Ocurrencias pastorales
No es la primera vez que escribo de esto, pero es que es como la canción del verano: vuelve y vuelve y vuelve. No hace mucho, preguntado un eclesiástico por una iniciativa pastoral que se estaba presentando, respondió con un “es que algo hay que hacer”. Malo.
Malo porque se empieza por un “algo hay que hacer”, se continúa por un “parece que a la gente le gusta” y rematamos la faena felices porque no estamos quietos.
Lo normal en una planificación que merezca la pena es definir los objetivos: el principal y los secundarios, ver cómo presentarlos y establecer unas estrategias para llegar a los fines que nos interesan.
No sé si en la Iglesia tenemos claro el objetivo final. Hasta hora era llegar un día al cielo. Hasta ahora. Y era así porque lo había mandado el Señor: “-Id por todo el mundo y proclamad la buena noticia a toda criatura. El que crea y se bautice, se salvará, pero el que no crea, se condenará". Teníamos claro el objetivo final y claros los medios: predicación de la Buena Nueva y vida sacramental.
Lo primero que me preguntaría es si en la Iglesia estamos todo de acuerdo en lo de llegar al cielo, porque aquí cada cual tiene su idea: llegar al cielo, estar con los pobres, hacer comunidad, estar con la gente, compartrir la cultura de cada cual. Las consecuencias son lógicas: los hay, sacerdotes hablo sobre todo, que dedican su tiempo básicamente a celebrar, predicar y confesar. Otros a la cosa social, o a pasear con la gente, o vaya usted a saber. Todo igualmente válido, aunque lo de confesar y celebrar como que es demasiado carca.
En lo único que estamos de acuerdo en eso del cielo es que al cielo iremos todos por derecho propio, por tanto podemos dedicarnos a coros y danzas.
Si el objetivo final es el de llegar un día al cielo, y reconocemos que la santidad es obra de la gracia, me temo que será necesario fomentar el hambre del cielo y de la santidad -predicación- y asegurar a los fieles el acceso a la gracia por medio de la oración y de la vida sacramental.
¿Y los pobres? Ya estamos… A mí me suena de algo eso de “buscad el Reino de Dios y su justicia y lo demás se os dará por añadidura". Es decir, que cuando se vive en Cristo y se anhela la santidad, los pobres están bien atendidos. Nadie pasa necesidad.
Y se le ha olvidado lo del equilibrio ecológico. Para nada. Aquel que es de Dios sabe que la naturaleza es creación suya y la cuida con mimo.
Pues eso… a cuidar la creación y a atender a los pobres. Me emo que no es lo mismo. ¿No? No. El fin último es progresar en la santidad y la consecuencia es cuidar de los pobres y del mundo. Cuidar a los pobres por sí mismos es solidaridad, que no caridad cristiana, y cuidar del mundo per se es ecología barata y no colaboración con la providencia. Sigo. Cuidar a los pobre sin más no nos hace santos, ni ser ecologista es garantía de vidsa eterna. Al revés sí. Caminar en la santidad lleva en consecuencia lo otro.
Incio de curso. Me lo temo: ecología, solidaridad, condonación de la deuda, todos hermanos. Podíamos hacer un encuentro, un concurso, la jornada de…, la semana de o el año para. Parece que a la gente le gusta y acude. Si. Y si además se repartieran pirulís de la Habana vendrían más. Pero no es eso.
38 comentarios
Ave María
1. No es la acción pastoral de la teología del pueblo, la solidaridad, la ecología, LGTBI, etc. la que salva al rebaño.
2. No es la crítica constante a la economía de mercado (marxismo) la que salva al mundo.
3. No es lo que el hombre viejo piensa y/o tiene por credo lo que salva al género humano.
4. No es el cambio de la Verdad por la acción de la Iglesia en salida.
5. No es el cambio del Camino por tender puentes ideológicos y/o con otras religiones adámicas.
6. No es el cambio de la Vida eterna ni Su horizonte por infinitas estulticias de hermenéuticas de justificación del pecado sólo con la Misericordia sin la Justicia.
7. La salvación es Cristo, es el Centro, el Medio de glorificación del alma y del cuerpo y todo lo demás en el mundo viene por añadidura. Cristo-Eucaristía es la Verdad, el Camino y la Vida. Y la añadidura del cristiano justificado en la Verdad es obrar en los fines penúltimos sin perder el Camino del fin último del género humano, no cambiar el orden en el obrar, que es la Bienaventuranza, que es la Vida, que es el primer obrar del ser cristiano.
Para saber qué hacer hay que conocer lo que dice y animarse a ponerlo en práctica de la forma más dura: poner la cara y el cuerpo...
Recuerdo una canción (no su autor) que sostiene:
Hagan todo lo que Él les diga
Aunque sea difícil
Hagan todo lo que Él les diga
Aunque parezca imposible
Hagan todo lo que Él les diga
Aunque nadie lo entienda
Hagan todo lo que Él les diga
Aunque se queden solos
Hagan todo lo que Él les diga
Aunque parezca absurdo
Hagan todo lo que Él les diga
Aunque se burlen de ustedes
Hagan todo lo que Él les diga
Yo no estoy negando q ese sea el objetivo, sino aclarando q a veces puede malentenderse.
La oración y los sacramentos deberían tener el resultado de llevarnos a cumplir la voluntad de Dios. Y ya sabemos q sus mandamientos se resumen en dos.
En realidad el camino q hay q seguir lo expresa muy bien Claudio: haced lo que él os diga.
😰😈😇😨,
😄😄😄😄😉😉😎😎💡💡
😘
Como ha dicho alguien, la Iglesia mañana se convertirá en vegana. Salvo milagro de la gracia de Dios, muchas parroquias de Europa y de otras partes del mundo, mañana la Iglesia será también aún más anciana, pagana, lejana, más luterana, alemana, gay, transexual y lesbiana, casquivana y no cristiana.
Cuando se conoce a Cristo (o, mejor dicho, se intenta conocerlo), uno constata cuánto de Él hay en muchas de las tentativas humanas que perseguían un mundo mejor: mayor libertad, mayor justicia, mayor conciencia del daño de nuestras acciones, etc. Pero precisamente para no perderse en "vientos de doctrinas" de lo más diversos, se nos ha dado un nombre sobre todo nombre.
Claro que hay atractivo en el ecologismo, en la solidaridad con los más pobres, incluso en la lucha política honrada por una mayor justicia social, pero ello no nos lleva necesariamente a Dios, si partimos sólo de ellas. Con esto no quiero decir evidentemente que la Iglesia priorice el cuidado del medio ambiente o la redistribución de la riqueza al conocimiento de Dios y su Palabra, pero enfatizar estas preocupaciones parciales e incompletas cuando eso es lo que hace un mundo ateo y literalmente in-trascendente, parece ahondar el silencio o la ausencia de Dios en nuestro tiempo.
Al amor y al cuidado por el planeta y por los hermanos se llega no sólo participando de la Verdad divina, sino partiendo de ella. Si sólo participamos de la verdad, y aún más si lo hacemos ignorándola, nuestros cuidados siempre serán muy limitados, tanto de la naturaleza como del sufrimiento humano.
¿Cómo vas a atraer a la gente hablando de que cada día nos jugamos la vida eterna, de la necesidad de TODOS los Sacramentos, de la importancia de estar ante el Santísimo en oración ( que nos broncea de forma diferente al sol de Benidorm) y de la bella inversión que es rezarle a la Santísima Virgen el Rosario, si no regalas piruletas?
Bailar en el altar, saltarte la liturgia a la torera, cerrar confesionarios, y petar la agenda con reuniones estúpidas y estériles, son buenas iniciativas, sí, pero como dijo el beato Obdulius Novus:
"EXTRA PIRULETAM, NULLA SALUS"
Las cosas firmes y duraderas necesitan buenos cimientos. Construir sin cimientos no es lo mejor para que lo bueno dure.
La santidad, el amor de Dios, el reconocimiento y vivir en la presencia de un Dios Padre, necesariamente lleva a un cristiano a ser justo (no justiciero), compartir con los más necesitados y cuidar la obra de Dios.
Se es Caritativo y ecologista en la medida que se crece en santidad.
¿Que motiva a los no creyentes a ayudar a los necesitados y cuidar el planeta? No sè. Quizás a algunos el momento, pues veo que unas veces se acude a recibir emigrantes con mucho entusiasmo y generosidad y otras veces no. A algunos, pudiera ser, porque se ganan la vida trabajando en ONGs de ayuda a los necesitados. Otros porque se lleva y da prestigio y votos.
Creo que porque todos llevamos a Dios dentro de nosotros que nos hizo a su imagen y semejanza y participamos de sus virtudes.
Habrá de todo y bienvenido sea, y es muy respetable y todos nos felicitamos por ello.
La práctica de la oración y de los sacramentos, compartir nuestra fe en comunidad, nos llevará a la Santidad y amando a Dios sobre todas las cosas, amaremos a nuestros semejantes y practicaremos la Caridad y el Ecologismo con perseverancia y fundamento.
Gracias P. Jorge.
Pero por supuesto, "algo hay que hacer" ante muchas realidades que hacen "agua",tampoco se trata de improvisar, ni hacer experimentos raros,pero ni nuestra filosofía es hacer siempre lo mismo, creo que vamos "apañaos". Como el ser nostálgicos de pasado porque lo que vemos actualmente no nos gusta.
Y, sí; creo que hay algo o mucho por hacer; utilizaré el mismo tono irónico (con perdón).
-Ante los múltiples casos de comulgados y confirmados que no pisan la Iglesia después de recibir tan augustos sacramentos, algo habrá que hacer.
-Ante la masa de bautizados que ni misa, ni confesión, ni nada de nada, algo habrá que hacer.
-Ante una pastoral de mantenimiento que nos sirve a los cuatro que estamos pero que ni llega ni llegará a los alejados, algo habrá que hacer.
-Ante el retroceso sangrante de vocaciones a la vida sacerdotal y religiosa, algo habrá que hacer.
-Ante la disminución de matrimonios canónicos en comparación con los civiles y parejas de hecho, algo habrá que hacer.
-Ante la disminución de bautizos porque los padres no tiene fe, algo habrá que hacer.
-Ante la desconexión de nuestro lenguaje eclesial y litúrgico del mundo de los jóvenes, algo habrá que hacer.
-Ante el abismo que existe entre la moral sexual católica y la práctica de la mayoría de la población (incluída la creyente), algo habrá que hacer.
-Ante la falta de escucha, diálogo y debate en muchos de nuestros ambientes eclesiales, algo habrá que hacer.
-¿seguimos?
Claro que puede que lo más cómodo sea el no hacer nada y seguir en nuestro mundo de ritos, ceremonias y nostalgias de pasado suspirando por lo mal que está todo y lo malo que es el mundo y la masonería y los que nos gobiernan.
Pero cambios reales, ninguno. Pues sigamos como estamos. Mas tranquilos y menos trabajo.
Hace muchos años que el Padre Jorge lo descubrió y fue pionero en utilizar los nuevos medios de Comunicación para la evangelización.
Y tengo la impresión, no lo se, de que los aciertos y los fracasos le han dado experiencia para saber lo que se debe mantener y lo que no es tan positivo.
El Padre Jorge también ha sabido adaptarse a la Caridad en los nuevos tiempos. Nos endeño a mi esposa y ami el "Economato" que había montado en su parroquia de Madrid donde se abastecían muchas familias de la parroquia y de otras parroquias por unos precios insignificantes que muy poco aportaban económicamente pero que les daba la sensación del que compra con su dinero, y fue ingenioso para que solo se llevasen lo que cada familia pudiera necesitar o poco más.
Me da la impresión Que el Padre Jorge consideraba que esta obra y que la Capilla de Adoración Perpetua al Santísimo Sacramento estuviese atendida las 24 horas del día todos los días del año.
Cuando se despidió de la parroquia, suplico encarecidamente, insistentemente a los feligreses que mantuviesen la Capilla de la Adoración Perpetua. Pienso que creía que si esta Adoración a Santísimo Sacramento se mantenía activa el economato u otra obra importante de Caridad y ayuda a los necesitados estaba asegurada.
Claro que el Padre Jorge es innovador, muy innovador, pero innovar no significa abandonar lo fundamental y cumplir el Mandato Divino.
Y recordar que Nuestro Maestro nos recordó que en la Casa del Padre hay muchas moradas.
Es fácil entender lo que dice el Padre Jorge.
Innovar sí, buscar nuevas formas de evangelización por supuesto, pero abandonar u olvidar nuestro fundamento no.
Porque sin MI, nada podéis hacer, dijo el Señor.
Y su santidad será recuperar el amor del principio...
Bendiciones
Aunque, insisto, la comparación es muy imperfecta, se podría decir que del mismo modo que en los pacientes en psicoterapia existe una fuerza muy poderosa resistente al cambio y a la curación (y ello a pesar de que acuden para lo contrario -esa es la dinámica esencial del conflicto psíquico-), asimismo el hombre de hoy en día, que busca su plenitud y el sentido de su vida aun de modo más o menos inconsciente o no formulado, se resiste a hallar su salvación. Lograr construir o propiciar ese punto de encuentro en que la persona admita abrirse a quien le ofrece aquello que es la fuente de toda vida, es un tesoro que no es nada fácil de alcanzar. Entre otras cosas porque lo que muchos entienden por apertura no es más que una ilusión falsa de plenitud.
Encontrar ese camino o esos caminos que nos unen a nuestro propio origen, a la verdad que nos constituye, es la clave de toda conversión. Y sean cuales sean esos caminos, siempre es un ejercicio de amor. La pregunta, en definitiva, es cómo amamos hoy. ¿Valen las obras de misericordia que la Iglesia siempre nos ha propuesto? Sin duda, siempre han servido. Pero no basta con un hacer: en nuestro hacer, nos hemos de entregar por completo si realmente amamos al otro, si realmente seguimos a Cristo. ¿Somos capaces de esa entrega, incluso a pesar de que el hermano se resista, como paciente en terapia, al amor que le ofrecemos? Esa es la pregunta que nos debemos hacer. Yo reconozco que no estoy a la altura de esa entrega, de ese amor. Por mi propia debilidad, necesito demasiado obtener o al menos sentir una cierta compensación a mis esfuerzos. Con todo lo compleja que puede llegar a ser, la psicoterapia es más fácil.
La respuesta del Señor habría que enmarcarla en alguna pared de toda dependencia eclesial:
"La obra de Dios es que CREAN en Aquel que Él les ha enviado".
Saludos cordiales.
Parecerá que hay que ir con los tiempos y darle vidilla chupiguay al asunto, pero eso es la bobada de los de siempre que ya se ha visto para que sirve, para hacer esto y lo otro “tan actual“ pero nada que ver con lo original cristiano.
La verdad de Cristo es para siempre, en todo momento y lugar, funciona porque el Maestro la trajo como única manera perfecta eterna para todos, la actualiza y personaliza su Espíritu Santo.
¿Así que nosotros lo vamos a mejorar?
A ver si nos dedicamos a orar, discernir, compartir, vivir las bienaventuranzas, dejarnos santificar, conocer a fondo y bien interpretadas las Escrituras, sobre todo el N. Testamento, profundizar en cómo tenemos que portarnos cada uno para que el conjunto, o sea la comunidad cristiana seamos envidiables por como somos y como nos amamos, mostrando sin falsedades quienes somos y lo que tenemos, las riquezas de la gloria de Nuestro Dios Padre, es lo que quisieran todos pero no se las mostramos al mundo, sus eslóganes son eficaces y persistentes, nosotros en lugar de ser la sal, la luz, felices, alegres, les parecemos sosos, apagados, falsos, pecadores, sin alegria y sin gracia, porque mucho decir que podemos hacer para llevarles lo que tenemos... No tenemos nada si no tenemos a Dios en nosotros. El es quien actúa a través de sus discípulos, la Gracia ni se tiene ni se da, se recibe y se transmite, ese es el plan.
Pues eso, que en cuanto a responsabilidades se refiere, hay que apuntar arriba. Los de abajo son meros ejecutores y comparsas.
Pues eso: el carro delante de los bueyes "no tira ".
Admirable claridad, señor Cura.
Ave María.
Tienes razón, pero fijate lo que dices:
"echar a los de arriba, servidores del mundo" ¿Me quieres explicar como se hace eso? ¿hacemos una lectura política de esto? ¿o como lo entendemos o entiendes tú?
"volver a la espiritualidad"
Eso ya lo sabemos, es obvio, y los que somos creyentes, creo que intentamos vivir esta espiritualidad con nuestros miedos, bloqueos, imperfecciones, luces y sombras, etc.
El problema es que le expliques a la legión de alejados, indiferentes, anti-fe, pasotas, ideologizados, etc, etc, que es esto de "volver a la espiritualidad".
Desde luego, sin salir de la parroquia o mi grupo-estufa, creo que no.
Mientras no concretemos mucho las cosas y pisemos con los pies en la tierra, nos quedaremos siempre en grandes ideas y generalidades.
Si señor D. Jorge así será la encíclica. Todos hermanos, de buen trigo y nada de cizaña que al final haya que quemar.
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