Pretender tapar el sol con un dedo. Sobre medios digitales
Se contaba en tiempos del generalísimo Franco que, en una ocasión, alguien de su confianza osó decirle que en España había gente descontenta con el estado de cosas, con la política, con el régimen. Esas cosas. Y se lo diría muy suavemente… La respuesta de Franco fue contundente: “menos viajar y más leer el periódico”.
Efectivamente, en España, tanto la prensa escrita como la radio, y posteriormente la televisión, estaban fuertemente controladas por el régimen, de manera que era imposible que se colara en los medios de comunicación cualquier cosa inconveniente. Todos contentos, pues. Lo más que se podía conseguir era algún periódico extranjero, difícilmente, o tratar de conectar con radio Andorra, y eso siempre con mucho miedo. No terminamos de comprender que esto hoy es del todo imposible. Vamos a la Iglesia que es lo nuestro.
La inmensa mayoría de nuestros fieles pasa bastante de lo que puede ser la información religiosa. Acuden a misa o las celebraciones que les parecen oportunas y lo más que preguntan es por el párroco, el capellán o el vicario en caso de algo especial. Nada más. Y los que pretenden estar informados de lo que ocurre, se buscan sus fuentes.
Seamos claros. La información religiosa eclesial oficial, no interesa a nadie o interesa bastante poco. Datos cantan. Conferencia episcopal española, por ejemplo. 17.046 seguidores en Facebook, 17.300 en Twitter. Las cartas pastorales de nuestros obispos, con suerte, algunos centenares de descargas. De hecho, el dato del número de descargas, que en algunas webs diocesanas aparecía, ahora es invisible.
No voy a meterme con otros portales. Me quedo en Infocatólica que es lo mío. ¿Cuántos seguidores hemos dicho que tiene en Facebook la Conferencia episcopal española? 17.406. Infocatólica 333.712. ¿Y en Twitter? La Conferencia 17.300, Infocatólica 111.000. Es lo que hay.
Seguimos. Tengo delante datos de visitas a páginas de información religiosa en la red que corresponden al pasado mes de abril. Alfa y Omega, 260.910. Revista Ecclesia 178.830. Religión en Libertad, 1.820.000. Infocatólica, 1.300.000. Infovaticana, 1.000.000. Por supuesto que las webs de las diócesis no llegan a esos datos ni por asomo.
Podemos entrar, si quieren, en el asunto blogueros, porque todos saben, cómo no, que un bloguero es como un columnista de opinión. El fenómeno bloguero en la información – opinión eclesial o eclesiástica es todo un boom que nos supera por momentos. Hace bien poco a nadie nos hubiera entrado en la cabeza que un simple artículo de un bloguero cualquiera pudiera alcanzar las veinte, treinta, cincuenta mil visitas. Blogueros de reconocido prestigio las cuentan en su blog por millones. A nadie que cualquier tema suscitara una respuesta en forma de decenas y decenas de comentarios.
En España son unos cuantos los católicos que buscan información allá donde les parece más oportuno, que libres nos hizo Dios. Católicos que leen noticias en diversos lugares y que están interesados en las diferentes lecturas de lo que pasa. No son muchos, pero sí los suficientes para tener su peso. A estos católicos, que reciben informaciones de los medios generalistas (cada vez menos) y de aquellos de información especializada, les resulta útil pasar por la página o páginas de su confianza para conocer un poco más de su Iglesia local y de lo que pasa por el mundo. También, desde su santísima libertad, deciden leer lo que piensan sobre determinado asunto el P. García, D. Veremundo, la hermana Társila o don Gil de las Calzas Verdes.
No puede pretenderse, y menos en esta Iglesia de apertura y libertades, poner puertas al campo o tapar el sol con un dedito. Hoy no se puede decir a la gente que dejen de entrar en la página Tal o de leer a Fulano entre otras cosas porque basta que se diga para que entren más ganas. Lo que sí tenemos que aprender todos, un servidor el primero, es que no se puede controlar la información como en tiempos de Franco.
No hay forma. La única solución es la transparencia, la prudencia y hacer las cosas bien. Si un cura, es un suponer, se pone chulo, y decide humillar a una persona que pretende recibir la comunión de rodillas, insisto que es un suponer, hoy aparece con foto y video en todos los medios. El problema no es controlar los medios, sino controlar al cura, que seguro que a la próxima se anda con más cuidado. Y lo que digo del cura lo digo del papa o del obispo, porque los católicos están empezando a salir respondones y hoy piden explicaciones al lucero del alba.
Es verdad que los medios también pueden tergiversar y manipular. Evidentemente. Pero es lo que hay, y nos tenemos que acostumbrar a ello. Nos viene bien a todos saber que, a la mínima, las redes arden, que hace tiempo que dejamos de ser intocables y que a la gente, también a los nuestros, le ha dado por pedirnos explicaciones.
Otra cosa es lo que se nos pueda exigir a los medios digitales y a los blogueros que nos llamamos católicos, a TODOS. Echo en falta, por ejemplo, algún tipo de directorio, donde se diga, por ejemplo, que, como Iglesia, no podemos apoyar fuentes de información aparentemente eclesiales, pero que pudieran fomentar criterios, actitudes y enseñanzas abiertamente contrarias a la doctrina de la Iglesia.
La última palabra, y hoy me he alargado mucho, es para nosotris, los blogueros, que tenemos que saber movernos entre la opinión sincera y en conciencia con muchísimo respeto a la institución y a los fieles.
31 comentarios
Gran verdad y amenaza la censura al pensamiento verdaderamente católico. Parafraseando su anterior artículo (De susto en susto), algunos que se dicen católicos van "De burrada en burrada". En una semana se develará la "Burrada del año" y la competencia es muy fuerte.
A este paso, los curas no van ni a poder dar los buenos días sin que los critiquen y tampoco es eso. En fin, feliz Navidad a todos.
Lo difícil, como siempre en la vida, es hallar el equilibrio. Equilibrio no significa necesariamente moderación. La denuncia debe existir siempre, y cuanto más clara y definida tanto mejor. Pero también hemos de cultivar la prudencia del silencio o, al menos, de la reflexión. Lo que produce las redes, con esa facilidad para comunicarnos, es el fomento de la impulsividad, expresada en la inmediatez vertiginosa propia de los medios digitales. Y la impulsividad siempre implica falta de rigor en los juicios. Estoy pensando como comentarista, pero estas consideraciones son si cabe mucho más aplicables a los portales y blogueros que publicáis noticias: aseguraos de vuestras fuentes; leed los textos que vertéis para el comentario público, etc. De lo contrario, estaréis manipulando tanto o más como lo pudiera hacer Franco en su tiempo.
No se me escapa lo difícil que es hallar ese punto medio de la prudencia cuando vivimos tiempos de una radicalidad en verdad extrema. Cada uno debe encontrar cuál es su estilo, por así decir, para ser justo. San José es un excelente modelo de mesura, prudencia y humildad; pero no todo el mundo posee esos rasgos caracterológicos. Por fortuna, la santidad ofrece muchos modelos de actuación diversos, aun cuando todos sigan el mismo criterio: intentar cumplir lo más posible la voluntad de Dios y confiar en Él.
En lo que a mí respecta, no me sepultaré en el silencio cuando considere que es bueno hablar, no sólo para mí (que también). Una cosa es la prudencia y otra la represión. Pero tampoco me apresuraré a expresar lo primero que me surja ante un acontecimiento, por mucho que crea que eso que piense sea correcto y oportuno. En cualquier caso, no es fácil tarea.
Recuerdo la presentación de mi tesis de grado. En vista de que parecían cumpleaños, con dulces, tortas y bebidas de todo tipo, flanqueando un imponente proyector digital, a los que conocía bien en su circuitería electrónica, ademas de manejar suficientemente un par de programas para elaborar presentaciones de buen nivel...; rebeldemente opté por la botellita de agua mineral, pizarra y tiza. Resultado: puntuación máxima y publicación...
Con ello quería demostrar y sobretodo demostrarme la prevalencia de la sustancia por sobre la forma. Por supuesto, lo ideal habría sido aprovechar la disponibilidad tecnológica y realizar una presentación súper-espectacular...Claro, esto lo hice dadas las cualidades intelectuales extraordinarias del jurado, de otra forma corría el riesgo de que se me sancionase por la ausencia de la golosina, la torta y los destellos del proyector...
Moraleja: La tecnología es medio, no fin.
Si tienen más sentido estas páginas diocesanas a la hora de publicar horarios de actos centrales, como en Semana Santa o la fiesta litúrgica del patrón diocesano. Por lo demás, podrían dejarlo a las páginas de cada unidad pastoral o parroquia.
Tampoco me extraña lo de la CEE. ¿Qué católico de a pie quiere saber cuándo es la próxima rueda de prensa en Añastro?
Es que no podemos comparar la página de una diócesis, con Infocatólica o con RD, por ejemplo.
Mucho cacareo y poca postura, en lo de la evangelización desde cómodos y frescos despachos.
Otra historia cuentan los que hacen callos en las calles... Hace ya mucho tiempo, le criticaba a un sacerdote el porqué jugaba baloncesto con sujetos de reconocida mala conducta -Porque ellos necesitan más de Dios- me dijo. Riposté que eso no iba ha evitar que continuaran delinquiendo -Con que consideren la palabra del Señor ante la posibilidad de cometer un mal mayor a otra persona, me basta- sentenció conforme el prelado. - Mira a aquel- el respetuoso y atento jardinero - él se rescató de los bajos fondos. Por uno solo como él, vale la pena este esfuerzo....
Una diferencia fundamental entre ese cura y otro rigurosamente formalista; es que uno pretendería retractar a aquellos sujetos de su conducta, amenazando con la sumisión eterna en los infiernos... El otro, al contrario, los considera ya sumidos en sus propios infiernos y asaltados por sus propios demonios internos; por lo que se avoca a descender a por ellos hasta los mismísimos predios del Ángel Caído...
Moraleja: La respuesta a gran parte de los problemas actuales de la Iglesia Católica, pudiere no estar en tan altas nubes conceptualistas vacuas e inútiles; sino más abajo, donde se patea el barro y se sustancian los conceptos.
La Iglesia quiere evangelizar por internet pero lo tiene complicado la verdad.
O lo que es lo mismo, las cantidades son interesantes, pero las calidades puede que más.
Feliz y Santa Navidad, P. Jorge.
Bueno, como estamos casi en Navidad, seré bueno y rezaré también por esas borregas del Señor, las de la cabaña episcopal, me refiero.
Y naturalmente, a usted le rezo su Avemaría y de paso le deseo una feliz Navidad.
Hay que recordar que San Francisco de Asís, que tiene mucho predicamento, se dedicó a reconstruir la ermita de San Damián pero tenía el problema que era tan pobre que ninguna ayuda material podía dar a los pobres-muy al contrario los pobres le alimentaban a él- es decir que tampoco fue "productivo". Los que ayudan a los pobres tienen por detrás un montón de católicos anónimos que ponen el dinero, incluida la curia romana. Así que menos lobos, Caperucita.
Que pase una Feliz Navidad!
Eso es fácil. Si un medio dice que Jesús no es Dios y que todo cura puede estar presente en un acto intrinsece malum como el aborto, la eutanasia y el suicidio asistido, como sacerdote ministerial o bautismal, en defensa de la fe católica, puede declarar inmediatamente que en el primer y segundo caso, respectivamente, el infractor está en herejía y entonces él está desde ya en excomunicatio latae sententiae non declarata ipso iure et ipso facto, y en el segundo caso, que la proposición va contra una verdad de doctrina, y que su enseñanza está desde ya en suspensio latae sententiae non declarata ipso iure et ipso facto. Y llámese Papa o Pepe...
Tengo buenas y directas relaciones con la Familia Celestial, y créame que deben estar un poco confusos por el comportamiento de parte de sus criaturas.
Sigo sus palabras en el blog. No suelo participar. Hoy se hace presente que Dios cumple su Promesa y Enmanuel es "mucho más" de lo que alcanza la más brillante mente. El último párrafo es la clave de su éxito y del fracaso de quienes escriben de oficio. Quien recibe el "orden sacerdotal" NO puede ser alguien ajeno al Catecismo de la Iglesia Católica, un conculcador de conveniencia del Derecho Canónico, ni ignorar al Magisterio, ni ciscarse en la Iglesia Triunfante mientras inciensa a la Iglesia Militante, sin creer, claro, en la Iglesia Purgante.
Con quienes se encuadran en estas conceptualizaciones, tantos bautizados NO sabemos qué hacer... Ud., con sus brillos y sombras, no parece desorientado y muchos le hemos descubierto. Crea que YO asisto a sus misas sin pueblo, sin faltar un sólo día. ILG. 24.12.2019
Muy querido P. Jorge:
¡Cuánta razón tiene usted al recordarnos la necedad y estupidez de intentar “tapar el sol con un dedo”!
Seguramente, quien intenta taparlo de esa manera tan estúpida es porque, sin darse cuenta, vive atrapado y encerrado en su “pequeña burbuja de cristal” y tiene miedo a perder ese trono tan vacuo que ocupa él en su estratosférica altura.
A mi parecer, ese “vivir en la luna” o en su “burbuja de cristal” es, por desgracia, inevitable en quienes están instalados cómodamente en el poder (tanto dentro de la sociedad como dentro de la Iglesia), aunque, como maravillosamente bien nos recuerda santa María, siempre virgen y Madre nuestra, el Poderoso “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes” (Lucas 1, 52).
Me alegro mucho de conocer los datos que usted nos da sobre las entradas que tienen los distintos medios digitales, y me alegro sobre todo de la sanísima libertad (que “libres nos hizo Dios”, como usted muy bien nos dice) y la enorme “sanidad mental” que manifiestan tener los fieles a la hora de preferir determinados portales.
¡Vivan, pues, el P. García, D. Veremundo, la hermana Társila o don Gil de las Calzas Verdes!
Me parece acertadísima su “receta”, tan clara y tan “al alcance de la cocina de todos”: transparencia, prudencia y hacer las cosas bien.
Y también acertadísimo lo que usted dice a continuación: “Nos viene bien a todos saber que, a la mínima, las redes arden, que hace tiempo que dejamos de ser intocables y que a la gente, también a los nuestros, le ha dado por pedirnos explicaciones”.
También yo creo que convendría esa especie de “Directorio” al que usted se refiere. El cardenal Jean Daniélou lo decía muy bien, como nos lo ha hecho conocer, hace cinco días, el muy perspicaz blog de La Cigüeña de la Torre (https://infovaticana.com/blogs/cigona/la-crisis-de-la-vida-religiosa-vuene-de-lejos/).
Aunque, en aquel momento, el citado cardenal hablaba propiamente de “la crisis de la vida religiosa”, los remedios que él proponía valen también, creo yo, para todos los hijos de la Iglesia.
Decía en concreto el cardenal Daniélou: “Pienso que la solución única y urgente (para superar la crisis de la vida religiosa) es que se paralicen las falsas orientaciones que se difunden en algunos institutos. Para esto, es necesario paralizar todas las experimentaciones y todas las decisiones contrarias a las directrices del Concilio; prevenir contra los libros, revistas y congresos en los que se ponen en circulación estas ideas erróneas; restaurar íntegramente la práctica de las Constituciones con las adaptaciones pedidas por el Concilio. Allí donde esto parezca imposible, creo que no se puede rechazar a los religiosos que deseen ser fieles a las Constituciones de sus órdenes y a las instrucciones del Vaticano II de constituir comunidades distintas. Los superiores religiosos están obligados a respetar este deseo conciliar”.
Y, a continuación, con sana y justa preocupación, y con gran visión de futuro, añadía el mismo cardenal: “Estas comunidades deben estar autorizadas y deben tener casas de formación. La experiencia mostrará si las vocaciones son más numerosas en las casas de estricta observancia o en las casas de observancia mitigada. En caso de que los superiores se opongan a estas peticiones legítimas, está ciertamente autorizado que se recurra al Sumo Pontífice”.
Por otro lado, también a nosotros, sus queridos lectores, querido D. Jorge, nos tocaría, creo yo, lo mismo que dice usted para usted mismo y para sus compañeros blogueros.
Es decir, nos tocaría saber movernos entre “la opinión sincera y en conciencia con muchísimo respeto a la institución y a los demás fieles, nuestros hermanos”.
Para terminar, relacionado con esto de los “fieles hermanos”, le cuento una chispeante anécdota que ocurrió hace bastantes años, entre dos frailes ya fallecidos y “a cada cual más despierto”, que vivían en la misma comunidad.
Después de un “rifirrafe”, uno de los frailes le dice al otro con intención de “amigarse”:
- Bueno, Manuel, al fin y al cabo Cristo nos dice que somos hermanos.
A lo que el otro le responde rápidamente:
- Hermanos sí lo somos, porque Él lo dijo, pero no amigos.
Nada más por hoy, querido P. Jorge.
Agradezco de corazón los comentarios de “Desde Valencia”, Doiraje, Jesús y Palas Atenea.
Un fuerte abrazo para usted y para todos sus lectores.
José Mari, franciscano
Posdata: También me ha ayudado el doble comentario de “estoy cansado”, aunque a mi parecer es evidente (¡para el que tiene ojos!) que la Iglesia católica es la que tiene el único mensaje realmente eficaz y realmente novedoso, aunque sus mensajeros nos convirtamos en ocasiones en “falsos profetas” y seamos siempre “trompetas no del todo afinadas”.
¡Felicísima y santa Navidad a todos!
"profesionales " del teclado , casi siempre los mismos,ejercitan sus fobias. Y para que seguir...
Muy querida Martinna:
¡Cristo sea bendito en su corazón y en su casa, y otro tanto ocurra en mi corazón y en mi convento!
Tengo ya 66 años, y ojalá Dios me conceda ser un día un “joven suyo”, como usted bien lo dice.
Porque, intuyendo mi edad biológica y viendo mis canas presentes hasta en las cejas, lo cierto es que, por la calle, en distintas ocasiones, los jóvenes y los niños llaman (¡con razón!) “abuelo”.
De hecho, para mi edad, mi querido padre tendría, supongo, en torno a 15 nietos, ya que tengo la dicha de pertenecer a una familia muy numerosa (14 hermanos) y ocupo el sexto lugar, dentro de la serie (por delante de mí, tengo cinco queridísimas hermanas).
Respecto a la edad, me parece genial lo que dice el principal de mis tres directores espirituales. Le diré su nombre, porque estoy seguro de que usted le conoce de sobra. Se llama Pío de Pietrelcina que, a mi parecer, es, no solo un grandísimo santo, sino un sapientísimo y profundísimo director de conciencia.
Respecto a la edad, él dice lo siguiente a una de sus múltiples hijas: “Ánimo, mi querida hija; tienes que cultivar atentamente ese corazón bien formado (que tienes) y no ahorrar nada que le sea útil para su felicidad. Y si es cierto que esto puede hacerse en todas las etapas de la vida, es decir, en toda edad, la edad que tú tienes es la más apropiada”.
Esto lo dice él en el maravilloso librito “Buenos días” (San Pío de Pietrelcina), que usted podría conseguirlo, si lo desea, llamando (preferentemente, los sábados por la mañana) al teléfono 91.429.32.66.
Es un librito muy barato (se lo enviarían contra reembolso y le costará, creo, menos de 10 euros), que contiene una frase para cada día del año.
La frase que le he copiado corresponde al día 16 de este mes de diciembre.
Respecto a eso de que sigo “fielmente al Señor”, no es así, y mi confesor lo sabe muy bien, así como también lo saben perfectamente mis tres directores espirituales.
Nada más por hoy, muy querida Martinna.
Gracias por su cariño y afecto.
Un fuerte abrazo:
José Mari, franciscano
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