La culpa será suya
Hay palabras que me hacen saltar como un resorte. Una de ellas es esa manía de que TODOS somos culpables de todo. Si además me emplean el TODOS Y TODAS culpables, directamente me disparo y no en buena dirección. Pero es lo que se lleva.
Todos culpables, todos responsables. Todos y todas culpables y culpablas. Todos y todas responsables y responsablas. O mejor Todas y todos responsablas y responsablos, no sea que por poner primero el masculino esté haciendo propaganda de ciertos machismos o quien sabe machismas, que aquí el personal está no a la que salta, sino a la que pudiera ser que quizá intentara o intentase u osara u osase saltar.
El caso es que llevo tiempo descubriendo que servidor es reo de muchas cosas, porque soy responsable del calentamiento global, la crisis inmigratoria, la okupación de viviendas, la deforestación del Amazonas, la crisis vocacional en la Iglesia católica, la economía sumergida y el rebrote del coronavirus. No falla. Preguntas por cualquiera de estos asuntos, y son un mero ejemplo, y ya la has liado: la culpa la tenemos todos. Comprendido. Gracias por la idea.
Para empezar no sé cuál sea mi culpa en estos temas que acabo de citar. Posiblemente utilizar desodorante en spray, encender la calefacción de casa en invierno, pagar el café al precio que me marcan los comercios y no rezar con la suficiente devoción sean mi pobre contribución a la destrucción del planeta y a la debacle de la Iglesia católica. Vale. Materia para mi próxima confesión.
Dicho esto, aquí cada palo que aguante su vela y cada cual responda de sus personales responsabilidades, que el truco es muy viejo. Por ejemplo, lo del COVID-19. No es igual la responsabilidad de un servidor que la de los jóvenes que montaban sus botellones sin cuidado o la del señor presidente del gobierno. Vale. Culpables todos, pero señor Sánchez, unos más que otros. Y si un banco o caja de ahorros se va al garete, la culpa será de todos, incluída la señora de la limlpieza de la sucursal de Matalaburra, pero en tdo caso nada comparable a la del presidente y el consejo de administración.
Y evidentemente que todos somos responsables de la marcha de la Iglesia. Pero no es nada comparable la parte de culpa de Rafaela, que no es todo lo santa que debiera, a la de su párroco, don Jesús, a la del obispo diocesano y a la del santo padre. Las cosas son así.
No me vengan con el truco de que la responsabilidad es de todos porque no cuela. Al menos, en grado. A ver si ahora va a resultar que el descenso en el número de bodas y bautizos, en asistentes a misa dominical, el cierre de conventos día tras día o la baja del número de vocaciones al sacerdocio o la vida consagrada son responsabilidad de Rafaela, don Jesús o el párroco de La Serna del Monte que, si lo hacen tan mal, superiorres tienen para solucionarlo.
Si en una sucursal del banco Tal hay un director que está echando a todos los clientes, y se consiente, la culpa es de más arriba. Si los criterios para el funcionamiento de la entidad son del todo inapropiados, y a la vista está que los clientes se marchan en desbandada prácticamente de todas las sucursales, no vale que el director general diga que la culpa la tenemos todos. Usted más, porque tiene el poder, el mando y encima cobra para eso.
No sé si se me entiende…
43 comentarios
Le rezo su Avemaría.
Recuerdo que hace ya ciertos años, que un desconocido que me veía en la iglesia, y pareció que ya dejó de ir. A este desconocido, me había parado, "por culpa del sacerdote, ya no voy a la iglesia". La apostasía es una decisión muy personal, cuando e deja de amar y obedecer a Dios. Por el mal ejemplo de ciertos pastores, o de otros cristianos seglares, nunca es motivo para renunciar a la Iglesia Católica.
Cuando los cristianos se han entibiado más de lo que estaba, viene el mal, que también afecta a otros muchos, como el cierre de las iglesias, quitar horarios de Misas por propia comodidad, esto no le agrada a Dios.
El mal que uno comete, también afectar a otros muchos. El cierre de las iglesias todos no tienen la culpa, la prohibición de adorar con dignidad con Dios, que también ha sido prohibido, no es culpa de todos, sino de quienes están como responsables, imitadores del pérfido Faraón, en tiempos de Moisés. Algo parecido sucede en estos tiempos, pero con más gravedad e injusticias.
Ya esta bien!!..... que nos tienes muy colmados
Una reflexión, con su permiso:
Esta estúpida moda de echarnos la culpa de todo a todos. ¿No se vió potenciada cuando S. Juan Pablo II pidió perdón por los errores que se hubieran cometido en nuestro pasado como católicos?
Yo pido perdón por mis errores y faltas, no por los de los demás. Por ellos pido para que se arrepientan y enmienden el daño.
¡Ave María, padre!
Ahora bien los pecados globales no existen porque la responsabilidad diluida no es responsabilidad. A veces una persona, un médico por ejemplo, puede negarse a practicar un aborto porque eso es algo concreto que le toca a él, pero la Ley del Aborto solo tiene una responsabilidad tangencial si he votado a un partido que lo lleve en su programa, si, por el contrario, en su programa llevaba lo contrario y luego, ganando las elecciones, no lo cumple la responsabilidad no es mía ni de lejos. Sería mía si, sabiendo eso, lo volviera a votar.
Es decir, tener claro la responsabilidad ante Dios es imprescindible porque en los últimos tiempos nos descargan de responsabilidades personales y nos cargan con abstracciones colectivas. De esa manera es imposible llegar a ser santo porque ni siquiera San Pío de Pietrelcina paró el calentamiento global, evitó el mal trato a los animales ni la violencia de género, uséase; que no es santo. En cambio la Niña Greta es santa.
Por supuesto que había y hay que colaborar con el Domund, Manos Unidas, etc. pero si no consumimos, nuestro país se hunde y por lo tanto, también las ONGs y hasta la artesanía africana, que me gusta mucho.
Se le entiende perfectamente D. Jorge.
Como el Evangelio es muy clarito , efectivamente quien esté limpio de pecado que tire la primera piedra. Es claro que unos pecan más, otros menos, incluso con reiteración, o a sabiendas; y la graduación de la responsabilidad depende de la intensidad de la acción o de la omisión, del daño producido, de la voluntariedad, la intencionalidad, el arrepentimiento sincero etc. Pero todo ello sirve para determinar la responsabilidad y la graduación de la consecuencia de nuestros acciones u omisiones conocidas, premio o castigo. En el caso de Dios, valora de otra forma que valoramos los hombres, porque Él conoce lo escondido, y sobre todo tiene algún criterio propio inigualable por los mortales; su propia misericordia.
Es cobarde tratar de diluir nuestra responsabilidad en la responsabilidad de los demás. Y frente a la cobardía probada no hay confianza, habrá perdón si, pero cada uno ha de ganarse la confianza de los demás superando la mentira con la verdad, por muy dura que sea.
La soberbia en su cobardía, busca excusas, incluso tratando de arrojar a la cara de los demás la culpabilidad propia, para "mitigar" las consecuencias de lo realizado u omitido. Siempre, aunque se trate de "maquillar " echándole incluso cemento armado al rostro, manifestando que lo hemos hecho bien, queda la realidad de la obra y esta, a pesar de lo que se diga, es lo que es y ahí está con todas sus consecuencias. Y si no se ve la propia responsabilidad, o se es un inimputable por sus propias condiciones que le limitan y no hay caso o se limita, o simplemente no se quiere ver y ello acentúa la responsabilidad, normalmente negativa.
Parafraseando a Abrahán Lincoln, se podrá engañar a todos una vez, a muchos dos veces, a algunos algunas veces, pero llegará el momento en que no se engañe a nadie, y entonces solo quedará eso, la nada.
D. Jorge háblenos de su nueva Parroquia, que no sabemos si ya ha tomado posesión como párroco. Por cierto, no se si se hace algún acto más o menos solemne en ese caso. Recuerdo, aunque no es lo mismo que el Obispo de Sigüenza-Guadalajara al tomar posesión entra en la población montado en una mula blanca. No creo que Ud. tenga que hacer algo parecido, lo digo simplemente como curiosidad.
Que el Señor le asista siempre y le ilumine, y la Virgen Santísima le ayude. Las Ave Marías por supuesto que se rezan.
Pero también es verdad que a veces se nos olvida la repercusión de nuestro pecado en los demás.
Cuando voy a confesarme procuro recordar que también he hecho mal a la Iglesia con mis pecados personales.
Y tampoco está de más que tenga en cuenta en mis actuaciones individuales las repercusiones sociales que puedan tener.
Ave María
A base de tomar decisiones o no tomarlas, los de arriba han ahuyentado a los pocos feligreses y han propiciado que cada grupito vaya por su cuenta y riesgo.
No va con ellos eso de "Por mi culpa, por mi culpa...." Siempre es por culpa de los demás.....
Saludos cordiales.
Ahora bien, se puede saber cuándo se ha vencido a una tentación en un caso personal pero no en uno colectivo, y de hecho la violencia, mal llamada de género, es un pecado personal para el que la comete, pero no para los hombres en general, con lo que darles la barrila con el machismo es ofenderles; el quemar un bosque es un pecado personal, pero machacar a todo el mundo con el cambio climático, cuando a lo mejor es un pastor que cuida ovejas en un chozo y mira su teléfono móvil, es ponerle la cabeza como un bombo por una cuestión del que
el puede ser más una víctima que otra cosa si el ayuntamiento decidió hacer barriadas y tiene que llevar sus ovejas a la punta de la montaña.
Es decir: las campañas publicitarias urbi et orbi reparten las culpas por igual entre todos.
En fin, cada uno nuestra responsabilidad, pero es cierto, unos más que otros.
En fin, cada uno nuestra responsabilidad, pero es cierto, unos más que otros.
Ave María
En los juicios a violadores en serie se recurre al argumento de que son víctimas de la sociedad por haber recibido poco o demasiado amor.
Adán, se defendió con el sólido argumento de "La mujer que TÚ ME DISTE me hizo comer del fruto". Eva echó la culpa a la serpiente.
Yo, humildemente, pido perdón por la caída de Constantinopla en 1453.
Pero no por ello la responsabilidad colectiva no existe. Esto lo saben muy bien los militares, un cuerpo enorme y rígidamente jerarquizado. No es lo mismo, ciertamente, ser soldado raso que general en jefe. Pero no hay general sin soldados, ni ejército sin tropa que obedezca. Es más, como diría todo buen general de sí mismo, él no es más que un soldado.
En España, en las últimas elecciones generales, votaron al PSOE y a Podemos casi diez millones de españoles (dejo a un lado los que votaron al PP o a C's, y a toda la cohorte separatista y regionalista). Redondeando, unos siete millones a los socialistas y unos tres a los podemitas. Es más, votaron a Sánchez y al Coletas. Gracias a esos diez millones de españoles estamos todos "disfrutando" de lo votado por ellos. La responsabilidad colectiva claro que existe, y claro que se manifiesta. ...Y de qué modo.
Confiteor Deo omnipotenti,
et vobis fratres,
quia peccavi nimis
cogitatione, verbo,
opere et omissione:
mea culpa, mea culpa,
mea maxima culpa.
Ideo precor beatam Mariam semper Virginem,
omnes Angelos et Sanctos,
et vos, fratres,
orare pro me ad Dominum Deum nostrum.
___________________________VINCEMMO, VINCEREMO. ✠
Al final uno sale de la eucaristía y se siente mal, en lugar de alegre y feliz por haber participado en la comunión del cuerpo y sangre de nuestro señor.
Ah!, se me olvida. Cuando las críticas de los pastores tienen que ver con que somos cristianos de tradición, ya entonces me mosqueo de verdad.
ES que eso de ser progre en la iglesia y despreciar a los católicos de toda la vida es una auténtica tragedia.
Le rezo su Ave María
Excelente artículo y no deja espacio a la duda.
En el IMEC se dejaba claro que la estrella de mando de seis puntas tiene su cara y su cruz.
Yo lo que peor llevo es cuando me dicen que soy culpable como español después de 200 años de independencia, del hambre en Hispanoamérica o Filipinas.
Aunque lo del Valle de los Caídos me obliga a confiar en Dios y abandonarme a lo que mande.
QDLB.
La condena de Javier, alias accademico ortolano, en cambio, es firme porque el fiscal, que no se corta un pelo, piensa pedir la pena de muerte con carácter excepcional ya que el mismo ha confesado celebrar el aniversario de la Batalla de Lepanto, que, como todo el mundo sabe, la ganaron los turcos, de lo que se deduce que es un espía de Erdogan. El que avisa no es traidor. La confesión fue en otro blog pero hay testigos.
Se puede hablar de culpables en la Iglesia por los pecados que nos correspondan a cada cual en nuestra vida; y en ese sentido creo que se utiliza aquí la palabra responsable. Pero no se puede aplicar a la Iglesia, como hacen los enemigos de la Iglesia (e incluso algún santo como san Juan PAblo II) el lenguaje de la responsabilidad colectiva porque, por definición, la Iglesia es la Inocente, como nuestra Madre María lo es. En ella se prefigura nuestra patria, nos conduce a ella, y su alma no es humana, sino divina (el Espíritu).
Una vez, los filoetarras congregados alrededor de la plaza donde reuníamos al día siguiente de cada atentado dieron un grito que no pude distinguir y mi madre me susurró al oído: ¿Has oído lo que han dicho?-No, le respondí-"¡¡Católicos hipócritas!!" (sic). Miré a mi alrededor y me di cuenta que, efectivamente, aquella gente, que no estaba unida por ninguna sigla política, era la que normalmente iba a misa. Mi madre debió oír bien porque transcurrido el cuarto de hora de total silencio otra señor comentó lo mismo: "Católicos, dicen, ¡Vaya cosa! Mira que fijarse en eso, ¡pues, claro, y a mucha honra!". Pero el párroco, y hubo varios en un periodo tan largo, nunca asistió.
En cuanto a que la omisión de la defensa del bien común por miedo de esos católicos no fue pecado, no estaría yo tan seguro. Que el mal campe tan a sus anchas sólo puede deberse al pecado, si no de acción, de omisión, por falta de obras de misericordia... Los católicos hemos fallado a nuestra nación. Lo hemos esperado todo de ella, de ESpaña, creyéndonos aquello mismo que dijo Torra y BAgés de Cataluña, de que sería católica o no sería, aplicado a ella, y está en manos de los enemigos de Cristo y nosotros esperando encontrar en alguno de ellos algún rasgo en el que reconocer a nuestro Señor.
Me va a permitir que siga por un momento con el símil militar. En cierto modo, los mundos eclesial y militar son ambos muy jerarquizados, sometidos a disciplina y a obediencia. Más allá, es cierto que son muy diferentes, pero le contaré una anécdota. Hace unos años, en un blog de historia de un autor muy famoso de orientación conservadora, uno de los comentaristas colgó la foto de un gaymonio formado por dos varones militares perfectamente uniformados, dándose un pico para el júbilo del numeroso público asistente. Quien más quien menos, todos nos pusimos a despotricar, pues lo cierto es que aquello causaba una viva repulsión: el contraste de la seria formalidad de los uniformes con aquellas actitudes acentuaba el tinte escandaloso del acto. Recuerdo que intervino un comentarista, militar jubilado, ya anciano. Era un hombre de cabeza muy bien amueblada, de una gran formación, pues solía exponer sus posiciones con tanta brillantez y equilibrio lingüístico como intelectual. Por desgracia, se prodigaba; pero cuando lo hacía, solía, por decirlo así, provocar en los demás la atención y un silencio respetuoso. (Por ello, algunos pensábamos que debía de ser un militar de alta graduación; nunca quiso confirmarlo, aunque tampoco negó nuestras conjeturas). Cuando vio la foto, que a él tampoco gustó (hubiera preferido que ese acto se hubiera realizado sin uniformes), dijo con sencillez y modestia, una verdad profunda (cito de memoria): "No se engañen: el ejército es también hijo de su tiempo. Somos un reflejo de la sociedad en la que surgimos y en la que nos formamos."
Del mismo modo pasa con los miembros de la Iglesia, sean laicos, consagrados u ordenados, sean de la alta jerarquía o clase de tropa. Y usted también es hijo de su tiempo, y yo también, pues en estos tiempos hemos crecido, nos hemos formado y vivimos, actuamos y somos influenciados. Por supuesto, ello no nos hace ser homosexuales o apóstatas o cualquier otra cosa.
Cuidado con la tentación, en la que es muy fácil incurrir, de sentirse mejor que los demás. El que podamos ver con claridad los defectos de los otros, no nos debe hacer perder la perspectiva de los nuestros. Y teniendo a éstos bien presentes, cuesta más mirar por encima del hombro a los demás.
Cuando mi padre agonizaba en Txagorritxu una enfermera trajo un papel convocando reunión en el hall del hospital porque habían matado a Manuel Zamarreño, concejal del PP en Rentería, le dije a la enfermera de guardia que le echara una mirada a mi padre y bajé: "papá"-le dije-alguien te ha precedido, voy a cumplir con mi obligación". No pudo contestarme porque estaba en coma. Zamarreño murió el 25 de junio y mi padre en la madrugada del 1 de julio de 1998. Ambos están juntos en mi memoria. Que Dios les haya acogido en su seno.
Pero para hacerla simple aceptemos con humildad que somos culpables y responsables de todes (todos y todas) las "coses y coces", pero pidamos con firmeza que el sabio dispensador de culpas y responsabilidades diga y haga lo que le corresponda a su responsabilidad personal, asuma su culpa, y en consecuencia comience a reparar lo suyo, por aquello que el ejemplo empieza en casa...
El Yad Vashem estudió la influencia que el Cristianismo podía haber tenido en el salvamento de judíos y llegaron a la conclusión de que aquellos que habían interiorizado la Parábola del Buen Samaritano actuaron, mientras que los que no la habían interiorizado no lo hicieron. Así que el Cristianismo había tenido influencia en la medida que afectara a la conciencia ya que no había obligación alguna marcada por las iglesias de hacer aquello. Por lo tanto, protestar contra ETA, salvar judíos o manifestarse ante un abortorio son imposiciones de la conciencia personal que solo algunas personas tienen. ¿Por qué las otras no? Ese es un misterio en el que no podría entrar. Sin embargo, la conciencia tiene su castigo en este mundo: los alemanes dieron una patada a todos aquellos que los nazis mataron porque prefirieron decir colectivamente que "nadie hizo nada" y molestaban. Dos generaciones después están resurgiendo, cuando ya los jóvenes quieren saber la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad.
El que actúe según conciencia tendrá su recompensa en su paz interior, pero puede ser incluso despreciado por los demás, tachado de hipócrita, fariseo, prepotente, etc...Yo no sé por qué se supone que una persona humilde no puede enfrentarse a una situación peligrosa y que tienes que ser soberbia para hacerlo. Algunos de los que estaban en aquella plaza tenían posiciones sólidas, otros no la teníamos ni sabíamos que repercusión podía tener aquello en nuestro trabajo.
Benedicta tu in mulieribus, et benedictus fructus ventris tui, Iesus.
Sancta Maria, Mater Dei, ora pro nobis peccatoribus,
nunc, et in hora mortis nostrae. Amen.
Tanto ver los defectos que tenemos y no hemos visto otras cosas. Yo creo que 'los demás' además de estar de más son de lo peor que hay. Hemos cuidado muy poco de los nuestros.
___________________________VINCEMMO, VINCEREMO. ✠
Por lo demás, a pesar de la crisis en la que nos hallamos sumidos como Iglesia, ésta sigue promoviendo la virtud, combatiendo todas nuestras debilidades. Como por otra parte, y a su manera, lo hacen los militares.
En la magistral pelicula "Senderos de gloria" que esta basada en los amotinamientos que se produjeron en el ejercito frances en abril de 1917 en protesta por las ofensivas suicidas ordenadas por el general Nivelle y muy alentadas por la reciente revolucion rusa que depuso al zar, se ve como en el Consejo de Guerra se condena a los tres soldados que no habian hecho nada mas que lo mismo que los otros del regimiento- rehusar atacar - con el argumento de que el que todo el regimiento fuese culpable no excluia el que ellos tambien lo fuesen.
En suma solo los que actuen a pesar de que la mayoria no lo haga pueden ser excusados de responsabilidad aunque desarrollar la casuistica completa de esto puede ser interminable y complejisimo.
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