El silencio del miedo
No sé si es virtud o defecto, según a quien se pregunte, pero tengo que reconocer que en un servidor se dan dos características de la personalidad de manera notable. La primera es que he de reconocer que uno para diplomático no sirve. Conozco gente capaz de acomodarse, disimular, sonreír a todo el mundo, quedar bien con todos, saber decir a cada uno y en cada situación lo que conviene y desean escuchar. Soy incapaz. No me sale. Lo que me gusta, me gusta, lo que no es no y lo de según, pues según queda. Ni sé disimular ni lo intento.
La segunda cosa que me pasa es que tengo por costumbre, vicio o manía decir exactamente lo que pienso de cada cosa. Lo he hecho siempre.
Ya digo que todo es matizable. Decir con claridad lo que uno piensa, procurando, eso sí, unir claridad y caridad, puede ser virtud de sinceridad o vicio de imprudencia. Ser claro y no disimular es transparencia según unos o ganas de tocar las narices, según otros.
Me sorprende la cantidad de gente, y en este caso de sacerdotes y laicos, que van por la vida con miedo. Nos juntamos los curas, por ejemplo, y no es raro encontrarte con descontentos, cosas que no se comprender, reuniones o encuentros que parecen absurdos. También con ideas pastorales alternativas a lo, digamos, “oficial”. Perfecto. Llega el obispo, llega el vicario o cualquier superior, y aquí nadie dice nada. Por supuesto a esas reuniones que se han tachado de absurdas y sin sentido no falta nadie. Hablar por delante y por detrás.
Servidor es el bocazas. Pero curiosamente, muchas de las cosas que escribo reciben calurosas aprobaciones de muchos compañeros. Raro es el post que no reciba felicitaciones de sacerdotes de muchos lugares, especialmente de Madrid, algunos incluso con silla en el arzobispado, que me felicitan por, dicen, mi valentía y claridad.
Pero hombre, respondo, tú eres párroco, tú arcipreste, tú estás en la curia, tú podrías… Ya, pero es que, claro, cómo vas a decir estas cosas, yo te felicito, pero yo no sé, si yo tuviera un blog… Eso no es problema, tienes el mío cuando quieras. Y no sé escribir… Vamos, que tienes los interiores en marrón caca.
No lo entiendo, o sí lo entiendo, o se puede entender, o es imaginable. Presbiterio diocesano, todos hermanos con el hermano mayor que es el obispo ayudado por su consejo. No sé cuántas veces he escuchado en reuniones diversas que la base es que todos hablemos con libertad, que seamos completamente transparentes y sinceros, que no tengamos miedo a expresar todo lo que tengamos en la cabeza y el corazón. Curiosamente cuanto más se nos dice, cuanto más se habla de libertad, menos se percibe. Quizá por eso de “dime de qué presumes y te diré de qué careces”.
A mí me resulta tristísimo percibir esa sensación de silencios y miedo que lleva a tantos compañeros a callar, disimular, atrincherarse en su coraza y hacerse expertos en técnicas de supervivencia eclesiales.
Con frecuencia me llegan informaciones de cosas “por si quieres escribir de esto”, y algunas de fuentes especialmente fiables y de indudable solvencia. Qué triste encontrarte con gente tan poco libre. Por qué pasarán estas cosas. Una Iglesia que quiere ser libre, fomentar la transparencia y la confianza y ha conseguido que aquí nadie dice nada. Cada vez menos. Ni aquí ni en Roma. Me dicen que en Roma todavía menos.
25 comentarios
El miedo es humano, pero como Cristianos tenemos que ser mas fuertes que el miedo y ser testigos de la verdad.
En España ha habido una gigantesca claudicación de conciencias por el lado del "no hacer nada". Aquí cada uno va a lo suyo, menos yo que voy a lo mío... que dice el aforismo. Pero entonces ¿ Quién mira por el interés general ? ¿ Quien mira por el bien común ? Algún loco como D. Jorge González Guadalix y D. Jesús Candel.
Parece que ha estado muy escasa de 6 años para acá, unos pocos la tienen, podemos incluir a Viganó, el Santo Padre Emérito, los firmantes de la dubia.... y no muchos otros mas.
1. No se trata tanto de ponernos a criticar y decir todas las cosas que se hacen mal en la Iglesia que son unas cuantas. Y en cierto modo en vez de crear unidad. Lo que creamos es divisiòn.
Se trata de dar testimonio, ofrecer nuestra ayuda y disposiciòn, ser coherentes con nuestra vida y nuestra fe. Porque al final, nadie nos va a recordar por nuestras palabras, si no por nuestros hechos.
Y usted es un gran ejemplo y modelo de lo que es ser un buen sacerdote.
Incansable trabajador con tantos pueblos que atender, enamorado de Dios que le presta especial dedicaciòn y la solemnidad que se merece a los sacramentos y por ùltimo enamorado de la Virgen. Con esos rosarios y ave marìas que le dedica a nuestra madre del cielo.
Si al final estos presbìteros y personas que permanecen en silencio por miedo vivirian como usted. Se harìa presente en la tierra el Regnum Christi.
Venga tu reino Señor. Santa marìa ruega por nosotros. Un abrazo padre. Rezamos por usted.
No tan sencillo este problema.
Cristo dice claramente: "La verdad os hará libres". S. Juan 8, 32.
Pues desde los miedos a perder el trabajo por decir la verdad hasta las matizaciones farisaicas por quedar bien con todos el trecho y olvido de la Palabra es largo.
Ciñéndome al tema que propone D. Jorge:
Si desde el Vaticano se ha misericordeado a tantos por decir la verdad quien más quien menos entre los clérigos pensará: Tal es el amo, tales los siervos de su cuerda.
Sin olvidar tampoco los casos de curas funcionarios que no funcionales. Que gracias a Dios son los menos.
Es cierto que cuando te dicen ''hablen con claridad....'', mal asunto. Lo único que puedo decirle es que el Señor lo ayude siempre.
“La misión de la Iglesia es enseñar auténticamente la verdad”. San Juan Pablo II
“La confusión creada en los fieles, termina por deformar la conciencia. Una conciencia falsa es una fuerza destructora. Pecar no solamente es negar a Dios, sino vivir como si Él no existiera”. San Juan Pablo II
No es suficiente decir al hombre: “sigue siempre tu conciencia”. Es necesario añadir enseguida y siempre: “pregúntate si tu conciencia dice verdad o falsedad, y trata de conocer la verdad incansablemente”.
Si no se hiciera esta necesaria puntualización, el hombre correría peligro de encontrar en su conciencia una fuerza destructora de su verdadera humanidad, en vez de un lugar santo donde Dios le revela su bien verdadero.
Es necesario “formar” la propia conciencia. El cristiano sabe que en esta tarea dispone de una ayuda especial en la doctrina de la Iglesia. “Pues, por voluntad de Cristo, la Iglesia católica es la Maestra de la verdad, y su misión es exponer y enseñar auténticamente la Verdad, que es Cristo, y al mismo tiempo declarar y confirmar con su autoridad los principios del orden moral que fluyen de la misma naturaleza humana” (Dignitatis humanae, 14). (Juan Pablo II, Audiencia general, 17 de agosto de 1983).
Pero diré algo, por conveniencia, ya que soy miedosa,. Que también los apóstoles tuvieron miedo, el mismo Cristo tembló y rogó porque Su Padre no le diera a beber ésa copa amarga, ! qué se espera de nosotros, viles mortales!, Ya Dios , en su gran misericordia, nos infundirá el valor necesario, a la hora precisa, en el momento que El disponga, y seremos, con Su gracia, valientes.
Monseñor Chaput habla de que el sexo ocupa páginas y paginas de los periódicos y gran parte de la política pero que los funcionarios en sus ratos libres jamás hablan de él porque tienen miedo a que sus opiniones sean consideradas sexistas u homófobas y eso les traiga consecuencias. Esta es en este momento la herejía castigada, tanto dentro como fuera de la Iglesia, aunque no es la única, y, ante eso esta sociedad "libre" calla. Quién más quién menos tiene hijos que alimentar, un puesto que cuidar o una subvención que proviene del estado, así que chitón.
Esto lo digo yo que soy totalmente extrovertida. Por eso tengo mucha experiencia de los malos entendidos que se dan, sobre todo con personas que su especialidad es tomarse las cosas de la peor manera. Me estoy refiriendo a personas de iglesia no a grupos mundanos. Por esto sigo extrovertida y sincera pero no comento todo lo que pienso, en lugar de decirlo, lo pongo en oración y pido al Señor que nos ayude, porque la comunidad Cristiana no se ve ni se siente, solo nos la creemos por Fe, con esperanza y caridad.
Ud. tiene el temple y la fortaleza que le da la fidelidad a la doctrina de Jesús para ejercer su ministerio sacerdotal como Dios manda
"A los tibios Dios los vomita"
Jesús y la Stma Virgen lo asisten y protegen
Un saludo afectuoso, Irene,desde Buenos Aires
Sus Tres Avemarías
Tiempos difíciles en que el concepto del bien y el mal está muy cambiado y la hipocresía campa a sus anchas.
Dios lo bendiga. Paz y Bien.
El ambiente eclesial es muy complejo. Vd. puede actuar en conciencia como le parezca, pero no se puede poner de ejemplo, ni animar a que otros le imiten, porque las palabras tienen consecuencias que hay que valorar.
Mentir está siempre prohibido, decir la verdad no es obligado, es lícito muchas veces callar. La elección moral de cuando y cómo hablar no se resume en las formas con las que Vd. las expresa.
¿Qué objetivo tiene al protestar contra las "verdades" que a Vd. tanto le molestan?. Si todos hicieran lo que Vd. hace, ya le digo que en ese su presbiterio diocesano de hermanos acababan a puñetazos y con denuncias en la guardia civil. ¿Se creen mejores que los feligreses de a pie?, pues anda que no hay familias ejemplares a garrotazos porque no tuvieron pelos en la lengua en decirse las "verdades". Callar soluciona poco o nada, pero hablar con verdad a destiempo, puede empeorar todo mucho más.
No se trata de ir con la sonrisilla del que va diciendo que todo va muy bien y que molamos mucho. Se trata también de comprender que, cuando uno piensa que es necesario decir ciertas cosas, es porque el problema ha surgido cuando otro no ha querido entenderlas desde el principio, no porque no las conociera.
Se trata de gestionar lo que uno se va encontrando de la manera más suave posible, porque no está en su mano cambiar casi nada. Eso si, sin engañarse de lo que tiene enfrente, ni provocar injusticias por omisión. Cuando hay que decir las cosas muy claras, se hace, pero no como uso habitual.
Su actitud puede animar a otros a hacer de profeta sin tener en cuenta el coste, sin reflexionar si merece la pena, sin ponderar las ganancias y las pérdidas. Y lo digo por propia experiencia, que he sido y tengo fama de criticador y murmurador por decir las cosas en tiempo y forma. Incluso, he perdido amigos por comentarios muy leves de ciertas actuaciones graves de terceros.
No olvide tampoco que hay que ser un experto jurista para criticar de forma pública. Lo que un simple ciudadano considera opinión, resulta en muchas ocasiones un delito de vete a saber qué. Y los hay condenados con CARCEL, por decir esto o aquello. Si hombre, que todos hablan de misericordia y perdón, pero si tengo que meter a un pobre diablo pena de cárcel porque me lo ha puesto a huevo y no se ha dado cuenta, pues no me lo pienso. O multas. O despidos. Eso si, con individuos del montón. Así que, me parece un tanto ingenuo afirmar por su parte que le parece triste "percibir esa sensación de silencios y miedo" como si no hubiera motivos para ello. A mi me parece lo más normal del mundo tener miedo en un ambiente que, como te pille mal, te revienta la vida.
Por otra parte, el oficio de Juan el Bautista está bastante desprestigiado. No es cierto eso de que nadie diga nada. Lo que ocurre es que los que hacen de Juan suelen tener mal defendida su propia casa y lo saben. El movimiento al que pertenecen hace cosas que les dejan mudos y en evidencia en el cara a cara (en un blog es fácil censurar y quedar como un fenómeno), o sus parroquias no son ejemplos de nada. Si hay que criticar, pues desde casita, no en un lugar donde te den de tu propia medicina.
Cuando un enfermo tiene un mal incurable, lo mejor es aceptarlo y aplicar los cuidados paliativos que correspondan. Eso implica, ni negar la realidad, ni aplicar medicinas agresivas que no van a curar nada y van a tener problemáticos efectos secundarios.
Más vale ponerse en guardia cada uno, que hay no pocos que por mirar demasiado la casa ajena, dejan la suya peligrosamente desantendida.
Sería el colmo de una falta de fe total, ¿Dónde una Madre como la Virgen María nos iba a abandonar después de tanto pedirle ayuda?
Si yo hubiese ido a las reuniones encolerizado, ¿de qué hubiese servido empezar a echar espumarajos y decir todo lo que se me pasase por la cabeza? Está bien demandar libertad de opinión y poder expresar sus buenas y malas perspectivas. Pero siempre con el objetivo de acercarnos al Buen Dios. Quejarse por quejarse es tontería.
No suelo comentar, pero me gusta ver lo que se comenta, y Vd. es una de las personas más activas en ese sentido y con no pocas polémicas.
Debería leer con más calma y atender a lo que se dice, saca conclusiones demasiado precipitadas y que, como ahora, le impulsan a decir cosas sin sentido en algunas ocasiones.
Ni Juan ni mucho menos Jesús tenían desprotegida su casa. Nadie podía acusarles de lo mismo que ellos acusaban, ni mucho menos de cosas peores. Ni siquiera de lo más nímio, por supuesto.
Pero no faltan los que se suman con fuerza a eso de ser Savonarola, si esta comparación le resulta más apropiada, y resulta que su grupo acumula cientos e incluso miles de acusaciones nada edificantes. Pero, oiga, todas, toditas, falsas, sin fundamento, exageraciones, infundios del demonio, que hay mucho desagradecido y enemigo por ahí.
Mire, yo sé que a Vd. le gusta polemizar pero a mi poco, la verdad. Y resulta poco grato además debatir con alguien que saca punta de dónde no hay a cualquier comentario que no se ciña a su visión de las cosas.
Si a Vd. le gusta discutir y que se discuta, bien. Pero no venga con ironías y faltas de respeto a quienes tenemos otra forma legítima de ver el asunto.
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