La iglesia de Cándido, Luisa y Juanita
Apañados estamos como nos pensemos que la Iglesia se mantiene viva gracias al colegio cardenalicio, la conferencia episcopal, el plan diocesano de evangelización, los encuentros en la catedral, la ecología integral, la alianza de civilizaciones y la comunión interreligiosa.
Apañados si nos creemos que la Iglesia en Braojos, por ejemplo, por citar el mayor de mis tres pueblos, está viva porque se llena la ermita el día de la fiesta, hay concurrencia en la procesión del Cristo, un grupo para celebrar San Isidro y llenos en los entierros. Pan para hoy y hambre para mañana.
El pasado sábado, en el encuentro de Braojos y la virtual parroquia de San José de la Sierra esto dije, entre otras cosas, en la homilía.
La Iglesia en Braojos se mantiene por otras cosas. Por Cándido, sacristán voluntario de siempre, que, con frío o calor, en invierno y verano, abre el templo, toca las campanas, prepara todo, ayuda con devoción en misa, reza y lo que se tercie. Se mantiene gracias a Luisa y Juanita, una ya incluso bisabuela, que no faltan a misa cuando tenemos, rezan el rosario, aman a la Virgen y están disponibles para Cristo y su Iglesia. Hay que ver a las dos con sus botas altas desafiando a la nieve en los días malos de invierno para acudir al rosario y la misa o poner unas flores a la Virgen. No voy a decir más nombres. Los que habéis pasado por Braojos, algunos hace apenas unos días, los conocéis.
En las parroquias medio normales (digo medio normales en número, no en otra cosa) tienen o deberían tener un consejo pastoral. Yo lo he tenido siempre. En el consejo suelen estar los que yo llamo “activistas parroquiales”, es decir, la persona experta en liturgia, el o la catequista, alguien de Cáritas, algún joven, representante del coro… eso, activistas, y demasiadas veces activistas en el peor sentido de la palabra: gente que hace muchas cosas como aquella ardilla de Iriarte “Yo soy viva, soy activa, me meneo, me paseo, yo trabajo, subo y bajo, no me estoy quieta jamás”, y a la que hay que responder desde la misma fábula: “Tantas idas y venidas, tantas vueltas y revueltas (quiero, amiga, que me diga), ¿son de alguna utilidad?”.
No es extraño que en los consejos haya gente de todo tipo excepto los Cándidos, Luisas y Juanitas de cada día que son los que de verdad sostienen la Iglesia. Cuántas veces no hemos visto a esos activistas, que digo, que pasan de hacer todo a desaparecer de la parroquia o incluso de la Iglesia porque no les va el cura nuevo, no se hacen las cosas a su estilo o el obispo es demasiado carca, demasiado progre o demasiado obispo para sus personalísimos gustos.
Cándido, Luisa, Juanita y todos los demás de su estilo siguen siempre porque han descubierto que el centro de su vida es la fe en Jesucristo vivida en la Iglesia católica, y que eso es la clave, y que a lo mejor el cura hoy tiene sus manías, pero es el sacerdote y sus misas valen, que de eso se trata.
Maruchi la del coro, Manolo de Cáritas, Ángel del catecumenado, sor Pepi de economía, Carlos el catequista y Vero, monitora perpetua, cortan el bacalao, mandan, deciden, organizan y cuidadito porque si se cabrean se largan por falta de democracia interna, que consiste en que o se hace lo que ellos dicen o se acabó la fidelidad al evangelio.
Cándido, Luisa y Juanita no se van. En su sencillez atesoran la tan elogiada sabiduría ya desde el antiguo testamento. Estos tres, en los que quiero reconocer la entrega de algunas personas de esta parroquia de Braojos, son hoy la clave y la base de la Iglesia. Podremos tener grupos, consejos, iniciativas y ocurrencias. El día que estos se vayan, será el momento de echar el cierre a nuestros templos, donde se seguirán celebrando encuentros, romerías, comuniones y funerales… pero faltarán la fe diaria que hizo y hace grande la Iglesia.
23 comentarios
Y seguro que no necesita de muchas reuniones para poner orden y acuerdo en lo que hay que hacer. Incluso ninguna. Uf, ahora que lo pienso: pobres de los modernos curas sin discreción, atragantados de tanta pastoral, pedagogía, espiritualidades varias...; terminan rodeados de activistas y cargados de reuniones sin fin para que todo siga yéndose un poco más al garete. En el pecado de sus justificaciones pastorales lleven la penitencia y que el Señor no les pida más por malos administradores.
GRACIAS
Incluso ahora, a pesar de la crisis de toda índole que atraviesa la Iglesia por todas sus costuras, el Espíritu regala multitud de carismas para hacerla vivir y revivir. De lo contrario, ella no podría subsistir (y no sólo subsistir, sino brillar de un modo magnífico) durante estos dos mil últimos años. Tan horrible e ineficiente sería una Iglesia sólo compuesta por cardenales, o por catedráticos de Teología, o sólo por monjes contemplativos o sólo por misioneros, como la formada sólo por los cándidos, las luisas y las juanis. Repito, con todo mis respetos hacia su labor encomiable e imprescindible.
Lo verdaderamente grande de la Iglesia es que a ojos de Dios todos somos importantes en nuestra labor. Los adjetivos, los juicios sobre la grandeza o humildad de un servicio, los suele poner el hombre. Pero Dios no piensa como nosotros... Afortunadamente.
Que estas cosas también pasan.
Cándido, Juanita y Luisa, seguirán teniendo su fe en Jesucristo como centro de sus vidas y vivirán su fe en la Iglesia Católica, pero tendrán más tiempo libre y, de paso, no tendrán que aguantar las manías del sacerdote.
De todos modos, Don Jorge, le agradezco muchísimo sus reflexiones.
Pascual dejó la Iglesia cuando se salió de fraile agustino y aunque le invitamos al encuentro, a la comida, hizo como que aceptaba pero no estuvo, se iria a su casa solo, su mujer e hijos viven en Madrid y no quieren pueblo para nada. Tiene un proyecto iniciado que no finaliza porque ¿Para qué?
Cándido echa mucho de menos a su mujer que murió hace poco y era muy querida por todos en el pueblo y en la Iglesia... Tiene con él a Dios, su familia, amigos que le quieren, no está solo, continua en la iglesia agusto con lo que hace.
Dos personas semejantes del mismo pueblo que podrían tener vidas muy parecidas y sin embargo bien distintas.
Las personas me llaman la atención, me hacen pensar, de alguna manera me sirve para aprender, ¿Será la costumbre de oír parábolas?...
Es extraño que los católicos modernistas que, supuestamente, son más abiertos que los cuadriculados como nosotros, disculpen los pecados pero son incapaces de ver una virtud. Si unas personas durante toda su vida acuden a sus deberes para con Dios o los hombres ves en ellos Lealtad y Fidelidad, dos hermosísimas virtudes. Normalmente los leales o fieles suelen tener pocos altibajos, son resistentes a la rutina y, por eso mismo, más serenos. Es una cuestión de tener claras las prioridades.
Pues si es necesario en las iglesias de las ciudades tener personas seglares de confianza que suplan la falta de sacristanes cuanto más en parroquias rurales donde el cura ha de desplazarse de una a otra.
La escasez de sacerdotes no es ninguna broma. En algunos pueblos ya los Domingos no se tiene Misa sino Oficio ya que el cura sólo puede desplazarse una vez al mes. Y la Liturgia de la Palabra la dirige un seglar de probado amor a Dios y fidelidad a la Iglesia.
Y leo aquí algunos comentarios que además de transmitir una superficialidad repugnante están completamente fuera de lugar.
Por amor a Dios, D.Jorge es sacerdote de tres pueblos en los que el mayor reúne 25 personas en la Misa del Domingo. Son pueblos que salvo milagro terminarán desaoareciendo y algunos se dedican a plantearse que "cuando llegue un cura joven...". ¡Qué cabecita! Lo normal es que D. Jorge sea el último cura que tengan esos pueblos como tal. Y con mucha fortuna el siguiente cura celebrará Misa en el pueblo más grande ( creo que es La Serna). para los tres pueblos.
Esa es la cruda realidad salvo milagro, un poquito de respeto, por amor a Dios.
“Toma ya”...
Leo los comentarios y digo:
Pues, Emilio, sacerdotes llegan que vuelven locos a todos...
Y, un día, se marchan....
Hubo feligreses, que dejaron de asistir a la parroquia.
Y nunca volvieron.
Pero los Cándidos, Luisas y Juanitas; no dejaron de asistir.
Más a gusto, o más a disgusto. Pero siempre están. Para lo que se les necesite.
Un ejemplo que yo he visto.
Está la mujer que lleva toda la vida rezando el rosario. Que lo “dirige” cuando no está el cura. (Que son las más de las veces).
Y un día, al final del rosario, (delante de todo el mundo), le dijo uno de los párrocos:
“Cuando reces este trozo dilo de esta otra manera...” (La corrigió en algo irrelevante)...
Ella respondió:
“Se hará como usted dice.”
Yo sé, que hay fieles, que NO SE VAN.
Les trate el párroco como les trate.
Porque no se puede “vivir la fe en la iglesia católica”, sin participar de la vida de una parroquia o comunidad.
Y, además, a dónde van a ir.
Sólo dentro de la Iglesia las palabras de vida eterna, se hacen verdad.
Nadie dice que no haya que cuidar la naturaleza. Pero con la que esta cayendo en la Iglesia la ecología no es el principal problema.
Y eso sin tener en cuenta que Sorondo y Bergoglio se han abonado a la agenda calentóloga, que afirma que el principal agente de cambio climático es el C02, algo que no esta comprobado. Es mas puede que sea mas contaminante el metano o las manchas solares. Deberías informarte un poco. Un buen cristiano debe de ser frugal y educado, y eso pasa por cuidar todo, y por supuesto la naturaleza y no ensuciar ni con procesos industriales, ni en su vida personal.
Por cierto tu sabes sin mirar en Wikipedia la diferencia entre un ecosistema abierto o cerrado?
O sabes distinguir si vas por el campo la diferencia entre un tomillo o una digitalis?
O sabes en que se parecen un erizo y una musaraña?
Te lo digo porque estoy harto de gente que habla de ecología y no tiene ni idea de biología.
- La discreción de los fieles de Braojos.
- De la naturalidad con que se percibe su acogida y amabilidad y que me supo a algo así como "Comunión de los Santos de tejas abajo".
- El mantenimiento y conservación de ese patrimonio religioso-cultural de transmisión oral, como las quintillas entre las estaciones del Vía Crucis, con sabor de siglos pasados.
Cándido, Luisa, Juanita y .... benditos seáis.
Vivimos en un mundo tan artificial que no es fácil captar la belleza de los detalles sencillos.
Usted refleja su amor hacia Dios y hacia todo lo sagrado, así como a parroquia y parroquianos.
Eso se contagia y los feligreses responden de la misma manera. Precioso, ya digo.
Avemaría.
Por experiencia sé lo difícil que es combinar en una misma persona el incensario y la naveta. Y va él y se atreve con cuatro utensilios litúrgicos. ¡Enhorabuena!
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