Liturgia. Puntualidad también al revés
Comienzo diciendo que servidor de liturgia lo justo, y que si quieren de verdad conocer en serio la liturgia de la Iglesia lo que tienen que hacer es acudir al vecino blog de D. Javier Sánchez, que ese sí que sabe.
La puntualidad es cosa de agradecer en cualquier ámbito de la vida. Es disciplina, es educación, es saber estar y es, muy especialmente, una muestra de respeto y consideración hacia los demás. Por eso me parece fundamental, es lo mínimo, comenzar las celebraciones con puntualidad exquisita. Que de forma caprichosa el señor cura se permita empezar siempre tarde es simple y llanamente desprecio a los fieles, que aquí mucho bla, bla, bla con que Iglesia somos todos y que los fieles son mayores de edad y luego resulta que la misa de doce es a las doce y diez, doce y cuarto, porque sí y de manera habitual.
Tengo malas experiencias de reuniones. ¿A qué hora? A las 11:30 h. Servidor, a las 11:25 para observar, reunión tras reunión, que difícilmente se comenzaba antes de las 12. Al final te quedas con la sensación de que eres el único que no tiene nada que hacer.
Vale, entendido. Todos de acuerdo, espero. ¿Y lo de al revés?
Siempre he dicho que los fieles son gente que se merece un gran respeto. El hecho de que uno sea el sacerdote, el vicario, el parroco, el capellán o el señor obispo en absoluito nos autoriza a sentirnos grandes señores ante los cuales el pueblo no tiene otra salida que aguantar más o menos estoicamente lo que les caiga encima. He visto en ocasiones unas faltas de puntualidad de obispos que claman al cielo.
Todo el mundo tiene cosas que hacer: planes, compromisos, caprichos. Y todo el mundo tiene derecho a organizarse su vida, también los fieles cristianos. Y a que nadie se la desorganice, por muy ordenado in sacris que sea.
Don Manuel ha dejado una gestión por hacer a última hora para no llegar tarde a misa. No pasa nada. La misa suele durar entre cuarenta y cuarenta y cinco minutos así que en una hora estoy aquí. Tranquilo D. Manuel, en una hora nos vemos, me da tiempo, que luego he quedado con…
Don Manuel llega a misa con dos minutos de antelación para encontrarse que dan las doce y nada, que pasan los minutos… y casi a las doce y cuarto aparece tan tranquilo el señor cura. Leche, exclama el fiel, si lo sé, me había dado tiempo a… Empieza la misa y ya ven por dónde el señor cura tiene la mañana inspirada. Moniciones, más moniciones, explicaciones, homilía larga, cantos y más cantos agotando todas las estrofas, avisos, más avisos, recuerdo… Vamos, que los previstos cuarenta o cuarenta y cinco minutos, es decir, empieza a las doce y estoy fuera a la una menos cuarto se ha convertido en un entro a las doce, me cabreo quince minutos, aguanto las originalidades del día, me pongo nervioso porque encima no llego, no acaba la misa hasta cerca de la una y media y al que me está esprando vaya faena, porque encima ese pobre había quedado luego.
Los fieles tienen todo el derecho del mundo a saber dónde van, a qué hora empiezan las celebraciones y aproximadamente cuándo acaban. Simplemente porque cada cual se organiza como quiere y los curas no somos quienes, por muy curas que seamos, para organizar la vida a nuestros feligreses.
27 comentarios
Ave María
Solo lo apunto.
LUISMI tiene toda la razón, si los sacerdotes son puntuales, muchos fieles llegan tarde y algunos ya lo hacen por costumbre, lo que supone una falta de respeto al Señor y al resto de asistentes.
Dios te salve María.....
Allí raro es el que llega puntual a alguna parte. Horrible!
Pues quizás recuerde el P. Jorge un matrimonio joven con un hijo pequeño, que en su parroquia de la Beata, llegaba todas las tardes de los domingos, nada más empezada la misa y se ponían el el último banco de la pequeñita iglesia.
Por estas señas preguntó que quienes eran y así, cono el pastor que está atento a la periferia del rebaño, consiguió una cierta aproximación al aprisco. Y una mejor puntualidad si bien...algo queda de aquel defecto.
Defecto que es una falta de caridad y respeto.
"No lo volveré hacer"
En un colegio de monjas, en ese entonces el más prestigioso de Quito (Ecuador), se citó a reunión a los padres de familia para las siete de la tarde. A las siete y cuarto había en el salón cinco personas; pasó al frente una monja y dijo: "Por respeto a las personas que todavía no han llegado vamos a esperar un cuarto de hora". Uno de los padres de familia presentes casi asesina a la perspicaz monja.
Y de paso: los curas que adornan la misa con decenas de improvisaciones oratorias son incontables e insufribles en este rincón del mundo.
Además recuerda una situación concreta sobre la importancia de la puntualidad:
Al Párroco le estaban haciendo su cena de despedida 25 años de trabajo y un político requerido para un breve discurso, el funcionario demobara y el Cura tomó la palabra diciendo la primera impresión de la Parroquia la tuve con la primera confesión que me tocó confesar, dijo que había robado un televisor, que había robado dinero a sus padres, había robado en la empresa donde trabajaba, que tuvo sexo con la esposa del jefe, que en alguna oportunidad hacía tráfico y venta de drogas, que le contagiado una enfermedad venérea a su propia hermana, una primera impresión horrible, pero luego conocí a los demás del pueblo y sus bondades y agradezco los años más útiles de mi vida por esa gente.
Llegó el político y habló, pidió disculpas por llegar tarde y contó:
"Nunca voy a olvidar el primer día que llegó el Párroco a nuestra Parroquia ya que tuve el honor de ser el primero que se confesó con él..."
Cómo la ves....
Ave María grátia plena, Dóminus tecum...
A mí siempre me ha repateado que el convocante pida a los que han llegado puntuales lo que pomposamente llaman "un cuarto de hora de cortesía" ¡De cortesía!
Fastidian así a los realmente corteses que son los que han llegado puntuales. Y estimulan a todos a llegar cada vez más tarde.
Todo acabará siendo como las juntas de vecinos: el Rosario, a las siete en primera convocatoria y a las siete y media en segunda...
Y ocurre que los fanatismos, los radicalismos, los integrismo o progresismo cuando llegan al tema religioso se multiplican.
También pudiera ser que yo estoy en Babia, en cuyo caso pido perdón y borro todo lo dicho y por decir.
Pero es que yo no veo en ningún sitio tanta puntualidad cono la que tienen los sacerdotes en las misas.
Sí es verdad que alguna vez he observado raras veces, que algún sacerdote dice la misa algo más rápida o lentamente en función de sus obligaciones posteriores. Pero yo no he visto que no sean puntuales.
Los fieles sí lo somos, y es ciertamente molesto. Yo lo fui, pero al menos tenía la delicadeza de ponerme atrás y no molestar.
Algunos pocos, pero algunos, parece qu se creen más importantes, si llegan tarde , recorren toda la Iglesia llamado la atención para ponerse en el primer puesto y además con frecuencia taconeando.
Son tan importantes que suelen ir saludando con algún jesto, a los conocidos.
Suelen algunos hacer una ostentosa jenuflesión, pero sin mirar al sagrario, quizas mientras sonrien a algún conocido.
Pero los sacerdotes los veo muy puntuales, DIACONO. Muy puntuales. O digamos puntuales, para no exagerar.
Y eso que los curas mayoritariamente son de letras ¡¡lástima de jornales!!
Lo inclusivo en la Iglesia es de siempre, pero en un sentido más amplio, más auténtico, más efectivo, con fundamento: Galatas 3,28."No hay ya judio o griego, siervo o libre, varón o hembra, porque todos somos uno en Cristo Jesus"
¡¡Pero hombre... !! Que la sal sois vosotros...
Respetad otros sabores, pero coger puntualmente cualquier sabor... como que no...
Y hay que tener en cuenta que no todo el mundo llega tarde por su culpa, que hay circunstancias, a veces, que impiden llegar a tiempo, muy a tu pesar.
Ave María
Y es q me parece importante aclarar q si Pablo no daba importancia a comer lo sacrificado a los ídolos era precisamente porque afirmaba con claridad q los ídolos no eran nada, es decir, los despreciaba. Jamás se le ocurriría permitir su culto o participar en él.
Respetar la conciencia de cada cual y no coaccionarles no tiene nada q ver con contemporizar con sus errores y decir q todo da igual. La Verdad es la q es y hay q dejarlo bien claro. Tendrán derecho a expresar sus creencias, pero no a pretender q se las validen los q las reconocen como un error.
No quiero seguir con un tema cerrado, solo q me parecía importante q no se malinterpretara a San Pablo.
Cuente con su Ave María
Dejar un comentario