es de las hojitas peores que me llegan. No hay disparates especiales y es de agradecer el esfuerzo y la buena voluntad. Pero una hojita que empieza por los apostoles en clave de sinodalidad y pide la fidelidad al espiritu del concilio Vaticano II, porque Trento no tenía espíritu, ya se sabe, no deja de ser algo así como una llamada a la apertura del corazón a la trascendencia universal acompañada de unas entrañas henchidas de amor que quieren llegar a toda una humanidad herida por la injusticia.
La nada sin sifón.
64 comentarios
Me permito dos comentarios.
Uno. Lo de la misericordia. En la parroquia a la que voy ha desaparecido el Dios todopoderoso. Totalmente. Por ejemplo, lo que antes era "Dios todopoderoso y eterno" ahora es "Dios misericordioso y eterno".
Dos. Lo del Concilio. Los que peinamos canas nos acordamos de la revolución que vino tras el Concilio. No hace falta concretar más. Todo, absolutamente todo, lo preconciliar era condenable. Y, de nuevo, no hacía falta concretar más sobre qué Concilio se trataba. No había nada aprovechable en lo preconciliar. Y parece que sigue igual.
Habré leído mal el Evangelio... ah, espera, pues no... "Tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaRÉ (no "edificaRÁS", tampoco "edificaRÉIS") MI Iglesia". ¡Madre mía! Ahora va a resultar que CRISTO es el fundamento de la Iglesia, y no la "comunión" y la "sinodalidad", que aquí parecieran ofrecer más como fines que como medios, y que obviamente deben promoverse, pero sin que eso signifique aceptar interpretaciones ambiguas o aplicaciones torticeras.
Pero que nadie se queje de que no le avisaron: "Te doy gracias, Padre, porque has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a la gente sencilla".
Como decía un humorista, "cómo están las cabezas". Esto va a ser cosa del espíritu del Concilio...
Ahí va un Ave María.
Ave María
1 - Dar un paso adelante, exponiendo la doctrina "a través de las formas de investigación y de las fórmulas literarias del pensamiento moderno", mediante un "magisterio de carácter predominantemente pastoral"; exponer pues la doctrina católica, pretendidamente sin cambiarla (una cosa es el depósito de la fe y otra su expresión, se dice), pero en forma adaptada al pensamiento moderno (que es radicalmente anticristiano); mediante un nuevo género de magisterio pastoral (en lugar de las definiciones y condenas claras y precisas propias del magisterio solemne).
2 - No condenar errores, sino usar "la medicina de la misericordia", ya que "los hombres, aun por sí solos, están propensos a condenarlos, singularmente aquellas costumbres de vida que desprecian a Dios y a su ley"; optimismo inaudito e imprudente, desmentido cruelmente por cincuenta años de desprecio siempre creciente a Dios y a su ley.
Aunque sus efectos nocivos se hayan visto reforzados y multiplicados por otro espíritu, el del concilio como acontecimiento, no en sus textos.
El que Benedicto XVI, poco antes de su renuncia, llamó "el concilio de los medios".
Y que Guillaume Cuchet, profesor de historia y sociología religiosas, ha descrito como sigue en su libro "Cómo nuestro mundo dejó de ser cristiano. Anatomía de un hundimiento" (Ed. du Seuil, París, 2018):
"Por su sola existencia, en la medida en que convertía súbitamente en imaginable la reforma de las antiguas normas, el concilio fue bastante para derribarlas, tanto más cuanto que la reforma litúrgica. que afectaba a la parte más visible de la religión para la gran mayoría, comenzó a aplicarse desde 1964."
La libertad religiosa "pudo parecer así como una suerte de autorización oficiosa a ponerse en lo sucesivo en manos del juicio de cada cual en materia de creencias, de comportamientos y de práctica. ... El teólogo Louis Bouyer resumía bien la situación en 1968 con una fórmula apesadumbrada: "Cada cual no cree ya, no practica ya sino lo que le place."
Mis padres octogenarios, han sufrido el cambio y lo notan mucho. Por cierto: ellos no se "tragaron" el sínodo: se negaron rotundamente.
Pero es que yo, que nací en 1974, lo he notado: la degradación progresiva de la Liturgia, con las "originalidades" del personal; por no hablar de las homilías.
En cuanto a la oración de los fieles, una anécdota reciente: la feligresa que la leyó, cuando llegó a "los gobernantes", no pudo evitar el sentimiento de rechazo que llevaba dentro...
En fin. Sobre las modas, ya se sabe: todo lo que hoy es moda, mañana incomoda.
Oremos
¿Tendríamos que empezar a decir: el CVII es el camino, la verdad y la vida.
¿O decir: no se nos ha dado otro nombre bajo el Cielo que el CVII para salvarnos?
¿O decir como San Pablo "ya no vivo en mi sino que es el CVII quien vive en mí?
¿Al CVII de Juan XXIII o al de Pablo VI?
Me da que son cosas opuestas...
¡Suerte con todo!
Monseñor Casalotodo piensa que podría hacerse un sínodo menor en Panfilia, con los pánfilos, ese sí que sería un divertimento tremendo, bajo los lemas "Como ser un buen Pánfilo Sinodial", "Buscando al espíritu del pánfilo en el sínodo", "El sínodo visto desde el Monte Ararat", "El sínodo en panfilia remedio infalible".
Para reírse un poco en forma sinodial trae algunos avisos parroquiales, más que conocidos.
El celebrante encenderá su vela en la del altar; el diácono en la del párroco y luego encenderá toda la 1º fila de fieles.
El próximo martes se servirá un exquisito guiso de porotos. A continuación tendrá lugar un concierto de percusión.
Las celebración concluirá con un responso cantado por todos los difuntos de la parroquia.
Lo repito, no es sinodalidad, sino sovietización.... que no es lo mismo pero es igual, al menos para algunos que reciben su inspiración del "Espíritu del Concilio", no del Espíritu Santo.
Alguien tiene que decirlo, porque la verdad ante todo
Ni siquiera que se transcriba íntegramente el discurso Gaudet Mater Ecclesia de apertura del concilio.
El trabajo intelectual sería imposible sin citas parciales, con tal de que en lo truncado no haya nada que desmienta lo transcrito o sea esencial para comprender su significado.
Y menos todavía cabe extenderse en las citas cuando se trata del formato reducido de este género de comentarios.
"El espíritu cristiano y católico del mundo entero espera que se dé un paso adelante hacia una penetración doctrinal y una formación de las conciencias que esté en correspondencia más perfecta con la fidelidad a la auténtica doctrina, estudiando ésta y exponiéndola a través de las formas de investigación y de las fórmulas literarias del pensamiento moderno.
Una cosa es la substancia de la antigua doctrina, del "depositum fidei", y otra la manera de formular su expresión; y de ello ha de tenerse gran cuenta —con paciencia, si necesario fuese— ateniéndose a las normas y exigencias de un magisterio de carácter predominantemente pastoral.
Al iniciarse el Concilio Ecuménico Vaticano II, es evidente como nunca que la verdad del Señor permanece para siempre. Vemos, en efecto, al pasar de un tiempo a otro, cómo las opiniones de los hombres se suceden excluyéndose mutuamente y cómo los errores, luego de nacer, se desvanecen como la niebla ante el sol.
Siempre la Iglesia se opuso a estos errores. Frecuentemente los condenó con la mayor severidad. En nuestro tiempo, sin embargo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia más que la de la severidad. Ella quiere venir al encuentro de las necesidades actuales, mostrando la validez de su doctrina más bien que renovando condenas.
No es que falten doctrinas falaces, opiniones y conceptos peligrosos, que precisa prevenir y disipar; pero se hallan tan en evidente contradicción con la recta norma de la honestidad, y han dado frutos tan perniciosos, que ya los hombres, aun por sí solos, están propensos a condenarlos, singularmente aquellas costumbres de vida que desprecian a Dios y a su ley, la excesiva confianza en los progresos de la técnica, el bienestar fundado exclusivamente sobre las comodidades de la vida."
"Es pelagianismo puro y duro. O sea, herético."
Decir que es "EL" concilio excluyendo "de facto" a los demás eso si es estar fuera de la Iglesia Católica.
Ave María grátia plena, Dóminus tecum...
De hecho, todo el párrafo que transcribo más abajo está bajo la rúbrica "Cómo reprimir los errores". Y lo que yo leo en él es que, ante esos errores, la Iglesia prefiere apostar por "la medicina de la misericordia" -que, como más adelante aclara, consiste en demostrar la validez y la vigencia de su doctrina- mejor que "renovando condenas" las cuales, con mucha frecuencia eran "de la mayor severidad" (excomuniones y otras, imagino).
"Cómo reprimir los errores.
7. Siempre la Iglesia se opuso a estos errores. Frecuentemente los condenó con la mayor severidad. En nuestro tiempo, sin embargo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia más que la de la severidad. Ella quiere venir al encuentro de las necesidades actuales, mostrando la validez de su doctrina más bien que renovando condenas. No es que falten doctrinas falaces, opiniones y conceptos peligrosos, que precisa prevenir y disipar; pero se hallan tan en evidente contradicción con la recta norma de la honestidad, y han dado frutos tan perniciosos, que ya los hombres, aun por sí solos, están propensos a condenarlos, singularmente aquellas costumbres de vida que desprecian a Dios y a su ley, la excesiva confianza en los progresos de la técnica, el bienestar fundado exclusivamente sobre las comodidades de la vida. Cada día se convencen más de que la dignidad de la persona humana, así como su perfección y las consiguientes obligaciones, es asunto de suma importancia. Lo que mayor importancia tiene es la experiencia, que les ha enseñado cómo la violencia causada a otros, el poder de las armas y el predominio político de nada sirven para una feliz solución de los graves problemas que les afligen".
El Concilio Vaticano II no tiene el supuesto "espíritu" que según Urbel tiene, por mucho que cite a un couchet o a un bouyer para respaldar sus propias opiniones. Lo que en realidad dice el concilio sobre la libertad y sobre las enseñanzas de la Iglesia se lee en el texto del propio Vaticano II.
"...Por su parte, todos los hombres están obligados a buscar la verdad, sobre todo en lo que se refiere a Dios y a su Iglesia, y, una vez conocida, a abrazarla y practicarla.
Confiesa asimismo el santo Concilio que estos deberes afectan y ligan la conciencia de los hombres, y que la verdad no se impone de otra manera, sino por la fuerza de la misma verdad, que penetra suave y fuertemente en las almas. Ahora bien, puesto que la libertad religiosa que exigen los hombres para el cumplimiento de su obligación de rendir culto a Dios, se refiere a la inmunidad de coacción en la sociedad civil, deja íntegra la doctrina tradicional católica acerca del deber moral de los hombres y de las sociedades para con la verdadera religión y la única Iglesia de Cristo. Se propone, además, el sagrado Concilio, al tratar de esta verdad religiosa, desarrollar la doctrina de los últimos Pontífices sobre los derechos inviolables de la persona humana y sobre el ordenamiento jurídico de la sociedad."
Por su parte, los fieles, en la formación de su conciencia, deben prestar diligente atención a la doctrina sagrada y cierta de la Iglesia . Pues por voluntad de Cristo la Iglesia católica es la maestra de la verdad, y su misión consiste en anunciar y enseñar auténticamente la verdad, que es Cristo, y al mismo tiempo declarar y confirmar con su autoridad los principios de orden moral que fluyen de la misma naturaleza humana. Procuren además los fieles cristianos, comportándose con sabiduría con los que no creen, difundir "en el Espíritu Santo, en caridad no fingida, en palabras de verdad" (2 Cor., 6, 6-7) la luz de la vida, con toda confianza y fortaleza apostólica, incluso hasta el derramamiento de sangre."
"Reprobó ciertamente la incredulidad de los que le oían, pero dejando a Dios el castigo para el día del juicio . Al enviar a los Apóstoles al mundo les dijo: "El que creyere y fuere bautizado se salvará; mas el que no creyere se condenará" (Mc., 16, 16). Pero El, sabiendo que se había sembrado cizaña juntamente con el trigo, mandó que los dejaran crecer a ambos hasta el tiempo de la siega, que se efectuará al fin del mundo .
Y sobre la frase de Juan XXIII yo no había dicho absolutamente nada. Ni estaba el "desafortunado" comentario de Luis Fernando cuando yo puse mi comentario anterior.
De hecho, algo optimista me parecía el discurso de Juan XXIII, aunque no por eso menos acertado: porque no dice que de lo mismo el error que la verdad, sino que la verdad puede convencer mejor cuando se plantea desde la misericordia que si se plantea desde la condena - y ciertamente con las condenas no hubieran convencido a una sola persona más de las que no se han convencido desde la misericordia.
Aunque desde luego, se agradece que haya puesto ahora un fragmento más amplio, en donde lo que queda clarísimo es que ni hay nada de pelagianismo ni se contemporiza con el error.
En el discurso se denuncian los errores que existen. Y el "por sí solos" no sugiere en ningún momento que los hombres se percaten de sus errores sin Dios - que es quien habla en la conciencia de los hombres- sino que quien honestamente busque la verdad puede encontrarla incluso aunque no se la señalara la Iglesia, que sí se la señala. Y es que Dios puede actuar en la conciencia de cada ser humano, esté en las circunstancias que esté.
Pues nada, que en su discurso Juan XXIII pudo ser demasiado optimista: y? - pero no menos optimista es quien crea que si hubieran amenazado con quemar en la hoguera a quien no piense de modo acorde con la Iglesia Católica, eso hubiera convertido a alguna persona al catolicismo. Todo lo contrario.
Para AM siempre tan atenta a los efectos sonoros.
Es cierto el poroto del que habla Monseñor Casalotodo no es inclusivo, tampoco es exclusivo. Suele ser expansivo y a veces explosivo. Tiene capacidad de corporizarse por ejemplo en Doña Porota y sus bochincheros.
De producir estímulo, ganarse un poroto o anotarse un poroto en un juego de cartas.
Existen también los porotos aduki y mung.
Puede usarse el término poroto para definir medidas, poroto baja altura, como chaparro.
También tiene sitios geográficos como Alamos en Sonora capital mundial del poroto saltarín.
En definitiva el poroto es un mundo.
Cierto es que maté a mi vecino y escondí su cadáver, pero es porque en conciencia y tras discernimiento personal, decidí que se lo merecía.
¡Pibe! ¿Quién sos vos para juzgarme? Sho obro con libertá de apertura.
Saludos cordiales.
Hay anatemas y condenas de errores en todos los concilios ecuménicos salvo el Vaticano II.
No es que el Vaticano II dejara de quemar herejes en la hoguera, es que dejó de anatemizar y condenar errores, conforme.e a lo propugnado por el optimista Juan XXIII desde el citado ¡y largamente transcrito! discurso Gaudet Mater Ecclesia de apertura del concilio.
Obsérvese que en esta curiosa petición se encuentran contenidos los conservadores("progres en conserva") fieles al CVII, como el P. Jorge González de Infocatolica y los progres que hablan del espíritu del concilio. Uno es el pie que sirve de apoyo y el otro el que avanza, en "comunión", hacia la perdición...
No confunda condenar un error (reprobándolo, refutándolo, demostrándolo) con condenar a una persona por ese mismo error (imponiendo al reo o infractor la pena o sanción correspondiente: anatema).
Pero con posterioridad he visto que muchas veces es así, el Concilio de Nicea, que condenó el Arrianismo, es del 325, pero la tal herejía se había enraizado tanto que, condenados o no, los arrianos siguieron haciendo adeptos y lo consiguieron con muchas tribus bárbaras. Los obispos católicos vieron la oportunidad de convertir a algunos bárbaros, que aún eran paganos, y lo consiguieron con Clodoveo I, rey de los Francos (466), el cual mantuvo a raya a las tribus germánicas en las riberas del Rin y expulsó a los visigodos (arrianos) hacia más allá de los Pirineos. Antes del Concilio de Nicea los católicos y los arrianos compartían ciudades y fieles.
Todos los concilios de la Iglesia deben ser reconocidos independientemente de que surjan problemas después. Los problemas del Vaticano II no son los de un concilio fallido sino los de un concilio que quiso profundizar y fue aprovechado por muchos para hacer reformas a la carta que no estaban recogidas en las actas, ni fueron objeto de discusión siquiera. La prueba de ello es que si tú le preguntas a un sacerdote que no confiesa si es que el Concilio abolió ese sacramento te dice que no, si le preguntas si el Credo de Nicea fue abolido por el Concilio y por eso no se reza, también te dice que no, etc...Yo tuve que descubrir poco a poco que ciertas prácticas heterodoxas de muchos sacerdotes que yo atribuía al Concilio no eran conciliares, pero nadie explica de dónde surgieron. Lo que no entiendo es por qué la Iglesia no hace con ellos lo mismo que hizo con los arrianos.
Claro está, si mi conciencia (errónea) me dicta que debo matar a mi vecino y esconder su cadáver, he de estar inmune de coacción por parte de cualquier potestad humana, de manera que no se me impida actuar conforme a mi conciencia (errónea).
"Este Concilio Vaticano declara que la persona humana tiene derecho a la libertad religiosa. Esta libertad consiste en que todos los hombres han de estar inmunes de coacción, tanto por parte de individuos como de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y esto de tal manera que, en materia religiosa, ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia, ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, sólo o asociado con otros, dentro de los límites debidos" (Dignitatis humanae, nº 2).
Cierto que están "los límites debidos" que, a la postre, son únicamente los del orden público. Y es precisamente el orden público el que pone fin a la inmunidad de coacción y legitima que una potestad humana impida al criminal actuar conforme a su conciencia (errónea).
Pero si esos "límites debidos" fueran los del bien común, que siempre incluyó la protección de la verdadera religión, conforme a lo que la Iglesia hizo y enseñó siempre y siempre hicieron los príncipes cristianos, entonces el bien común pondría fin a la inmunidad de coacción y legitimaría que una potestad humana impidiese al seguidor de una falsa religión actuar conforme a su conciencia (errónea) y propagar en público su falsa religión.
No se trata de hogueras o excomuniones. Se trata de que, a diferencia de los veinte anteriores concilios generales, el Vaticano II no hizo uso del magisterio solemne, no definió verdades ni condenó errores.
Es porque prefiere usar "la medicina de la misericordia".
"Siempre la Iglesia se opuso a estos errores. Frecuentemente los condenó con la mayor severidad. En nuestro tiempo, sin embargo, la Esposa de Cristo prefiere usar la medicina de la misericordia más que la de la severidad. Ella quiere venir al encuentro de las necesidades actuales, mostrando la validez de su doctrina más bien que renovando condenas."
(Juan XXIII, discurso Gaudet Mater Ecclesia de apertura del Vaticano II el 11 de octubre de 1962)
Claro que no era una exclusiva de la inquisición católica, ni yo he dicho tal cosa: Si el poder civil en la católica Italia, condenó a la hoguera a Giordano Bruno por hereje, Calvino, en su "teocracia" suiza condenó a Miguel Servet por hereje a la misma pena, por poner un ejemplo.
Si se refiere simplemente al hecho de "condenar" errores, en el sentido de denunciarlos, ya estaban condenados y lo que no se ve es la necesidad de renovar las condenaciones, puesto que siguen vigentes, no es que se reniegue de ellas, allí están, con los resultados que se ven, y nadie dice que haya que llamar verdad al error, sino que se va a explicar la verdad de forma que pueda convencer. De hecho en el mismo discurso de apertura se señalan algunos errores de la época.
El optimismo está en creer que los hombres vayan a tener el sentido común de volverse a Dios y dejar de quemarse mutuamente tras la experiencia de dos guerras mundiales y la bomba atómica, que ya se ve que no, por mucho que se pueda comprobar a dónde lleva ese alejamiento de Dios.
Pero que se ha mostrado la verdad (y se ha señalado el error) en el concilio Vaticano II, es indudable: ahí está los textos.
Mi Ave María de hoy.
“Una pastoral nueva, capaz de mirar al ser humano desde la compasión y la empatía, abierta a la acción del Espíritu, sencilla, humilde, gratuita. Acercarse a cada ser humano en su realidad peculiar, hacerse presente en su vida, iluminar su existencia con el gozo de Jesucristo, crear unas nuevas relaciones humanas basadas en la gratuidad y el acompañamiento a toda persona herida en su dignidad. Vivir la misericordia, la comprensión. Ofrecer al hombre el bálsamo de la caridad unido al aceite de la dulzura y al pan y al vino que hacen fraternidad, y todo en camino hacia una tierra nueva donde habite la justicia".
Seguiremos rezando y esperando que se recupere la fe verdadera.
Conviene recordar a los forofos del "espíritu del conclilio" que el discurso de apertura del concilio no es propiamiente un texto del concilio. No es más que el discurso del papa al inicio del concilio. Para que un papa haga un discurso no hace falta un concilio.
El caso es que entre los textos del concilio el más popular en su tiempo fue el discurso. Y acabó pareciendo que el programa expuesto en dicho discurso era "el espíritu del concilio". Así ha quedado en e pensamiento de la gente.
Por desgracia cuando alguien te habla del concilio lo más probable es que, de haber leído algo, solo haya leído el discurso inaugural, que no es un texto del concilio.
Un consejo. Cuando alguien os cite el CVII extendiendo los brazos, con una sonrisa extática y entornando los ojos hacia el cielo (como si solo le faltara la lengua de fuego sobre su cabeza), preguntadle a qué texto del concilio en concreto se refiere. Muy probablemente os dirá que no se refiere a ningún texto concreto, sino al "espíritu del concilio" (nuevo alzar de los ojos al infinito y nueva sonrisa ensimismada). Entonces decidles que primero se lo lean y después que te lo cuenten.
Mano de santo.
Para AM -gran jugadora- lo importante no son los diferentes nombres del poroto que únicamente sirven para desunir "crear muros" sino su conducta práctica, su efectividad explosiva y su diversidad de sonidos (digamos sus efectos culturales).
En ese sentido Monseñor Casalotodo advierte los efectos ecológicos de la transformación del poroto sobre las capas de osunos y de osotros y sus efectos transgénicos. Propone establecer un régimen alimenticio sinodial sin elementos peligrosos para que las sesiones no se vean alteradas y los participantes no se distraigan y puedan descubrir sin sobresaltos qué es la sinodialidad.
"Que los herejes sean quemados es contra la voluntad del Espíritu" (Denz. 773).
Pero concedo que no es un error cuya condena sea hoy urgente renovar, ni lo era en tiempos del Vaticano II.
En cambio, es manifiesto que en los años 60 del pasado siglo, ya que se había reunido un concilio ecuménico, si había errores que era justo y oportuno condenar solemnemente, eran precisamente los errores del comunismo ateo, "intrínsecamente perverso" en palabras de la encíclica Divini Redemptoris (1937) de Pío XI.
Ideología funesta y sistema político tiránico, perseguidor con saña de la Iglesia (como supimos en España), bajo cuya opresión sufrían todavía entonces muchos pueblos católicos y la mitad del orbe.
Muchos padres conciliares pidieron que, de no recaer esa condena solemne, al menos se hiciera honor y justicia a los cristianos perseguidos con una mención expresa, clara y precisa, de la perversidad del comunismo ateo y de la fidelidad heroica y martirial de los cristianos que padecían persecución.
Pero, escandalosamente, tampoco esos errores y crímenes fueron condenados. También para ellos se reservó "la medicina de la misericordia". Se llegó incluso a traspapelar maliciosamente la petición de condena e impedir así su discusión en el aula conciliar.
Escándalo que deshonra para siempre a quienes lo perpetraron: Pablo VI y la mayoría conciliar.
Siempre ha sido un manipulador y tergiversador nato y ha mejorado mucho sus tácticas: empezó utilizando la ironía para burlarse de bloggers como Urbina o el P Iraburu, hasta q descubrió q es mucho más rentable disimular su actitud cismática al tiempo que utiliza lo q encuentra de aprovechable en otros comentaristas para manipularlo.
Qué tendrá q ver el divertido comentario de haddock con la calumnia de Urbel sobre el concilio, en el q está clarísimamente expresado q los límites debidos son los del bien común y q la libertad de coacción civil es para poder cumplir la obligación de buscar la verdad, cuya plenitud está en la Iglesia Católica y la obligación de dar culto a Dios. Todo eso está expresado claramente en los textos.
En fin, el tal Urbel te lo encuentras en todos los blogs metiendo cizaña contra la Iglesia hábilmente haciendo propaganda anticonciliar y procismaticosedevacantista, sin q parezca importarle nada a nadie. Y el sigue en plan Goebbels repitiendo sus falsedades hasta q calen. Esperemos q no se cargue infocatolica.
La Verdad nos hará libres.
Mucha deslealtad a la Iglesia por todos lados.
Si la Iglesia Anglicana hubiese declarado herejes a los católicos no habría habido mártires sino, simplemente, personas mal vistas que es lo que esperaba Thomas More y ya estaba dispuesto a ello encerrándose en su casa y perdiendo todos sus cargos, pero la Iglesia Anglicana, que tenía serias dudas sobre su propia legitimidad, les declaraba traidores.
A ningún procesado católico se le preguntó nunca lo que pensaba sobre el Dogma o la Doctrina de la Iglesia como puedes ver en cualquier interrogatorio.
Esa idea que tienes que todo hereje moría no es cierta porque todavía hay monofisitas, arrianos y seguidores de antiguas herejías que, afortunadamente, hace muchos siglos que ya no son católicos.
Los herejes, todos ellos incluyendo a Calvino, jamás acusaron de herejía a los católicos, para ellos, que eran los verdaderos herejes, esa palabra no significaba nada, pero eso no fue óbice ni cortapisa para la persecución de ingleses, galeses, vandeanos y un buen número de católicos. Es decir, puede haber declaración de herejía sin condena de muerte y puede haber condena de muerte sin declaración de herejía.
No sé a qué viene ahora palabras como las tuyas porque si el Papa declarara hereje al Cardenal Marx nadie espera que lo mande ejecutar, pero al menos los católicos alemanes no tendrían dos iglesias por el precio de una.
El futuro ha confirmado dos cosas: la insensatez de esa frase y el olvido de probablemente la verdad más importante de la vida cristiana: sin Cristo no podemos hacer nada.
Sería una pirueta habilidosa para reconciliar Dignitatis humanae con la doctrina tradicional católica.
Pero esa pirueta habilidosa se da de bruces con cincuenta años de enseñanzas posconciliares de papas y obispos sobre la libertad religiosa, con arreglo a los cuales todos los hombres tienen derecho a su religión, a cambiar de religión o a no tener ninguna.
Y otra pirueta habilidosa: el derecho a la libertad religiosa está limitado por el bien común, se entiende en su contenido tradicional que comprende la protección de la verdadera religión por el Estado.
Pero, de nuevo, esa pirueta habilidosa se da de bruces con cincuenta años de enseñanzas posconciliares sobre la libertad religiosa, que:
1.- Identifican el bien común con los derechos fundamentales, que incluyen el derecho a la libertad religiosa. De modo que la libertad religiosa estaría limitada ¡por la libertad religiosa!
2.- Y no proclaman el deber de los Estados de proteger la verdadera religión como parte del bien común.
Hace cincuenta años que los defensores conservadores de la libertad religiosa se dedican a este género de contorsiones. En vano.
Y los ejemplos que he puesto de condenados a hoguera han sido de religiones diferentes. De Lutero no he dicho nada, pero Calvino sí condenó a la hoguera x hereje a Miguel Servet en su "teocracia" particular.
Estaba de acuerdo con tus comentarios anteriores y no te he discutido nada pero en este te luces: de dónde sacas tú q yo pienso que a todos los herejes se les condenaba a muerte? Simplemente he dicho q esa era la condena máxima x herejía, acaso no es cierto?
En cuanto a la exposición clara de qué es doctrina católica y qué no, claro q lo considero necesario. Pero es que eso el concilio lo tiene muy claro.
Por cierto, también es doctrina católica q un concilio ecuménico convocado y confirmado por papas no puede contener herejías. Y no es doctrina católica, x ej el sedevacantismo pertinaz q desprecia las enseñanzas de un montón de papas.
Y tenemos un catecismo católico muy apañado, q deja claro que el sacramento de la penitencia sigue vigente.
Ya veo que x ahí salen más comentaristas llamando pelagiano a Juan XXIII. Como si llaman pelagianos a los teólogos q dicen q se puede conocer la existencia de Dios x la mera razón. Juan XXIII dice que tenemos la evidencia de los malos caminos a los q conduce el alejamiento de Dios- cosa q es verdad- .
Lo que sí es optimista al pensar que los hombres no negarán la evidencia. Lo mismo que niegan la existencia de Dios x razonable q sea, se niegan a ver el desastre q ocasiona a la humanidad prescindir de Dios, x evidente que sea.
En fin, la mejor manera de mejorar las cosas en la Iglesia es q cada uno de nosotros sea mejor.
Paz y bien.
Y deje de jugar al cuanto peor mejor
La doctrina de siempre nunca cambio.
El trigo y la cizaña están mezclados, no hay quien los separe, hasta que Dios envíe a sus ángeles.
La CONFUSIÓN que desintegra a la Iglesia y a la humanidad en un hablar de trabalenguas es tan grotesco que requiere algún comentario.
No sorprende que mientras perdure el “hombre viejo del pecado” asistiremos a continuos trompos y derrapes, a intentos de salir del pantano a arañazos. Pero no esperemos la sabiduría y voluntad necesarias para escapar de la trampa del demonio si no apelamos a María.
El mundo, para irrisión de su pretendida suficiencia, carece de un plan de trabajo constructivo que le permita escapar del laberinto que lo aprisiona. Nunca como hoy ha dispuesto, según su criterio, de tan grandes recursos,y sin embargo nunca ha estado tan a punto de extinguirse.
Napoleón dijo que “las bayonetas servían para todo, menos para sentarse sobre ellas”. Bien, el PASADO también sirve para discutir sobre todo lo que se hizo, menos para constituirse en presente ni en futuro. Que nos sirva para combatir, como las bayonetas, no para sentarnos sobre él.
Para lo cual debemos saber manejarlo, abrirnos camino desde él mediante la sabiduría y la voluntad. No limitarnos a inventariar sus aciertos y desaciertos, sino a emplear su temple para abrirnos paso hacia la conquista de bienes por alcanzar.
Ocho mil millones de hermanos nos esperan sumidos en los dolores arrojados sobre ellos por el extravío moderno de la ciencia, técnica, arte, política, cultura, generada por el racionalismo-irracional, por el “primer mundo” de la corrupción y de las perversiones, que camina orgulloso ocultando su fracaso, su inoperancia, su arrogancia abatida por la amenaza nuclear.
La apostasía ha cerrado los ojos al amanecer de un futuro traído por la Aurora de María. Ha condenado a la extinción a la Babilonia moderna, a su autoaniquilamiento.
Un CRISTIANISMO SIN MARÍA es OBSOLETO, SIN FUTURO. Sólo a María le ha sido confiada la Misión de destruir el error, de pisar la cabeza del dragón. Quienes pretendan combatir el error pos su cuenta y riesgo, no aportan nada a la buena causa, sólo CONFUSIÓN.
Defender el patrimonio excelente del PASADO no basta para asegurar su continuidad; es menester vincularlo al presente y al futuro. El pasado vale en tanto se prolonga en el tiempo, de lo contrario hacemos de él un museo, una antología venerable, conservada en cofres.
Enarbolemos el estandarte de la Tradición y Magisterio de la Iglesia en el mástil que nos ofrece la Virgen, nuestra Madre, el que conducen las milicias angélicas, los bienaventurados y los hijos fieles del ejército de María hasta la Victoria.
Entonces, comprenderemos y haremos LO QUE FALTA .
Es el Concilio Vaticano I el que definió solemnemente en 1870:
“Si alguno dijere que Dios vivo y verdadero, creador y señor nuestro, no puede ser conocido con certeza por la luz natural de la razón humana por medio de las cosas que han sido hechas, sea anatema” (Denz. 1806).
Pero el optimismo insensato de Juan XXIII y del concilio que inspiró no se encierra en ese preciso anatema (por cierto ¡condena y anatema!).
Ese optimismo insensato es universal, alcanza a todo: ¡la verdad se impone por sí sola!
Y el pretendido "derecho a la libertad religiosa no se funda en la disposición subjetiva de la persona, sino en la misma naturaleza, por lo cual el derecho a esta inmunidad permanece en aquellos que no cumplen la obligación de buscar la verdad y de adherirse a ella, y su ejercicio no puede ser impedido con tal de que se guarde el justo orden público" (Dignitatis humanae, nº 2 in fine).
En cuestiones de fe y vida cristiana nos conviene mirar a Jesucristo como pasado presente y futuro, atenernos a su ejemplo y enseñanzas siempre vigentes para todos.
Tanto darle vueltas al último concilio es enredar y no avanzar. No podemos agarrarnos a los fallos ajenos ni quejarnos de ellos, lo razonable es aprender y seguir, porque las enseñanzas de hombres, por buenas o inteligentes que sean, no sustituyen a la acción de Dios en nuestras vidas.
Optimista es todo el q crea q los ateos van a creer porque sea demostrable la existencia de Dios o q los seres humanos no van a negar la evidencia del mal q proviene de alejarse de Dios por evidente q sea. Optimistas, no pelagianos
En cuanto a la cita del concilio, refleja exactamente la actitud evangélica y la verdad tradicional de q la fe se propone, pero no se impone coactivamente, a la fuerza. La persona tiene la obligación moral de buscar la Verdad y adherirse a ella, lo cual supone el derecho a verse libre de coacción de modo q pueda cumplir esa obligación libremente. Y si no lo hace, sigue teniendo la oportunidad de convertirse y hacerlo, por lo cual debe subsistir la libertad de coacción sin la cual eso no sería posible.
Es libertad para sembrar trigo, aunque crezca cizaña
Usted se empeña en cortar la cizaña aunque se lleve también el trigo por delante.
Y tb se empeña en dar a los gobernantes poder para coaccionar la conciencia de los ciudadanos indebidamente. Como Calvino en su "teocracia", como los reyes de Inglaterra en el pasado, como los príncipes de Lutero (cada súbdito la religión de su príncipe), como los países musulmanes dictatoriales, como los países comunistas imponen su fe ateísta...etc
Mi ave María de hoy.
Pero lo cierto es que es frase concreta que dijo y que he citado es pelagiana y no católica. Y el que la haya pronunciado un papa -y nada más y nada menos que al inicio de un Concilio ecuménico y como inspiración del mismo- es especialmente escandaloso. De esos polvos...
El hombre sin Cristo sólo acumulará errores tras errores morales y religiosos. Avanzaŕa en ciencia y técnica pero decrecerá en lo único verdaderamente importante. ¿Es que estamos tan ciegos que no lo vemos confirmado hoy?
Me basta con recordar lo que la Iglesia hizo y enseñó siempre hasta el Vaticano II:
Recordar a los gobernantes el deber en que están de dar culto público a Dios y de que todo en el Estado se ajuste a los mandamientos divinos y a los principios cristianos. Sin reconocer ningún derecho a profesar públicamente y propagar religiones falsas, aunque por razones de prudencia o caridad se las pudiera tolerar.
Es la tradicional doctrina católica sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado, que en la declaración Dignitatis humanae se dice haber dejado intacta pero que, de hecho, se ha abandonado y remplazado por la exaltación del Estado laico y de la libertad religiosa.
Ya que se interesa usted por mi uso del tiempo, este fin de semana he visto un par de muy buenas películas y he disfrutado de la compañía de mi numerosa familia en torno a la mesa. Sigo con la lectura de un grueso novelón del XIX. Y, por supuesto, he oído esta mañana la Misa tradicional cantada del domingo quinto después de Pascua, antes de tomar un vermú.
Vaya usted con Dios.
Luis López, curiosamente su último párrafo parece copia de ese discurso q crítica, en el q entre otros errores, denuncia Juan XXIII el alejamiento de Dios como causa de las experiencias catastróficas del siglo XX y el peligroso error de poner la confianza en los adelantos tecnológicos y la persecución del bienestar. Decir que esto es evidente no es más pelagiano q decir q la existencia de Dios se puede conocer por la razón.
Otra cosa es el optimismo de creer que la gente va a ver lo evidente. Pero en ningún momento ha dicho q podamos prescindir de Dios, sino todo lo contrario, aunque esta evidencia al parecer no la vea quien no quiere verla.
En fin, como dije, la Iglesia estará mejor cuando nosotros seamos mejores y no somos mejores por acusar alegremente a los demás, empeñados en malinterpretar lo que dicen . No, Juan XXIII no es pelagiano y esa frase no quiere decir lo que UD interpreta, como lo prueba el resto de su discurso
Exceso de optimismo al esperar q el hombre reconozca su necesidad de Dios, si, pero negar esa necesidad de Dios, no solo no lo hace, sino todo lo contrario: le parece evidente.
Paz y bien y despedida cordial.
Diculpas a @Urbel por meterme, pero este des-graciado(me refiero al comentario de Desde Madrid Capital... ) no pude dejar de responderle.
Muy acertado su comentario sobre los dos pies vaticanosegundones. El que no para de avanzar y el que apoya y se arrastra detrás. El de los modernistas de alta velocidad y el de los modernistas de tiempo lento.
Como escribió Balmes, son los conservadores los que conservan la revolución.
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